«Prefiero ser un buen cómico que un actor regular»
Francis Lucas, Artista polifacético ·
El viernes, día 20, en la Sala OFFCultura de Badajoz, estrena 'Los vigilantes de la obra', escrita, dirigida e interpretada por élHizo Magisterio, pero su vis cómica tiraba de él. Estudió en Ibiza con la International Clown School de Eric De Bont, también se ha formado ... como cómico en Copenhage, Barcelona, Madrid y en los difusos inicios de la Escuela de Arte Dramático de Olivenza. «Lo que pasa es que más que teatros lo que me encontré para actuar fueron bares», dice este artista que optó por su tierra en vez de intentar conseguir papeles en Madrid cuando era más joven.
A sus cincuenta años, Francis Lucas recuerda que en 1995 le dieron de alta como artista por primera vez y dice satisfecho que en los últimos ocho años ha hecho una media de sesenta funciones al año. Y aunque imparte teatro como actividad extraescolar, a él lo que gusta es escribir sus guiones y actuar por dos razones: su cabeza rebosa ideas y lo necesita para pagar las facturas. Ya tiene a punto 'Los vigilantes de la obra', escrita y dirigida por él y que interpreta junto al actor almendralejense José Antonio Lucia. Se estrena este viernes, 20 de enero, en la Sala OffCultura, en la barriada de San Roque de Badajoz.
–Además de obras teatrales propias y ajenas, ha hecho usted de 'malo' en una película infantil (La bola dorada), ha actuado en el teatro Romano (Hipatia de Alejandría, Coriolano) o en el Anfiteatro con Las Parcas, también ha hecho y hace música en cafés, (Los Karambola, La Tabarra's Quartet Band y ahora un dúo cómico musical, 'Francisco y Javier', entre otros muchos proyectos, ¿no hay más remedio que tocar todos los palos para sobrevivir?
–Lo de la música nace de manera natural porque mis amigos siempre han sido más músicos que actores y yo me he sentido más juglar que actor puro. Desde que empecé me gustaba escribir guiones y canciones y noté que tenía una necesidad de actuar en bares para coger regularidad en el oficio. Yo pienso que para llamarte actor debes actuar al menos una vez en semana, no cada tres meses. Por eso, me inventé formatos de café teatro, para obligarme a actuar y coger tablas. Era el año 2007, con aquella crisis, y hacíamos un espectáculo radiofónico de humor. Primero en el Círculo Pacense y Sala Doré cada jueves que se llamaba 'A Salto de Mata' y luego 'Sin Pelos en la Lengua' con Pedro Wichard en otros sitios. Era cuando se podía fumar en los garitos.
–¿Ese ritmo da para pagar el alquiler y demás facturas?
–En Extremadura somos muy pocos quienes nos ganamos la vida actuando. Desafortunadamente hay periodos demasiado largos en los que alguna gente actúa poco. En mi caso esto es mi pasión, pero además me obligo porque necesito dinero para pagar casa, coche, seguro, Internet... La actividad extraescolar dando clase en el colegio Santo Ángel y la Universidad Popular es solo un complemento, yo gano dinero actuando.
–¿Qué le gusta más ir por su cuenta o estar en una compañía?
–Son dos cosas distintas. Es más trabajo hacerlo tú todo. Llevo seis meses escribiendo 'Los vigilantes de la obra', pensando la escenografía, el vestuario, dirigiendo al compañero y aprendiendo mi parte del texto e interpretándolo. Por otro lado, es más liviano que te llamen, te den el papel, lo estudies y lo interpretes y es un halago que te llamen, pero en mi caso tengo la inquietud artística de hacer mis cosas porque me surgen ideas. La opción de que te llamen no tiene ninguna parte mala, a no ser que el espectáculo no te guste, pero esto es un oficio y debes defender el papel siempre.
–¿Le ha ocurrido a menudo?
–(silencio) Sí. Pero no quiero ofender a nadie, que Extremadura es muy pequeña y no somos muchos. Ahí el reto es encontrar la manera de sentirse a gusto representando a ese personaje que crees que no está bien conseguido. En el cine se ven películas que no son buenas y el actor o la actriz deben hacer lo que puedan para quedar bien, aunque sea por orgullo. Pero es que si la historia o el montaje no lo ves claro, son muy pocos los que pueden decir que no.
«En Extremadura somos muy pocos quienes nos ganamos la vida actuando»
–Usted siempre ha hecho comedia, ¿no le atraen otros papeles?
–Siempre he hecho comedia porque así lo he querido yo. Supongo que con el tiempo querré buscar otros registros porque la comedia que hago necesita de mucha expresividad y es muy física. Pero por ahora prefiero ser un buen cómico que un actor regular. A medida que hago comedia veo que la puedo hacer mejor, que voy atinando más, consigo mejor puntería porque para esto se necesitan muchos años. Me gustaría hacer drama y tragedia, pero por ahora estoy cómodo.
–Intentar hacer reír y no conseguirlo debe de ser demoledor.
–Eso es lo peligroso de la comedia y por eso alguna gente huye de ella. A mí no me gusta hacer reír por reír. La comedia también tiene una ética. Quiero conducir yo el espectáculo, hacer cómplice al público de mi punto de vista. Habrá gente a la que la tragedia se le dará mejor, pero yo la comedia la siento más próxima.
–¿Se ha recuperado el sector tras la pandemia?
–Creo que afectó más a la música que al teatro. Yo en 2020 seguí actuando en verano porque la gente se sentaba con las mascarillas y no bebía, pero al principio notabas miedo y era más difícil hacer reír. Ahora ya sí se notan unas ganas enormes de fiesta.
–¿Ha pasado tiempo suficiente como para escribir una buena comedia sobre la pandemia, cree que hay material para reírse?
–Ese material aflorará en unos años. Alguien decía que la comedia es la tragedia más tiempo. En dos o tres años nos reiremos, de momento está el síndrome de la posguerra y nadie quiere hablar de ella, pero yo en el confinamiento fui feliz en casa con mi pareja y en mi familia no hubo bajas. Lo dediqué a escribir Agustín de Almorchón, leí el Quijote y hacía gimnasia por las tardes.
–Teniendo en cuenta el público de la región, ¿faltan o sobran salas de teatro en Extremadura?
–Creo que no sobra ni una. Lo que falta es que se aprovechen. En los pueblos se ve que no están muy cuidadas porque si vas en marzo notas que allí no hubo nadie desde navidades. Es porque falta gente que los gestione. Debería haber más gestores culturales que vea obras y programe teatro.
–¿Cómo y cuándo arranca 'Los vigilantes de la obra'?
–Apunté una vez en mi libreta la idea de dos tíos que vigilan el decorado una obra de teatro en vez de una obra de la construcción. José Antonio Lucia, un gran actor, hace tiempo me dijo que deberíamos hacer algo juntos. Aunque actuamos para compañías, los dos también tenemos nuestros propios proyectos y compartimos una visión bastante personal del teatro, pero en el teatro no existe la democracia, así que me dijo que la escribiera y dirigiera yo. Le gustó, confió en mí y nos pusimos a montarla. De momento solo hay un pase el día 20 de enero, pero quizás a una distribuidora le interese mover el producto.
–¿Qué se puede desvelar?
–Es como teatro dentro del teatro y a la vez dentro del teatro, metateatro, ¿no? Como una muñeca rusa de estas porque son unos personajes que a su vez interpretan a otros personajes, todo en clave de comedia con una tragedia en el aire, un aire que huele a podrido. Y hasta ahí puedo contar.
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