El barrio pide una reforma integral de las calles tras 60 años
Las aceras de Santa Engracia están en muy malas condiciones
En 1964 se inauguró en Badajoz un nuevo barrio, era una Unidad Vecinal de Absorción (UVA), es decir, casas temporales construidas por la alta demanda que había en ese momento. Se edificaron en Santa Engracia y fueron ocupadas especialmente por obreros y funcionarios. Iban a quedarse unos diez años en la zona hasta ser realojados, pero nunca sucedió y este barrio está a punto de cumplir 60 años. Por el número de viviendas que se levantaron fue apodado como Las 800.
La inmensa mayoría de los residentes de Las 800 no quieren dejar su barrio, pero denuncian que estos 60 años apenas han recibido mantenimiento, por lo que los acerados y las calles están en muy mal estado. «Nos sentimos totalmente abandonados», asegura la presidenta de la Asociación de Vecinos de Santa Engracia, Paqui Yañez.
Las aceras y las vías, que se hicieron de hormigón, están llenas de grietas y agujeros. Plantaron árboles, muchos han sido talados, pero sus raíces destrozaron los caminos. Algunos vecinos, por su cuenta, han arreglado los tramos de aceras que tienen delante de sus casas, pero la mayoría de las calles están en muy mal estado. «Tenemos muchas caídas. Vive mucha gente mayor y hay gente que no puede llegar a hacer un recado, tampoco le suben la bombona de butano», explica Pepi Infantes, de la asociación de vecinos.
Carlos Ferrera, también miembros de la agrupación vecinal, señala que estas calles tampoco son accesibles en caso de emergencia. «¿Cómo entra aquí una ambulancia?». «Veo reportajes de las favelas de Brasil en las que las calles están mejor que aquí», se lamenta Ferrera.
A la falta de mantenimiento se une la dificultad propia de la orografía del barrio. En muchas calles hay pendientes y desniveles. Una parte importante de los vecinos son personas mayores que tienen graves dificultades para salir de sus casas. «Cualquier día me mato», se lamenta Filo Píriz tras recorrer solo unos metros desde su puerta entre baches. Esta jubilada vive en la calle Ebro, que está en muy malas condiciones. «Tengo muy mal la rodilla y me da mucho miedo caerme».
En el año 2019, con fondos europeos, se hizo un proyecto piloto para arreglar 25 metros de la calle Águila. Quedó tan bien que logró un premio de arquitectura, pero el arreglo no se extendió al resto del barrio. Un calculo estableció que extender esta renovación a todo el barrio costaría cerca de un millón de euros.
