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Representación del pasado jueves en la azotea del Casco Antiguo. :: J. V. Arnelas
El microteatro gana seguidores gracias a una azotea del Casco Antiguo

El microteatro gana seguidores gracias a una azotea del Casco Antiguo

Un edificio de Virgen de la Soledad programa dos funciones cada jueves al atardecer y siempre se llena

Antonio Gilgado

Badajoz

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Lunes, 1 de julio 2019, 08:28

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En Sueña Teatro tienen cabida actores profesionales y aficionados de la ciudad. Fátima Vivas es una de sus promotoras. Imparte clases de interpretación, prepara producciones teatrales y saca tiempo para prepararse las oposiciones de Audición y Lenguaje. En Madrid descubrió el microteatro, una importación de Argentina según le contaron.

Comprobó el apego del público a un texto corto y con una escenografía sobria. La crisis cerró salas, enmudeció compañías y encogió festivales. El teléfono dejó de sonar. «Nuetro trabajo bajó a la mitad».

El microteatro fue su forma de enfrentarse al abismo. Si no hay salas ni festivales, hay que llevar el teatro a otros escenarios. Píldoras teatrales que acercan a un público lejano al López. Debutaron en un ciclo por librerías de la ciudad.

«Probamos con una o dos funciones, pero hemos ampliado por el éxito»

Cristina Rivera | Promotora

Las estanterías están llenas de historias que se pueden representar delante del mostrador. «Aquello sirvió para que la gente nos viera y empezaron a llamarnos de otros sitios».

Bares, restaurantes o tiendas de ropa se apuntaron a la experiencia. «Para nosotros supone un reto porque trabajas pegado al espectador, a un metro o menos».

El formato ha encontrado su hueco en la azotea del número 22 de la calle Virgen de la Soledad del Casco Antiguo. Allí tiene su sede Ecosistema W, un vivero de pequeñas empresas con actividades culturales. Probaron suerte hace tres veranos con un par de noches. Se llenó. El año pasado ampliaron a más de un mes. Volvieron a llenar. Así que este verano han programado cada jueves de junio, julio, agosto y septiembre.

Cuatro meses de teatro al fresco y con vistas. Aprovechan que la oferta cultural cae en picado en cuanto cierran los colegios y ofrecen una alternativa a los que se quedan. Fátima habla de cuestión de supervivencia. Su propuesta encajaría en el COC de San Roque -cerrado hasta nuevo aviso- o en la desaparecida Sala Aftasí. Pero ahora toca buscar otros espacios alternativos.

Para la azotea han seleccionado obras de comedia contemporánea.

El pasado jueves interpretaron dos piezas de poco más de veinte minutos cada una. Primero pusieron voz y rostro a un texto del dramaturgo Marc Egea y después representaron un robo sobre el que emerge un caso de corrupción.

En el horno tienen también un texto en el que explotan las fronteras difuminadas entre público y actores. Representan una obra del chileno Raúl Sánchez Macmillan con el público como parte del reparto. «A la gente le gusta formar parte si se trata de algo divertido y distendido no buscamos ponerlos en situaciones comprometidas».

El tiempo dirá si estamos ante una moda o una tendencia escénica, de momento, Fátima se queda con la acogida en una ciudad. «Sabía que podía funcionar».

Lo mismo debió pensar Cristina Rivera. Inquilina en Ecosistema W a la que se le ocurrió sacarle partido a la azotea. Aforo limitado para treinta espectadores a ocho euros. Lleno habitual y muchos repiten. Buscan siempre que la primera pieza sea con luz de atardecer y la segunda ya de noche. Cambio natural del escenario. Entre aplausos se reproducen las fotos de las vistas. La Alcazaba iluminada de fondo y algunos tejados icónicos del Casco Antiguo. Suben aficionados al teatro o grupos atraídos por el lugar. «Hemos notado que los amantes del teatro disfrutan mucho porque lo tienen muy de cerca».

Antes del teatro, en la azotea hubo conciertos. Cristina conoció el éxito que en Madrid o Sevilla tienen los acústicos en terraza para privilegiados y exportó la idea a Badajoz con grupos locales como Cira y Ulises o Willy Wilazo.

La experiencia gustó tanto que pensó en extenderla al teatro. El resto vino rodado. Probaron con algunas función, luego alguna más y ahora todo el verano.

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