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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Jam Montoya con el catálogo de su exposición. :: J. V. Arnelas
«Antes era un orgullo ser fotógrafo, ahora es una vulgaridad»

«Antes era un orgullo ser fotógrafo, ahora es una vulgaridad»

Jam Montoya expone fotos de paisajes en la sala Santa Marina de Fundación CB y reflexiona sobre la belleza y el misterio

Antonio Gilgado

Badajoz

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Jueves, 6 de junio 2019, 07:54

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Montoya todavía era un adolescente que vivía en Perú. Una mañana visitó a su amigo Mariano y descubrió en casa un laboratorio fotográfico. Nunca antes había visto algo parecido. Le hechizó el misterio del cuarto oscuro. Positivar, revelar... Más de cuarenta años con la cámara al hombro desde entonces. «La fotografía despertó algo mágico en mí».

Su último trabajo se puede ver en la nueva sala de la Fundación CB en Santa Marina. 'Las cosas del cielo y la tierra' está plagada de imágenes de paisajes. Aclara el autor. Todos inventados que parten de la realidad. En la inauguración más de uno le dijo que pertenecen a países exóticos. «Exótico no es el Cerro del Bote o el Cerro del Viento. Exótica tiene que ser la cabeza». Reivindica una reflexión sobre la belleza y el misterio.

La muestra no se parece en nada a lo que ha hecho anteriormente Montoya. Eulalia Martínez, la profesora de Historia del Arte que prologa el libro del catálogo, destaca en el autor la importancia de ser infiel a uno mismo.

Y Montoya lo hace. Podría seguir el camino que abrió con 'Sanctorum', pero se aleja por completo. «Es una falta de ética permanecer siempre con lo mismo y con lo que sabe que le va a gustar a la gente». Como artista se apunta al riesgo continuo, a buscar nuevos caminos y más en el mundo digital. En el vértigo diario de las ochenta millones de imágenes que se suben en Instagram.

En el 2009 completó la transición del mundo analógico que tanto le fascinó al digital. Descubrió que la máquina lo puede hacer casi todo. Y no quería conformarse con la simpleza de apretar un botón. «Eso lo hace cualquiera».

Montoya reconoce cierto descontento con el tiempo que le toca vivir a su profesión. «Antes uno se sentía orgulloso de ser fotógrafo, ahora se ha convertido en una vulgaridad». ¿Quién no hace una foto hoy día?, se pregunta.

Se vino abajo el mundo mágico del cuarto oscuro. Ahora al fotógrafo le toca pensar más. Demostrar su capacidad creativa más allá del disparo. «Necesitamos imágenes apabullantes, que tengan fuerza».

Al espectador le pide que se acerque a la nueva fotografía con un espíritu pedagógico. Que no se quede en el umbral de lo anecdótico y entre hasta el interior del edificio. En un desnudo polémico hay degradados, transición lumínica... un lenguaje visual que cuando se conoce cambia por completo la percepción de la imagen. «El espectador necesita referencias visuales». Y en eso pide la colaboración de artistas y promotores culturales que divulguen el lenguaje visual. «Para eso están las exposiciones, para que la gente aprenda». También estaría bien, explica, que en los concursos públicos de arte el jurado explicara sus deliberaciones.

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