«No somos las locas de los gatos, solo queremos ayudar»
Las cuidadoras de las colonias felinas que hay en la ciudad exigen al Ayuntamiento de Badajoz que ponga en marcha el protocolo de esterilización prometido
Ángela Ardila tiene en su casa a Salem, un gato negro que vivía en una colonia. Tuvo que rescatarlo porque alguien lo agredió y, del ... golpe, se le movió el bazo. Varios amantes de los animales dieron dinero para que lo operasen, soportó 50 puntos y ahora es uno más en su casa. Mari Luz Alonso creó un refugio delante de su casa y ahora viven tres felinos allí. Hace poco murió 'Piratina', al que le faltaba un ojo y que, a pesar de ser callejero, se despidió de ella antes de fallecer. Mari Carmen Lozano, por su parte, ha cedido un terreno en su parcela para atender a los gatos rescatados. Explica que hace poco atropellaron a una hembra y la tienen en una caseta porque no había plazas públicas para asistirla.
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Estas tres mujeres, y otras muchas voluntarias de la ciudad, han sido definidas, como ellas mismas reconocen, «como las locas de los gatos». «No somos las locas de los gatos, solo queremos ayudar a los animales», defiende Mari Luz Alonso, quien explica que se dedican a dar de comer a las colonias de gatos que hay en sus barrios. También rescatan a los que están enfermos o sufren accidentes y pagan esterilizaciones para que los grupos no se descontrolen. Todo con su propio dinero.
Hasta hace unos meses Mari Luz, Ángela, Mari Carmen y otras cuidadoras de gatos callejeros no se conocían mucho. A veces coincidían en las clínicas veterinarias para tratar a estos animales. En esos encuentros decidieron unirse y ahora son el colectivo Movimiento Gato Urbano. Su principal reivindicación es que el Ayuntamiento de Badajoz cumpla el compromiso que aprobó el pleno municipal a principios de 2021 de implantar un programa de control felino. La propuesta fue presentada por Unidas Podemos y se aprobó, pero no se ha desarrollado.
Se calcula que en Badajoz hay unas 50 colonias de gatos, aunque pueden ser más porque no hay un censo actualizado. Precisamente ese sería el primer paso en un programa de protección, contar cuántos ejemplares hay. Las voluntarias que actualmente trabajan con estos animales proponen un modelo llamado CER (Captura, Esterilización y Suelta). Se ha aplicado con éxito en distintas ciudades. En concreto desde Movimiento Gato Urbano ponen como ejemplo Córdoba, cuyo Ayuntamiento tiene un convenio con 27 clínicas veterinarias de la ciudad para atender a los felinos.
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La idea en Badajoz es que se reconozca el trabajo de las voluntarias con una acreditación. Un documento que les permita dar de comer y vigilar las colonias, como hacen ahora. Sin embargo, actualmente no cuentan con permiso y en ocasiones incluso son increpadas por otros vecinos. «A mí me han gritado barbaridades por verme dar de comer a los gatos», se lamenta Mari Carmen Lozano.
Insultos y agresiones
En ocasiones reciben insultos o amenazas de personas que están en contra de las colonias. Ha habido casos más graves, como agresiones a los gatos. Han encontrado ejemplares envenenados y también a los han matado con violencia. «A golpes, colgándolos de un árbol o clavándoles hierros», recuerda Lozano muy afectada.
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Desde este colectivo quieren concienciar a los vecinos sobre los beneficios de controlar las colonias. Gracias a la esterilización, no crece el grupo y no hay peleas. Además, los gatos están sanos y tienen ventajas, como ahuyentar a los roedores.
Los gatos ferales (callejeros) no pueden adaptarse a una vivienda, por lo que la única opción es encerrarlos o permitir que estén en la calle, pero controlados, como este colectivo propone. También piden un refugio para los gatos de este tipo que resultan heridos o están enfermos y no pueden volver a la calle.
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En el año y medio que ha pasado desde que se aprobó el compromiso municipal denuncian que solo se financiaron 200 esterilizaciones a finales de 2021. «Todas a la vez. Eso no es efectivo. Lo que hace falta es constancia, poder llevarlos a lo largo del año porque este método solo es efectivo si está esterilizado el 80% de la colonia», explica Alonso, quien añade que el programa de control felino también debe ser fijo, es decir, incluirlo regularmente en los presupuestos municipales.
A este respecto, el Consistorio pacense sí incluyó 50.000 euros en sus presupuestos para el programa de control. La idea de los responsables municipales era crear un convenio con una protectora para su implantación, pero no se ha puesto en marcha por el momento.
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Construyen un refugio en una parcela por falta de plazas públicas
Una de las reivindicaciones de las voluntarias que cuidan de las colonias de gatos de Badajoz es contar con un refugio para los felinos. Lo habitual es que estas cuidadoras alimenten en la calle a los gatos ferales (callejeros) y solo los capturan si deben ir al veterinario porque están enfermos o para esterilizarlos. Sin embargo, hay animales de este tipo que enferman o sufren un accidente y ya no pueden volver a las colonias. Desde Movimiento Gato Urbano denuncian que en Badajoz no hay plazas públicas para atenderlos aunque la legislación establece que los ayuntamientos deben ocuparse de los animales domésticos abandonados.
«Cuando atropellan a un gato llamamos a la policía y al Ayuntamiento para que lo atiendan, pero no acuden», se lamenta Mari Luz Alonso, de este colectivo.
La ciudad cuenta con un centro de protección animal (antigua perrera) que incluye una gatera. Sin embargo afirman que no cuenta con suficiente espacio.
Ante esto las voluntarias han recaudado fondos por su cuenta y están construyendo un pequeño refugio en una parcela que les han cedido. Sin embargo esto no es una solución porque es muy pequeño para el volumen de gatos callejeros de la ciudad.
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