Condenado el acusado de abusar de su sobrina y absuelto el procesado por agredir sexualmente a su prima

La sentencia condenatoria pesa sobre un hombre que ha sido encontrado culpable de dos delitos continuados de abuso sexual cometidos sobre su sobrina cuando todavía no había cumplido los 16 años. Para el primer delito, ocurrido cuando la niña rondaba los 10 años de edad, se le imponen 11 años de cárcel; y para el segundo, sucedido cuando la menor no había cumplido los 15, otros 12 años de prisión.

La sentencia contempla también una orden de alejamiento que le impedirá acercarse al domicilio o trabajo de la chica durante 15 años. Igualmente se fija una medida de libertad vigilada por un período de 10 años y la inhabilitación para que realice cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto con menores de edad por tiempo de quince años. En la sentencia se indica que el procesado realizó diversos tocamientos a la víctima en las zonas íntimas de su cuerpo y que llegó a introducirle los dedos a su sobrina.

Esos hechos ocurrieron en dos etapas distintas, razón por la que se le encuentra culpable de dos delitos continuados que tienen una mayor gravedad porque se aprovechó de la confianza que le daba ser pariente de la niña.

A la hora de dictar esta sentencia, que no es firme, el tribunal ha tenido en cuenta lo manifestado por la víctima en el juicio y también otros testimonios periféricos –la menor se lo contó a un amigo– que pusieron en alerta a la familia y permitieron que se iniciara la investigación judicial. El condenado por estos hechos deberá indemnizar a la perjudicada con 5.000 euros por las lesiones que le causó y con otros 9.000 euros por las secuelas que le dejó.

No es el único delito de carácter sexual que ha sido sentenciado esta semana por la Audiencia. En otro fallo se absuelve a un joven para el que la Fiscalía pedía 15 años de prisión por agredir sexualmente a su prima cuando la chica no había cumplido los 16 años de edad.

En este caso la víctima denunciaba que su primo aprovechó que estaban durmiendo todos los familiares que residían en la casa donde ambos se encontraban para agredirla sexualmente por la fuerza. Esos hechos fueron considerados un delito de agresión sexual con acceso carnal a una menor.

La defensa del procesado fue llevada en el juicio por Manuel González de Prada, quien mantuvo en todo momento la inocencia del procesado. Argumentó para ello que su representado siempre había negado los hechos y que la tía que vivía con ambos no observó ninguna conducta sospechosa.

Distinta fue la postura de la Fiscalía, que mantuvo la acusación cuando elevó a definitiva la calificación provisional. Finalmente, la Audiencia absuelve al procesado al considerar que no existen pruebas suficientes.