Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Jóvenes jugando a Pokémon Go en Castelar. En la foto circular, Magmar, un pokémon de fuego, en la Plaza Alta de Badajoz. :: J. V. Arnelas
La fiebre Pokémon llega a Badajoz

La fiebre Pokémon llega a Badajoz

Cientos de pacenses se echan a la calle para hacerse con todos los monstruos del juego de moda a nivel mundial

MIGUEL VERÍSSIMO

Jueves, 21 de julio 2016, 07:44

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Con las cabezas muy juntas y móvil en mano, cuatro jóvenes se apiñan bajo el monumento de Puerta de Palmas. Permanecen quietos un instante y se marchan sin soltar el teléfono. Minutos después aparecen otros dos chicos y luego cuatro más. Todos quieren pasar por una de las pokeparadas más céntricas de Badajoz.

La capital pacense no ha escapado a la fiebre de Pokémon Go, el juego para teléfonos móviles que vio la luz hace apenas unos días en España y que se ha convertido en un fenómeno planetario. Su funcionamiento es más simple de lo que parece. A partir de una descarga gratuita, el juego comienza a funcionar en el teléfono del usuario, que se convierte en ese momento en un entrenador pokémon. Su objetivo será hacerse con todas las criaturas del universo Pokémon y llevarlas al máximo nivel.

Para cazar a todos los monstruos, los jugadores deben caminar por el mundo real, buscándolos e intentando atraparlos. Para conseguirlo, se valen del GPS del teléfono, que les indica dónde está cada pokémon, y de la cámara del móvil, mediante la que se consigue saber la ubicación exacta de los monstruos. Para capturarlos, los jugadores deben lanzar pokéballs que se obtienen, junto con otros objetos importantes para el juego, en pokeparadas como la de Puerta de Palmas.

Martín Zamora, de 18 años, es uno de los jóvenes que pasan por el monumento sin dejar de atender al móvil. «Aquí hay un gimnasio y paradas cerca para conseguir pokéballs. Es más fácil», afirma. En los gimnasios Pokémon los jugadores pueden ganar puntos y luchar contra los monstruos de otros entrenadores. En Badajoz existen 17 gimnasios y en doce reinan los pokémon de Miguel Franco, alias Waidelai en el juego, el mejor entrenador de la ciudad. «Los pokémon de más nivel de Badajoz los tengo yo. Lo normal es tener 1.000 puntos de ataque y yo tengo 2.000. En España tener 1.500 es ser de los mejores», asegura.

Para convertirse en uno de los maestros de Pokémon Go, Miguel ha necesitado recorrer toda la ciudad, lo que ha provocado que en apenas una semana jugando ya tenga varias anécdotas que contar. «En el parking de Menacho hay un gimnasio. El sábado fuimos cuatro personas a las dos de la madrugada y el vigilante salió porque pensaba que estábamos pasando droga», narra divertido. «Incluso hay uno de nosotros -añade señalando a su grupo de amigos- que le ha enseñado a su madre a cazar pokémon mientras él conduce».

Dentro del mapa del juego hay varios puntos clave en Badajoz. Uno de los más transitados es el campus de la Universidad de Extremadura. Según Miguel, allí se han llegado a reunir hasta 40 jugadores. Algunos, explica, han llegado cuando el campus estaba a punto de cerrar, lo que ha provocado el sobresalto de los vigilantes de seguridad.

A finales de la tarde del lunes, eran más de una veintena los que pasaban sin soltar el teléfono por el parque de Castelar, Puerta de Palmas y el Puente de Palmas, tres espacios llenos de pokémon y objetivos valiosos dentro del juego. Junto a Castelar, José Manuel Gómez, de 18 años, jugaba con un grupo de siete amigos. «Hoy estamos de cumpleaños. La mitad de la gente se ha quedado terminando de comer y nosotros nos hemos ido a por pokémon. Luego nos reuniremos otra vez», asegura.

Los jugadores destacan que una de las ventajas de jugar a Pokémon Go es poder hacerlo en grupo. «Nos avisamos entre los amigos de que la aplicación estaba disponible y entonces empezamos a quedar. Tenemos un grupo hecho, vamos andando y nos cruzamos con un montón de gente que va mirando el móvil, jugando», explica José Manuel.

Además, todos coinciden en que con la aplicación hacen ejercicio, ya que deben recorrer todo el mapa de la ciudad para hacerse con todos los monstruos. «Estamos andando un montón. El primer día que salimos fuimos de Ciudad Jardín a Huerta Rosales, de allí a la Alcazaba, cruzamos un puente y volvimos por el Puente Real», afirma José Manuel.

Turismo virtual

María Preciado, de 20 años, caza un Rattata (una rata Pokémon) justo en el arco de Puerta Palmas. Ella comenzó a jugar incluso antes de que la aplicación saliera en España gracias a una web de América Latina. «He crecido con Pokémon, como la mayoría de mi generación. El juego te obliga a andar y a descubrir algunos puntos de la ciudad que no conocías, lo que me parece muy interesante», explica.

Danae Segovia, de 19 años, coincide con ella. «Nos sentimos como los personajes del juego», señala. Con su pokéball al cuello y sentada en un banco del Puente de Palmas, explica que la zona del río es la más especial de la ciudad. «Todos los pokémon de agua, que son raros en Badajoz, vienen aquí», afirma. En apenas diez minutos, pasan varias decenas de chicos buscando pokémon por el puente, pero los jugadores aseguran que Pokémon Go no es sólo cosa de jóvenes. Destacan que en el juego hay también padres que salen a cazar monstruos con sus hijos y parejas que superan los 40. La fiebre de Pokémon Go llega a todas partes.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios