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Pedro Sanabria practicando un ejercicio de calistenia en el parque del río Guadiana. Arnelas
Guadiana, el río que nos une

«En el parque del río practicamos con música sin molestar a nadie»

Pedro Sanabria | Practica y enseña calistenia ·

Nació en un tatami porque sus padres son maestros de artes marciales. Trajo a Badajoz el break dance y ahora la calistenia, disciplina que practica en el parque del río

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Lunes, 25 de enero 2021, 07:09

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La calistenia es tan antigua como la humanidad. Los espartanos se entrenaron para la batalla de las Termópilas haciendo ejercicios en los que solo usaban su propio peso corporal. Pero con música urbana, en grupo y sujetos a unas barras, esta disciplina es de las últimas que han llegado a Badajoz y lo ha hecho de la mano de Pedro Sanabria, un pacense que apoyado sobre dos bastones es capaz de suspender su cuerpo boca bajo apoyado en una única mano.

Este deporte solo aptos para los creyentes del 'no pain, no gain' (sin dolor no hay ganancia) es visualmente tan espectacular que, antes de que las restricciones por la pandemia obligasen a clausurar las instalaciones deportivas del parque del Guadiana, las piruetas de Pedro y los chavales que practican con él eran una atracción que detenía el paso de cualquier paseante.

«Llamamos la atención porque rompemos la naturaleza y ponemos el cuerpo en contra de la gravedad, pero eso también hace que asuste. Al que le guste primero tiene que romper la barrera del miedo y yo animo a todo al mundo a que venga y entre en nuestro círculo, porque a todos le abrimos los brazos».

Pedro llegó a la calistenia hace algo más de tres años, después de que el break dance le pasara una factura alta a su cuerpo en forma de cuatro operaciones de rodilla, costillas y dedos rotos. Fue también uno de los primeros que trajo este estilo urbano a Badajoz, integrando el grupo de chavales que bailaban en los soportales de San Atón.

Su base deportiva, sin embargo, son las artes marciales. Nació en un tatami porque sus padres, ambos maestros en las disciplinas de lucha tradicional japonesa, se conocieron mientras competían. Que afirme que practica deporte desde que nació en su caso no es una frase hecha.

«Me he dedicado a encontrar lo que me gusta, lo que me da felicidad». A él nunca lo apuntaron a fútbol de pequeño como actividad extraescolar. Al contrario, recuerda ir de la mano de su madre de colegio en colegio para intentar que hiciera gimnasia deportiva. «No hubo manera porque todos eran privados», recuerda.

Imágenes de los lectores de hoy:

No entró por la vereda marcada y dado que las artes marciales no le daban todo lo que buscaba, que era poner su cuerpo al límite, se gastó el dinero que ganaba dando clases o de camarero viajando por el mundo para formarse primero en break dance y luego en calistenia. «Amo el deporte, pero para mí el mejor es el que más me hace disfrutar practicándolo», lo dice pese a que a renglón seguido confiesa que se ha hecho mucho daño por esa fijación suya del más difícil todavía, en la que sigue empeñado. «Me cuesta aceptar que tengo 36 años y que no puedo ir al ritmo que voy», reconoce.

La calistenia –describe– «es infinita, no hay un momento en el que puedas decir que lo sabes todo» y en su afán por seguir aprendiendo, sigue subiéndose a las barras tirando de otras artes como el circo o el yoga para hacer figuras imposibles que ponen a prueba su fuerza y su equilibrio.

Su práctica ha enganchado a muchos chavales que se han iniciado en la calistenia de su mano. Tanto que ha llegado a formar una asociación, con la que pelea para que el Ayuntamiento le haga un verdadero parque de calistenia. En el que está al lado del parque canino y donde practican, dice, «el 80% de los ejercicios no los podemos hacer. Queremos unas barras en el césped, en el parque podemos practicar con música sin molestar a nadie. El entorno es muy bonito pero hay que sacarle más provecho al parque».

francisco luis fernández díaz

Amanecer teñido de blanco

Con la ola de frío que hemos sufrido la última semana, muchos lectores de HOY nos han mandado fotografías de las orillas del Guadiana, del césped o de los árboles del parque cubiertos por una fina capa de hielo blanca. Una de ellas ha sido la imagen que hemos recibido de Francisco Luis Fernández Díaz y que la ha titulado 'Amaneceres helados'. Pueden seguir enviando sus fotos del Guadiana a elrioquenosune@hoy.es

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