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Imagen de archivo del Pozo de las Nieves de Salvatierra.
Nieve en Badajoz

Nieve en Badajoz

ALBERTO GONZÁLEZ

Domingo, 25 de agosto 2019, 10:58

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El topónimo 'Nevero' que nombra esa zona deriva, naturalmente, de su relación con la nieve. Hoy acoge un polígono industrial, pero antaño era lugar por el que discurrían la Cañada de Sancha Brava y otros caminos. Uno de ellos el utilizado para conducir hasta Badajoz desde Villar del Rey la nieve que abastecía a la ciudad. De ahí que el camino y el paraje recibieran ese nombre.

Instalación que no faltó en ninguna población importante en el pasado fue el Pozo de Nieve destinado a almacenar este producto para su uso con fines medicinales, gastronómicos, y otros. Torres Balbás señala la posible existencia de uno en la alcazaba ya en época aftasí.

Alburquerque, Mérida, Zalamea de la Serena y otras muchas localidades contaron con ellos.

Aunque ninguno tan espectacular como el de Salvatierra de los Barros, cuyos restos perduran en el paraje de 'los baños del Moral'

El de Badajoz se construyó en 1630; aunque no en la ciudad, sino en Villar del Rey, aldea de su jurisdicción, por ser lugar mejor situado que la capital en la ruta de las sierras del Calvitero y Béjar de donde, a través de Cañaveral, Garrovillas y Aliseda, se traía la nieve apelmazada entre helechos, paja y sal con caballerías que viajaban de noche y descansaban de día para preservarse del calor. La instalación de Villar del Rey, que se conserva muy bien restaurada, consiste en un edificio de gruesos muros y sólida bóveda, bajo el que abre un pozo con angosta entrada para asegurar su aislamiento de la temperatura exterior.

Desde Villar del Rey la nieve se traía a Badajoz, donde se acopiaba como producto estanco en el pósito de la calle San Gabriel y la salinería de la calle llamada de la Sal Vieja (Sepúlveda) derribada en 1996 pese a su valor histórico; y después en la nueva salinería de la calle de la Sal Nueva, o simplemente Sal, luego Arias Montano, donde se vendía al por menor bajo control del ayuntamiento.

El Pozo de la Nieve de Villar del Rey continuó en servicio hasta fines del siglo XIX, si bien desde el XVIII su funcionamiento fue muy irregular por las dificultades para abastecerlo por falta de asentadores. Desde 1850 el hielo empezó a producirse, además, artificialmente, en fábricas locales, como la conocida de los últimos tiempos situada en el Campillo, lo que hizo desaparecer el anterior sistema.

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