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Entrada principal a la urbanización Dehesilla del Calamón, en la carretera de Valverde. :: J. V. Arnelas
El peligroso acceso a la Dehesilla del Calamón contará con una glorieta

El peligroso acceso a la Dehesilla del Calamón contará con una glorieta

La Junta invertirá 743.000 euros en ensanchar el tramo que va desde Sancha Brava hasta la urbanización

A. GILGADO

BADAJOZ.

Lunes, 25 de septiembre 2017, 07:47

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La rotonda de la gasolinera BP en la entrada a Las Vaguadas ejerce de límite natural de la ciudad. Hasta allí llega la gran avenida de cuatro carriles y acera ciclista que parte desde el Carrefour.

Se construyó en 2009 y costó 6,6 millones de euros. Ya entonces, en la Dehesilla del Calamón pidieron que la obra se prolongara hasta su urbanización. De esa reclamación se acuerda Eugenio Martín, uno de los residentes fijos en la Dehesilla. Cuenta que incluso hubo alguna reunión con el entonces consejero de Fomento para explicarle sus necesidades. Más de seiscientos chalés y casi cuatro mil vecinos en verano eran su argumento. «Aunque hay muchos de fines de semana y verano, cada vez somos más los que estamos aquí todo el año y vamos y venimos a Badajoz».

La obra que adjudicó la semana pasada la Junta para desdoblar los dos kilómetros entre Las Vaguadas y la Dehesilla no es una novedad para muchos. La esperan desde hace tiempo.

Llevan esperando una entrada segura desde que se desdobló la avenida de las Vaguadas en 2009

Al continuar en dirección Valverde después de la BP empieza un trayecto tortuoso lleno de curvas, contracurvas, firme en mal estado y sin arcén. No extraña, por tanto, que al revisar la hemeroteca recoja siete accidentes graves en los últimos cinco años en la Ex-310.

El problema viene porque más allá de Las Vaguadas se han levantado urbanizaciones, casas de campo, funcionan varias empresas y se explotan fincas de ganado. En casi todos los casos hay un acceso a la carretera. Con 743.353 euros se busca reordenar y mejorar la seguridad.

La actuación empieza a la altura del antiguo cuartel de Sancha Brava y se extiende hasta la entrada a la Dehesilla del Calamón por la Venta El Rocío.

Dos kilómetros, -del 4 al 6- en los que hay una veintena de accesos y un goteo continuo de coches. En estos dos kilómetros se encuentra el club social de los militares, el centro hípico Sancha Brava, el vivero Mandyplant, el desguace de coches Cordons-Orts y la urbanización Dehesilla del Calamón.

A esto hay que sumar el tráfico del cementerio o el de otras colonias más lejanas como Campo Pinos.

Hasta ahora, las únicas medidas de seguridad para combatir la siniestralidad se limitan a las bandas sonoras en el suelo y a la reducción de velocidad máxima a cincuenta.

Aunque la señalización advierte del peligro, el acceso a la Dehesilla entraña muchos riesgos. Los coches que circulan en dirección Valverde tienen que esperar en mitad de la calzada para entrar.

En el acceso principal, al menos, hay una isleta para maniobrar, pero muchos residentes toman el camino secundario por Mandyplant, lo que obliga a detenerse por completo y confiar en que se haya percatado el que viene por detrás y también frene.

Según los planes de la Junta, los mil doscientos metros entre el antiguo cuartel y la Dehesilla se ensancharán con dos viales paralelos, uno por cada sentido, para que la incorporación desde los laterales resulte más cómoda. La otra gran novedad es la glorieta que se construirá frente a la Venta El Rocío, que servirá para acceder de forma más ordenada y segura a la urbanización.

Marco Santiago, uno de los camareros de la venta, explica que los accidentes son continuos y peligrosos. «Aquí no son muy fuertes porque el que quiere entrar está parado y se ve, pero cuando entran por Mandyplant tienen que frenar en seco». En eso coincide también con Eugenio Martín, al que todavía no se le ha olvidado el choque entre dos coches en noviembre de 2014. «Había en la cuneta un Seat Toledo, como el de mi hija...»

A los que creen que esta obra no es urgente, Eugenio Martín les invita a observar durante una hora el cruce de la Venta el Rocío. Insiste en que se debía haber hecho en 2009, cuando se mejoró el acceso a las Vaguadas porque se dejó fuera a mucha gente.

No es el único que cree que la glorieta llega tarde. Muchos de los que hace unos días estaban en la Venta El Rocío recuerdan todo lo que se habló hace diez años, cuando el desdoblamiento era solo un proyecto y se estudiaba si continuarlo o dejarlo en Las Vaguadas. Incluso se escuchó como alternativa un tercer carril durante los dos kilómetros siguientes. Los cuatro carriles, insisten, resultan necesarios. Ahora, al menos, tendrán una glorieta.

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