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Ramón, de 24 años, graba sus vídeos y sonidos en el salón de la casa de sus padres. :: Teresa Benítez
El hombre  que hace cosquillas al oído

El hombre que hace cosquillas al oído

Practica el ASMR, un fenómeno de moda en YouTube, donde tiene un canal hace cuatro años que ya supera los 10.000 suscriptores

J. López-Lago

Lunes, 30 de enero 2017, 08:00

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Ramón Higuero vive con sus padres y en cuanto llega la madrugada y todos duermen él saca su grabadora y se va al salón. Unas noches susurra frases, otras simplemente provoca sonidos con cosas que tiene a mano. Lo graba todo y luego edita un vídeo que sube al canal de Internet YouTube. En 2012 tenía 400 seguidores fijos, cuatro años después ya va por los 10.300 suscriptores. Sus más más de 300 vídeos susurrando superan el millón de visitas.

Ramón, pacense de 24 años y estudiante de doblaje, es ahora mismo una de las referencias en ASMR, iniciales en inglés que se refieren a Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, un fenómeno audiovisual que va a más en Internet y que busca estimular el sentido del oído. Lo que persiguen los usuarios es serenidad, por eso la mayoría de personas que pinchan en estos vídeos lo hacen para relajarse, evadirse de la realidad y, en muchas ocasiones, conseguir dormir. En las múltiples definiciones que hay sobre el ASMR la que más abunda tiene que ver con hacerle cosquillas al oído.

«Con el ASMR se consigue la misma sensación placentera que cuando escuchas tu canción favorita y se te eriza la piel, solo que con sonidos de la vida cotidiana. Hay gente que lo usa como remedio a la depresión o la ansiedad», dice Ramón, que en Internet usa el alias de RTM y que empezó con su propio canal en 'youtube' hace cuatro años.

No hay connotación sexual

Ramón huye de darle una connotación sexual a esta práctica, aunque hay una minoría que persigue la excitación a través de voces y sonidos. Él se considera actor y quiere dedicarse al doblaje, una disciplina que estudia a través de Internet antes de marcharse a Madrid a rematar su formación. Sin embargo, reconoce que en estos momentos es un 'youtuber', esa nueva profesión de gente joven que sube vídeos a Internet. Pese a su éxito de audiencia afirma que apenas se gana dinero con estos vídeos y que lo hace porque le motiva ayudar a gente. «Es mi forma para ayudar a personas a que se sientan mejor y tengan una vida más relajada», explica e uno de sus vídeos explicativos sobre el ASMR, el cual supera ya las 11.000 visualizaciones.

En esta misma pieza explica que no todas las personas tienen la capacidad para sentir ese cosquilleo que provocan los sonidos y susurros de los vídeos ASMR, según sus cálculos una de cada mil. Sin embargo, afirma que aun careciendo de esa sensibilidad a la gente le puede llegar a relajar.

«No siempre hace falta ver la imagen porque esto va de sonidos. Por supuesto hay que usar los auriculares porque se juega también con el estéreo», subraya este pacense, que afirma que su madre es su fan número uno.

No existe literatura científica o médica al respecto que concluya que esto sea una terapia contrastada, pero la realidad es que la cifra de usuarios de vídeos ASMR ha subido como la espuma, lo que ha provocado que haya tendencias y categorías dentro del propio género. En general, son más las voces susurradoras femeninas que masculinas, lo que sitúa al pacense Ramón Higuero, alias RTM, como un susurrador excepcional.

Sus vídeos suelen durar un cuarto de hora y, a grandes rasgos, se dividen entre él susurrando frases o bien emitiendo sonidos. «No creo que haga falta tener una voz especial. Y en mi caso me valgo de cualquier objeto y principalmente me surto de cosas que hay en el chino», dice mostrando una ranita de madera que al pasarle un palito por el lomo suena como el croar, o una especie de arena compacta que se vende para jugar y que al manosearla produce unos sonidos que él considera relajantes, así como un efecto hipnótico al derramarse. A todos estos objetos con los que se consiguen sonidos -en un vídeo aparece agitando el líquido de un bote de colonia, por ejemplo- los llama «detonadores».

El equipo que usan los susurradores no es especialmente caro. En realidad basta con una grabadora en estéreo -la suya le costó 118 euros- y una cámara normal -una de fotos Nikon que también hace vídeo-.

Según dice, su disciplina favorita en estos momentos es el 'roleplay', muy de moda en el ASMR en estos momentos. Se basa en representar un papel y hablar. «Es como estar en un teatro y a mí el que más que gusta hacer es el de la barbería».

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