Se busca albergue en Badajoz para este invierno
Noviembre. El Ayuntamiento, la Junta y Cáritas se reúnen hoy tras descartar Las Palmeras por no estar acondicionado
Las tormentas ya han llegado, el frío está a la vuelta de la esquina y Badajoz carece de un sitio donde los sintecho puedan pasar la noche. El albergue de Bravo Murillo se ha convertido en un centro de atención de 24 horas que se mantiene abierto desde el verano, pero es insuficiente ante la previsión de bajas temperaturas y un posible nuevo confinamiento.
Cáritas, el Ayuntamiento y la Junta de Extremadura mantienen conversaciones para preparar un sitio donde puedan pasar la noche aquellos que carecen de casa y se refugian en fumaderos e infraviviendas. Hoy las administraciones se reunirán de nuevo.
El año pasado, con el confinamiento, las administraciones prepararon el pabellón deportivo de Las Palmeras con 60 plazas. Se llenaron y el centro cumplió esa función provisional.
Sin embargo, ahora está prácticamente descartado habilitarlo para el invierno. El motivo, según explica Ana Correa, de Cáritas, es que el polideportivo no está acondicionado para el frío. Entre el techo y los muros hay un espacio al aire. «Si en marzo ya hizo frío, no quiero pensar en diciembre», dice.
Así que las tres administraciones buscan un nuevo edificio, aunque la representante de Cáritas reconoce que no es fácil. El motivo es el mismo que les hace prever un incremento de los usuarios: la pandemia.
Estrictas medidas sanitarias
Las medidas sanitarias que deben tomar son estrictas y eso dificulta la elección de un espacio. Las administraciones no ponen problemas a la hora de financiar la instalación, pero de momento no han encontrado el lugar adecuado. Según Ana Correa, tanto la Junta como el Ayuntamiento tienen buenas intenciones.
En el albergue de Bravo Murillo todos los internos llegan con PCR negativa o entran en cuarentena. Si no tienen la prueba hecha, pasan a una habitación aislada hasta que Salud Pública determina que no existe riesgo de portar el virus, después de practicarle una PCR.
«Este año todo es más complejo», explica Ana Correa. En diciembre pasado abrieron ese edificio como un lugar para la ola de frío y, posteriormente, lo adecuaron para el confinamiento. Una vez que Las Palmeras estuvo disponible, trasladaron allí a todos los internos. Y cuando este cerró, Cáritas reabrió de nuevo este del Casco Antiguo. Allí hay 20 plazas que se suelen cubrir.
Pero Cáritas sabe que necesitará más plazas cuando bajen las temperaturas y ante un posible confinamiento que ya han adoptado otros países. «Hay muchas personas viviendo en fumaderos, infraviviendas del Casco Antiguo, el Gurugú y Colorines. También hay personas que se refugian en coches y furgonetas o solo bajo un techo de uralita», explica Ana Correa. Pero con el frío y un posible confinamiento, estos necesitarán un espacio donde poder estar. No tienen un recuento de cuántas personas pueden necesitar ese albergue provisional, pero sí saben que será necesario cuando el termómetro baje.