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Agallas bajo las sayas

El león y la columna ·

alberto gonzález

Domingo, 1 de marzo 2020, 09:48

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Mi libro 'Mujeres en la historia de Badajoz' (Editorial Tenagil. Badajoz, 2008) muestra que el pasado de nuestra ciudad está jalonado no solo de hombres, sino también de mujeres memorables. Hablamos de más de doscientas, aunque podían ser muchas más. Unas nacidas aquí y otras foráneas con papel decisivo para nuestra población.

Vamos a rememorar hoy a diez de ellas.

María de Molina, mujer de Sancho IV, madre de Fernando IV y abuela de Alfonso XI, reina de Castilla, que por tres veces salvó a Badajoz de caer en manos de Portugal.

Mari Domingo, la Bejarana, adalid de los bejaranos que en 1289 se alzaron contra Sancho IV atrincherándose en la alcazaba, y que tras rendirse a condición de ser perdonados fueron decapitados en masa y enterrados en San Roque.

Baltasara Durán, moza del partido, que enterada en 1640, durante la guerra con Portugal, tras sonsacarlo con peligro de su vida, que un traidor, cliente suyo, había sido sobornado para abrir las puertas de las murallas al enemigo, avisó a las guardias evitando la toma de la plaza.

Isabel la Sanginesa, frutera de la Plaza Alta, que cuando, por caída de un rayo, el 16 de junio de 1685, el polvorín del castillo amenazaba con explotar arrasando la ciudad, y la huida de los guardias, encabezó la extinción del fuego salvando a la población en condiciones increíbles.

María del Carmen Valero, nacida en Talavera la Real, que en 1612, contra los usos de la época, en lugar de dedicar su gran fortuna a obras piadosas o devocionales, la aplicó a la construcción del puente de Palmas, prestando un impagable servicio a la población.

María Cambero, la Maricona, que estimando tibia la actitud de las autoridades contra la invasión francesa, el 30 de mayo de 1808 disparó por sí misma, usando como taco sus medias, el cañón del baluarte de San Vicente, iniciando la Guerra de la Independencia en la ciudad.

Mari Carmen Silva, esposa de Pascasio Fernández Sardino, otro interesante personaje, que en la Guerra de la Independencia realizó arriesgadas labores de espionaje, ayuda a la guerrilla, rescate de prisioneros, y hasta periodismo y propaganda contra los franceses. O las directamente guerrilleras, capitanas de importantes partidas, Francisca de Paula de la Puerta, Catalina Martín o Alfonsa del Pozo.

María de los Dolores de León, Lady Smith, casada en 1812 con el oficial inglés que, junto con su hermana, le salvó la vida, y luego destacado militar y político, al que acompañó por todo el mundo, cuyo nombre ostentan varias ciudades en distintos continentes.

O ya más cercana, Pilar Sampérez, en su juventud esbelta trapecista, monitora deportiva y alma del Gimnasio de Badajoz, luego muy oronda comadrona del Hospital San Sebastián, y a nivel particular de prácticamente todo Badajoz hasta 1958 en que falleció,

Mujeres arriscadas que demostraron sobradamente poseer bajo las sayas contundentes agallas.

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