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Una usuaria realiza terapia en el Centro de Día de Afaex. :: c. moreno
Los familiares de personas con alzhéimer reclaman una residencia en Badajoz

Los familiares de personas con alzhéimer reclaman una residencia en Badajoz

Afaex también quiere ampliar el número de plazas de su centro de día, donde hay lista de espera para poder acceder a este servicio

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Viernes, 3 de agosto 2018, 08:40

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La semana pasada, la Academia de Ciencias de la Salud Ramón y Cajal reconoció lo que muchos pacenses saben, que Afaex hace una labor vital para las personas que sufren alzhéimer en Badajoz. Esta asociación, formada por los familiares de los enfermos, lleva más de 20 años luchando por ofrecer recursos a los que conviven con el olvido a diario. La academia les dio una medalla y ellos quieren seguir trabajando. Necesitan ampliar el número de plazas en su centro de día y piden que la capital pacense cuente con una residencia para estos pacientes.

La Medalla al Mérito Humanitario ha sido una sorpresa y una alegría para los responsables de la Asociación Extremeña de Familiares de Personas con Alzhéimer y otras Enfermedades Afines 'Nuestra Señora de Guadalupe' (Afaex). Así lo explica María del Carmen Expósito, presidenta de una entidad que tiene 350 socios en la ciudad de Badajoz.

Tras el agradecimiento, Expósito ya piensa en el futuro. «La medalla nos vendrá muy bien para intentar que se nos abra alguna puerta y poder tener un centro residencial en Badajoz».

LA FRASEMaría del Carmen Expósito Presidenta de Afaex «Las personas que cuidan de alguien con alzhéimer se ven desbordadas. Los centros son un alivio».

Desde Afaex consideran imprescindible que la capital pacense cuente con una residencia para poder acoger a los enfermos cuya patología esté más avanzada. La representante de las familias detalla que hay un momento en el que no se puede atender a los afectados en casa porque son completamente dependientes.

Expósito también pide recursos para poder ampliar las plazas con las que cuenta su centro de día, ubicado en Valdepasillas. En la actualidad atiende unas horas cada jornada a 40 pacenses, pero es insuficiente. En estos momentos, por ejemplo, hay 10 familias en lista de espera. «Las personas que están al cuidado de alguien con alzhéimer se ven desbordadas. No pueden sobrellevarlo. El centro de día es un alivio: para trabajar, para tener un respiro familiar. Lo necesitan».

En la ciudad hay otras residencias o centros de día que se ofrecen a atender a enfermos de alzhéimer. El problema es que las familias demandan recursos especializados, como los que tiene Afaex.

Retrasar la enfermedad

Además del centro de día, esta asociación cuenta con varios recursos más para sus socios. Uno de ellos es el apoyo a domicilio. Ofrecen a las familias la ayuda de un auxiliar, un terapeuta ocupacional y otros especialistas.

La terapia ocupacional, por ejemplo, es básica, según defiende la responsable de Afaex. «Se trata de no olvidar las tareas diarias como vestirse, asearse... Es dar calidad de vida al enfermo dos años en lugar de uno. Es muy importante cuando sabes hacia lo que avanzas».

El alzhéimer no tiene cura, así que, por el momento, la única esperanza de los enfermos es retrasar la progresión. En algunos casos, resalta Expósito, se trata de personas jóvenes, en edad laboral.

Además, en noviembre del año pasado abrieron un nuevo recurso en el Centro de Mayores de San Andrés, en el Casco Antiguo. Se trata de un Servicio de Deterioro Cognitivo Leve, es decir, terapia para las personas que acaban de ser diagnosticadas. Este tratamiento sirve para retrasar la evolución.

Afaex se creó en 1996 para informar a las familias sobre esta patología, que entonces era muy desconocida. Desde entonces se ha evolucionado mucho, dice María del Carmen Expósito, pero aún hay zonas a las que no llegan. Por esa razón, otro de sus proyectos es dar recursos al mundo rural.

Más allá de todos los medios que tratan de conseguir para las familias y los pacientes, también son un apoyo cuando alguien se acerca por primera vez a su sede para pedir ayuda. «Al llegar, las familias quieren soltar todo lo que llevan dentro, todo lo que viven. Quieren hablar. No saben cómo enfrentarse a los momentos en los que esa persona les responde mal, está irascible. Y también buscan recursos, claro», concluye Expósito.

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