Carlos busca un alma gemela que le salve

Job Gómez tiene 35 años, es economista. Nació en Valencia del Ventoso, pero lleva muchos años en Badajoz. María, su mujer, es terapeuta. Las paredes de su casa del Cerro Gordo están llenas de fotos: Carlos recién nacido, con unos meses, en la playa, andando, con un traje... Y el salón está lleno de juguetes, pero su pequeño no está porque debe permanecer en la Unidad de Oncología Infantil del Materno.

Cuando Carlos tenía dos años se dieron cuenta de que había unas heridas en su pierna que no se le curaban. «No parecía nada importante, pero pasó una noche mal y decidimos ir al hospital. Le hicieron análisis, vieron parámetros raros y le dejaron ingresado», recuerda Job Gómez. Cuatro días después llegó el diagnóstico: leucemia linfoblástica aguda tipo B.

«En esto hay momentos que crees que no vas a poder seguir, momentos que crees que estás en un agujero del que no se puede salir, pero evidentemente, lo que te da más fuerza, lo único que te ayuda es que saber tienes que seguir al lado de tu hijo», resume Job Gómez cómo ha sido el proceso.

El menor comenzó el tratamiento de quimioterapia. Les indicaron que se prolongaría durante dos años. Al principio estuvo ingresado durante largos periodos en el hospital, pero después se limitó a revisiones periódicas y medicación en casa. En septiembre del año pasado el pequeño se encontraba mucho mejor y los médicos autorizaron que fuese al colegio, por lo que empezó su etapa escolar con normalidad.

Sin embargo, en uno de los últimos controles que debía pasar detectaron una recaída. «Había de nuevo células cancerígenas. Se activa de nuevo otro tratamiento (quimioterapia) que tiene como finalidad el transplante de médula».

Los padres se han realizado pruebas para construir el HLA del niño, es decir, el perfil de Carlos para encontrar un donante lo más parecido posible. Sus progenitores tienen un porcentaje de coincidencia, pero la prioridad es encontrar un donante no emparentado que tenga mayor coincidencia.

Esperan que el alma gemela aparezca en los próximos dos o tres meses. No es fácil. Las estadísticas muestran que hay una posibilidad entre 2.000 de dar con un donante compatible. Por eso es básica la campaña que ha puesto en marcha el entorno de Carlos.

«Hemos intentado que la información llegue al máximo de gente posible a través de nuestras personas más cercanas. Si se incrementa el número de donantes, aumenta la posibilidad de encontrar más personas compatibles y cuanto más compatibles, mejor», explica el padre de Carlos. Reconoce que la respuesta de la ciudad ha desbordado sus expectativas. «Estamos muy agradecidos. Estamos pasando por una situación por la que nadie debería de pasar, pero en momentos como este, cuando ves que hay tanta gente a tu alrededor que está respondiendo de esta forma, pues claro que te da impulso y te da aliento».

ADMO (Asociación para la Donación de Médula Ósea y Cordón Umbilical de Extremadura) está coordinando la respuesta a la campaña y están satisfechos porque los vecinos se han volcado. La asociación, además, está realizando charlas informativas sobre la donación, por ejemplo en el colegio de Carlos, que también ha colaborado mucho con la campaña.

La agrupación extremeña, de hecho, ha tenido que ampliar su horario de atención a posibles donantes, ahora están mañana y tarde, para poder dar cita. Para hacerse donante (vecinos de 18 a 40 años) solo hay que dar una muestra de sangre en el hospital.

Una vez que deje su perfil, pasa a la base de datos. Si surge una compatibilidad, se avisa al donante. Muchos vecinos tienen en mente que se trata de un proceso doloroso con una punción en la espalda, pero es un mito. Hace mucho que no se hace así. Ahora, en el 95% de los casos, consiste en una especie de extracción de sangre, llamada aféresis, que implica estar tres horas en una camilla y unas pocas molestias. Carlos cumple 4 años en mayo y necesita que un valiente le haga el mejor regalo de su vida.