Las bibliotecas también se van de vacaciones

Muchos de ellos son los ancianos que prefieren sentarse en una mesa de la Biblioteca Pública del Estado «al fresco» y contemplar desde la enorme cristalera que recorre el edificio el majestuoso río Guadiana mientras leen a Bécquer o a Neruda. Muchas son también las familias que llevan a sus hijos a buscar aventuras en cómics de Marvel, tebeos de Paco Ibáñez o en los cuentos adaptados de los hermanos Grimm.

Pero este tiempo de ocio tiene un horario en verano que para muchos es reducido.

Las puertas de la Biblioteca Pública del Estado Bartolomé J. Gallardo, situada junto al edificio Siglo XXI, ven entrar y salir durante las mañanas de verano a una media de tres personas por minuto en un total de siete horas y un parking que alberga una considerable cantidad de coches.

Esta biblioteca, que se inauguró hace algo más de cuatro años, posee una de las colecciones de libros y películas más amplias de todo Badajoz, además de un jardín delantero en el que poder descansar cuando las letras de los libros de texto se empiecen a juntar en la cabeza y la concentración se hunda; pero disfrutar de ello en las tardes de verano es totalmente imposible . Con un horario que de ordinario es calificado por algunos usuarios como absurdo, ya que contempla más horas durante los fines de semana que en días laborales, en verano es todavía peor. Se deja a sus habituales sin posibilidad de acudir durante las tardes por colgarse el cartel de 'cerrado por vacaciones'.

Esta situación no sería un problema si la ciudad ofreciese más bibliotecas a las que ir en las calurosas tardes de verano, pero no es así. La de Santa Ana (Casco Antiguo), que fue inaugurada en julio de 2014 convirtiéndose en la más nueva de la ciudad, tampoco abre en las tardes de agosto. Al igual que la de Extremadura o la de Pardaleras.

Si a estas cinco bibliotecas se suma la Central, situada en el Campus Universitario y se añaden todas y cada una de las salas de estudio que incorporan las diferentes facultades, el panorama es más complicado todavía. Todas las instalaciones pertenecientes a la Universidad de Extremadura se han cogido 15 días de vacaciones.

Aunque estudiar en verano sea el plan más aterrador para muchas personas, bastantes usuarios acuden a las diferentes bibliotecas pacenses para prepararse las oposiciones, o los exámenes extraordinarios que tienen en septiembre aquellos universitarios que estudian fuera de la comunidad y a los que les ha faltado más horas de flexo durante el curso académico.

Germán Barrena, un joven que está preparándose unas oposiciones para arquitecto municipal, critica los horarios veraniegos de las bibliotecas, ya que se ve obligado a estudiar en su casa por las tardes, donde el calor y las distracciones están totalmente garantizadas. «El horario es malísimo, además apenas hay mesas de estudio y no todas tienen enchufe para cargar el ordenador», afirma Barrena.

Este joven opositor que acude regularmente a la Biblioteca del Estado muestra también su desagrado por el horario que hay establecido durante el curso académico, que abarca de 9.30 a 13.30 por las mañanas y de 17.00 a 21.00 por las tardes, y que considera muy reducido.

Este problema lo comparte con Juan Carlos González, que también esta preparándose unas oposiciones para asegurarse un futuro en la Universidad.