El palacio de Badajoz que Godoy nunca pisó
La ciudad le cedió el edificio en 1807 al Príncipe de la Paz, su pacense más ilustre, pero fue derrocado en 1808 y nunca llegó a estrenarlo
La demolición de un muro ha hecho que Badajoz se reencuentre con uno de los edificio más bonitos de la ciudad, el Palacio de Godoy. Sin embargo, su nombre no se ajusta a la realidad. Este inmueble fue una vivienda de la familia Caldera, un hospicio e incluso una cárcel, pero el Príncipe de la Paz no llegó a vivir allí ni un solo día.
Manuel Godoy es el pacense de sangre no real que más poder honores, títulos y riquezas acumuló, según recoge en el libro 'Godoy vuelve a casa: Badajoz y Godoy' el cronista de la capital pacense, Alberto González.
Manuel Godoy Álvarez de Faria Ríos Cáceres Ovando y Sánchez Zarzosa nació en Badajoz el día 12 de mayo de 1767. Estudió en el Seminario de San Atón y con tan solo 17 años se trasladó a Madrid. Su ascenso en la corte de Carlos IV fue meteórico. El monarca incluso lo casó con una prima suya. Fue nombrado secretario de Estado, generalísimo y Príncipe de la Paz cuando logró la paz de Basilea con los franceses.
Tras la demolición del muro de la calle Joaquín Costa, la fachada de este edificio del siglo XVII ha quedado a la vista
En esa época era uno de los hombres más poderosos de España, si no el que más. Alberto González explica que visitó dos veces su ciudad natal «con viajes muy pomposos» y que realizó otras visitas de incógnito. Incluso «se hizo acompañar por el rey y por el resto de la corte».
En esas visitas tanto Carlos IV como Godoy se quedaban en la casa natal del segundo, en la calle Santa Lucía. En la actualidad una placa recuerda el inmueble donde nació el Príncipe de la Paz, aunque no corresponde con el tamaño de la vivienda original, que era mucho más grande y ocupaba casi la manzana entera en su día. Hasta hace unos pocos años, de hecho, había colgada una cadena a la derecha de la puerta y que era el símbolo de que una casa había acogido a un monarca. El recuerdo desapareció y no se ha repuesto.
«Quiero un palacio»
Según el libro 'Badajoz y Godoy' en enero de 1807 Godoy recibió un título más, fue nombrado Gran Almirante de España e Indias. Para exaltar ese reconocimiento, el Ayuntamiento de Badajoz celebró una serie de festejos. Manuel Godoy escribió una carta a la ciudad para dar las gracias por las celebraciones en su honor y, como explica Alberto González, «fue muy sibilino». En el escrito pedía «encarecidamente me designen el sitio donde pueda yo construir, pero capaz de habitarle y que sirva de alojamiento a Sus Majestades quando vayan a honrarnos». El cronista de Badajoz califica el comportamiento de Godoy de sibilino porque el Príncipe de la Paz debía saber que a la ciudad no le quedaría más remedio que buscarle «el mejor palacio disponible en ese momento», asegura Alberto González. Y así fue.
En lugar de cederle un solar, como supuestamente esperaba el generalísimo, le regalaron el ahora llamado Palacio de Godoy. Era un edificio construido en el siglo XVII y que había pertenecido a una familia destacada de la ciudad, los Caldera.
Sin embargo, cuando fue reasignado a Godoy ya no era una vivienda. Los propietarios la habían prestado para ser usada como hospicio, especialmente para niños, porque había un elevado número de menores viviendo en la calle. Además, estaba en mal estado porque fue dañada en la riada de 1796, una crecida que provocó también el derrumbe del puente de Palmas.
Se desconoce en qué estado estaba cuando fue un regalo para Godoy, probablemente el Ayuntamiento la reparó o tenía intención de hacerlo. Pero el Príncipe de la Paz no llegó a estrenarla, ni siquiera a conocerla. En 1808 fue derrocado y en ese año no constan visitas a Badajoz, así que no llegó a disfrutar de su palacio nuevo. Eso sí, el nombre se quedó para siempre.
Godoy perdió todos sus títulos en el motín de Aranjuez. Durante la ocupación de los soldados de Napoleón, el Príncipe de la Paz planeaba trasladar la corte a Cádiz por si debían abandonar el país en barco. El pueblo lo supo y asaltó el Palacio Real. Posteriormente Fernando VII (sucesor de Carlos IV) le responsabilizó de estos hechos.
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El cronista de Badajoz considera que fue la inquina de este monarca contra el pacense la que dejó en la historia una imagen negativa de Godoy presentándolo como un advenedizo que solo tenía poder por su aventura con la reina María Luisa de Parma.
Alberto González cree que la historia reconocerá algún día a este ilustre pacense como un buen gobernante «al que se deben brillantes logros en materia de cultura, educación, ciencias, sanidad, industria, economía, asistencia social, y muchas más», además de lograr la reintegración de Olivenza en España. Nunca lo pudo celebrar en un palacio que, eso sí, ha mantenido su nombre 215 años.
Tras la caída de Godoy, el edificio quedó en manos del Ayuntamiento. Fue un almacén de trigo y en torno a 1900 se convirtió en cárcel para sustituir unas instalaciones anexas a la Puerta del Capitel que estaban en muy mal estado. Mantuvo ese uso 50 años y desde entonces ha sido sede de diversas escuelas.