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. Vista general del conjunto de la torre y las ermitas de la Alcazaba. JOSÉ VICENTE ARNELAS
Las ermitas de la Alcazaba de Badajoz piden socorro

Las ermitas de la Alcazaba de Badajoz piden socorro

El estado de ruina en el que se encuentran la ermita del Rosario y la iglesia de la Consolación es alarmante | El plan director del monumento prevé convertirlas en un espacio de restauración pero no hay fecha aún para su recuperación

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Viernes, 7 de diciembre 2018, 08:51

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La guerra de la Independencia, hace ya doscientos años, dejó maltrechas a las conocidas como ermitas de la Alcazaba, ese complejo de construcciones con el que uno se topa cuando atraviesa la Puerta de Carros. El abandono, los expolios y la indiferencia que se arrastran hasta el día de hoy han hecho el resto. La pervivencia de la iglesia de la Consolación y de la ermita del Rosario está hoy seriamente amenazada. Se han quedado como las hermanitas pobres del principal monumento de la ciudad.

Para las instituciones, su recuperación figura al final de la lista de construcciones a salvar del recinto amurallado. Para la inmensa mayoría de los ciudadanos, son los restos que hay frente al aparcamiento de la Alcazaba. Salvo para los que han entrado con curiosidad malsana a comer o copular y han dejado los rastros a la vista.

De este conjunto en ruinas destacan tres construcciones. La más antigua es la torre aislada, de la que poco se sabe. En el Plan Director de las Fortificaciones, elaborado por el Ayuntamiento, se indica que es del periodo almohade pero se cree que estaba asociada a la muralla taifa. Serviría como atalaya dentro del sistema defensivo de la Alcazaba, siendo hasta la construcción de la torre de Santa María el punto más alto del Cerro de la Muela. Hoy ha sobrevivido un altar que tiene adosado en un lateral.

En primer término, lo que se conserva de la ermita del Rosario.
En primer término, lo que se conserva de la ermita del Rosario. J.V.A.

Muchos años después, en el siglo XVI se construyó la ermita del Rosario, que ha sido sede de algunas cofradías religiosas de la ciudad, de carácter no solo piadoso sino también asistencial. Durante la guerra contra la ocupación francesa se usó como polvorín. Se cree que un siglo después se levantó la iglesia de la Consolación.

El último uso de estos dos edificios religiosos fue como cementerio municipal, de eso dan pruebas los huecos de las tumbas y nichos que se medio conservan adosados a los muros. Así funcionó hasta que finalmente algunas de sus más ilustres sepulturas así como el osario con los restos de los que allí fueron sepultados se trasladaron al cementerio de San Juan.

Desde entonces, cayeron en desgracia. Recientemente, la asociación Cívica Ciudad de Badajoz ha dado la voz de alarma sobre el estado de las ermitas. Esto decía su denuncia: «Se trata de construcciones de más de cinco siglos de historia que han sufrido todo tipo de avatares y que milagrosamente han llegado en parte hasta nuestros días. En lugar de ponerse en valor, estudiarse, conservarse y rehabilitarse, se dejan caer y degradarse como si fueran vulgares ruinas de cobertizos».

La inacción salta a la vista. En 2012 se valló el perímetro para evitar el acceso al complejo. También se tapiaron las puertas y ventanas robadas. Pero su preservación no ha sido efectiva. Actualmente, parte del cerramiento ha sido forzado y se puede entrar libremente al recinto de las ermitas. Los restos de basura lo confirman.

 Interior de lo que queda de la iglesia de la Consolación.
Interior de lo que queda de la iglesia de la Consolación. J.V.A.

Las vallas de la Policía Local acotan el montón de piedras que se han venido abajo en el último derrumbe de la iglesia de la Consolación y la vegetación estalla y atraviesa los muros de la ermita del Rosario sin control. El panel turístico que ofrece información sobre las ermitas está tan deteriorado que no invita ni a interesarse por ellas.

Ya en 2014, fecha en la que se dio a conocer el Plan de las Fortificaciones, se listaban las patologías que afectaban al conjunto: grietas e importantes desplomes provocados fundamentalmente por el abandono, las humedades y la vegetación. Esto dice literalmente el informe, que también señala que el interior de ambos edificios está «en pésimo estado de conservación».

En ese mismo documento, elaborado como la hoja de ruta para la recuperación completa de la Alcazaba, se propone por primera vez recuperarlas y reconvertirla en locales de hostelería (bar o cafetería), aunque también se apunta a la posibilidad de compatibilizar este uso con el expositivo. Serviría, se justifica, para dar servicio a los visitantes. Entonces, su recuperación se cifró en 2,4 millones de euros.

Pese a la constatación de su ruinoso estado, su rehabilitación no parece urgente ya que figura al final de la lista de intervenciones en el recinto árabe. Algunas de ellas, completadas en este tiempo como la muralla, las puertas, la torre de Santa María, la de los Acevedos o la actual rehabilitación de la barbacana de la plaza de San José y la puerta del Capitel. En conjunto, más de 10 millones de euros invertidos por el Gobierno central, la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento.

Para el próximo año, las ermitas no están en la cabeza de nadie o al menos nadie ha hablado de ellas. Precisamente, el alcalde anunció tras la reunión que mantuvo la pasada semana con la Delegada del Gobierno que la próxima intervención en la Alcazaba será la subida desde la Puerta del Capitel hasta la Facultad de Comunicación y la Biblioteca Regional, salvo -dijo- que haya un deterioro más urgente. Esta precisión podría ser la esperanza para agilizar los planes municipales para rescatar las ermitas de la Alcazaba, que piden socorro a gritos.

Vallas por los últimos derrumbes en la iglesia de la Consolación.
Vallas por los últimos derrumbes en la iglesia de la Consolación. J.V.A.

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