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Pilar Montero de Espinosa, en una sesión de la escuela de esta semana. :: j. V. Arnelas
El SES premia la escuela de peso del centro de salud El Progreso

El SES premia la escuela de peso del centro de salud El Progreso

Las participantes se convierten después en maestras que ayudan a sus vecinos a perder peso y a llevar una alimentación saludable

Antonio Gilgado

Badajoz

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Lunes, 30 de abril 2018, 07:51

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El centro de salud El Progreso fue de los primeros en apostar por el modelo comunitario de atención primaria. Su filosofía es muy clara: convertir a los vecinos del barrio en agentes que promueven la vida sana porque de esa forma mejoran su propia salud.

Arrancaron en el 2004. Elaboraron un estudio muy detallado sobre hábitos y estilo de vida y detectaron que en muchos casos se repetía una alimentación inadecuada, muy alejada de la recomendable dieta mediterránea. Evidentemente no es algo exclusivo de este barrio de Badajoz, pero en el centro de salud decidieron actuar para corregirlo.

Dolores Fernández, la enfermera del centro entonces -ya jubilada- empezó a trabajar con los usuarios que demandaron ayuda para perder peso. Tras estos primeros años ofreciendo consulta individual, en el 2012 pasaron a grupos de interesados por mejorar su alimentación. Crearon, lo que después llamaron Escuela de Peso.

El mismo modelo ha sido exportado a los institutos, con chicos que fomentan la alimentación saludable

Mujeres de entre treinta y sesenta años es el perfil más repetido entre las participantes. Pilar Montero de Espinosa es la enfermera que se encarga ahora de esta particular iniciativa. El grupo, explica, no se limita solo a informar y orientar sobre la dieta mediterránea, también trabajan para que en un futuro sus integrantes formen a su vez otros grupos de y trasladar a los demás su experiencia. En la última sesión de cada ronda evalúan el taller para comprobar si realmente les está ayudando y además preguntan si quieren convertirse en maestras de las nuevas escuelas de peso. La mayoría acepta, según la enfermera. Consiguen, por tanto, el objetivo comunitario de incrustar en el barrio a vecinos dispuestos a fomentar la vida sana entre los demás.

El SES reconoció la semana pasada el trabajo de Pilar Montero de Espinosa al frente de este proyecto en El Progreso. La directora general de Salud Pública, Pilar Guijarro, le entregó el pasado jueves el Premio a las Buenas Prácticas de Educación para la Salud 2017.

En el SES también reconocieron la labor de Dolores Fernández y el papel que ha tenido en su desarrollo la pedagoga Gloria González.

«Queríamos ir más allá -explica la enfermera- lo importante es que hay gente que ha salido de su entorno». Muchas están dispuestas a compartir con los demás su experiencia y aunque no son sanitarias están preparadas para asesorar a las demás. Ahora dirigen sus propios talleres con la ayuda y el respaldo del personal del centro de salud. Con Pilar ahondan en cuestiones de alimentación y con Gloria las cuestiones pedagógicas, desde dinámicas de grupo hasta técnicas de resolución de conflictos . «Es una suerte que el centro de salud tenga una pedagoga porque podemos afrontar varios frentes», explica Pilar.

La mayoría de las participantes adelgazan tras las sesiones y para evitar las recaídas mantienen reuniones cada seis meses.

La intención es que el cambio de hábito no se limite solo a la decena de clases de la escuela de peso, sino que se mantenga en el tiempo. También esperan que en las próximas ediciones se sumen más varones. Las mujeres suelen ser mayoría en los programas y actividades que organiza el centro de salud y en la escuela de peso también se mantiene esta tendencia.

Veinte participantes

En cada grupo hay más de veinte participantes. Se reúnen en diez sesiones de noventa minutos en las que se trabaja la motivación, la autoestima o las emociones que influyen en la alimentación. Para mejorar la gestión de los nuevos grupos, las maestras veteranas suelen también trabajar con las que se incorporan a la escuela.

Tras seis años repitiendo la experiencia, Pilar entiende este proyecto como un recurso más de la cartera de servicios que presta la sanidad pública en el barrio. Ahora, explica la enfermera, cualquiera en el barrio que tenga la necesidad de perder peso sabe que cuenta con un servicio gratuito que se presta aquí y en el que colaboran además sus propios vecinos.

El premio que entrega el SES por las buenas prácticas en la educación para la salud está dotado con dos mil euros. Pilar Montero de Espinosa anunció cuando se lo entregaron que lo donaba íntegro al proyecto comunitario para seguir mejorando los programas de promoción.

Además, hay varias iniciativas paralelas con las familias, como un grupo de madres, por ejemplo, que enseña en los colegios a los niños cómo deben ser los desayunos saludables.

El mismo modelo lo han exportado a los institutos. En este caso, varios chicos han trabajado por separado la promoción de la vida saludable y después se lo explican a sus propios compañeros.

El trabajo en red entre sanitarios y usuarios forma parte de la filosofía de trabajo que implantó en 2004 este centro de salud. La gestión en comunidad la han adoptado después otras zonas de salud de la ciudad.

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