Centro de salud a la carta

Está claro como el agua que la polémica sobre su ubicación está magnificada por la falta de un debate público de mayor trascendencia para la ciudad y por las elecciones de mayo.

Cada uno quiere barrer para su casa. Solo así se entiende que el portavoz de los socialistas locales, Ricardo Cabezas, critique el proceder del SES por no hablar con los vecinos antes de poner posibles ubicaciones sobre la mesa. A los socialistas municipales les encanta El Campillo, y es una buena ubicación. Pero no se puede pedir a los gestores de un mastodonte como la sanidad pública que oigan primero a los vecinos y después busquen. Lo lógico es buscar primero las opciones que cuadran en función de los criterios técnicos y, después, presentarlas a los interesados. Cabezas sufre el mal del candidato que quiere presentarse como el mejor amigo de los ciudadanos.

El alcalde ha sido aún más extremista que Cabezas al coger la pancarta de los vecinos. Estos quieren volver al Hospital Provincial, donde estuvieron de forma provisional hasta hace diez años.

Olvídense ya de todo lo que sea ajeno a estas dos consideraciones. Uno, Francisco Fragoso le quiere meter el dedo en el ojo a Cabezas y dejar mal al presidente de la Diputación, Miguel Ángel Gallardo, que se niega a que los médicos vuelvan al Provincial. Dos, está cortejando a dos asociaciones de vecinos que son muy críticas con su gestión.

Así, por un lado, Ricardo Cabezas es diputado provincial y candidato socialista a alcalde. Fragoso le está pidiendo de tapadillo que use su influencia en la Diputación para que el antiguo hospital albergue el centro de salud. Además, Fragoso y el presidente Gallardo están enfrentados a cuenta de la Memoria Histórica. Salta a la vista que el alcalde está buscando presentar al presidente de la Diputación como alguien autoritario al que no le importa la ciudad. Y a Cabezas como alguien sin influencia en las instituciones gobernadas por su propio partido. A Fragoso no le importa abrir una brecha en uno de los pocos consensos que tiene con Gallardo, como es descartar el uso asistencial del viejo hospital para convertirlo en un centro moderno de hostelería, comercio y enseñanza.

Y, por otro lado, el alcalde ha visto la posibilidad de colocarse junto a dos asociaciones de vecinos que le dan la lata. El presidente de Pardaleras, Juan José Martín, se queja todas las semanas por algo. Los residentes del Casco Antiguo son también de los más contestatarios. Por eso el alcalde no lo duda. 'Yo me pongo con los vecinos y que se las apañe la Junta' -debe pensar-, cuando el SES lleva semanas esperando propuestas municipales de terrenos donde levantar un nuevo edificio. De su colaboración en buscar alternativas, Fragoso no ha dicho ni mu.

En todo esto tiene también que ver el propio interés electoral del PSOE regional a través del SES. Sus responsables llevan semanas anunciando ubicaciones. Aquí nadie quiere decirle a los vecinos que su centro de salud es muy importante, pero que también lo son las infraestructuras del norte de Cáceres que sufren carencias porque faltan médicos. Con más dinero para pagarles sería más fácil contratar profesionales. Hay que exigir un centro de salud adecuado a sus necesidades, pero teniendo en cuenta que el presupuesto no es infinito.

Nunca llueve a gusto de todos y con este tema tampoco. El debate seguirá y todos pelearán por presentarse como el más interesado en elegir el sitio perfecto. Pero es muy probable que ninguno quiera decirle la verdad a los vecinos: No se puede tener un centro de salud a la carta.