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Monge observa los desperfectos en El Silencio. :: c. moreno
Un incendio obliga a cerrar el edificio El Silencio del Casco Antiguo

Un incendio obliga a cerrar el edificio El Silencio del Casco Antiguo

Es la segunda vez que este inmueble rehabilitado en el centro sufre daños por un fuego, aunque en esta ocasión es accidental

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Sábado, 13 de enero 2018, 08:51

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Cierra sus puertas, aunque solo de forma temporal, el edificio El Silencio. Este inmueble rehabilitado en el Casco Antiguo, entre las calles Moreno Zancudo y Encarnación, sufrió un incendio en la tarde del miércoles. Los daños se centran en la planta baja y no hubo heridos a pesar de que en el momento del fuego el propietario del edificio, Julián Monge, estaba en el apartamento superior.

El suceso tuvo lugar pasadas las nueve de la noche. Julián Monge comenzó a notar humo negro que subía a las habitaciones superiores de El Silencio, donde tiene un apartamento. Se asomó a la ventana y unos adolescentes le gritaron que se veían llamas en la planta baja. «No lo pensé. Me metí. Bajaba por las escaleras pero no encontraba el fuego por el humo», recordaba ayer Monge.

Finalmente, otra vecina le gritó que si tenía extintor y el propietario acudió a por él. Consiguió apagar las llamas, pero la planta baja, que se utiliza como espacio gourmet, resultó dañada de importancia y muchos productos fueron calcinados. Los bomberos llegaron poco después para ventilar el edificio. Trataron de encontrar el origen del fuego, pero su informe no fue concluyente. El propietario de El Silencio está a la espera del informe de los peritos, aunque cree que fue accidental. Posiblemente un fallo eléctrico a pesar de que la instalación fue renovada con la rehabilitación del inmueble.

En todo caso, Monge no cree que haya otras razones más que un accidente. En febrero del año pasado este inmueble sufrió un ataque cuando prendieron fuego al mobiliario exterior y causó daños en la fachada. Este segundo fuego, sin embargo, parece accidental según señala el afectado.

A pesar de estos dos sustos, Julián Monge se muestra animado. Espera poder arreglar los desperfectos lo antes posible y reabrir el edificio que cambio de imagen por completo hace algo más de dos años gracias a la iniciativa privada de Monge. El empresario quiso dar las gracias ayer a los vecinos que le alertaron y le ayudaron desde el primer momento. «Se han ofrecido para ayudarme a limpiar y a recoger. Les doy las gracias. Esto anima en estas situaciones».

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