Una joven embarazada y con esclerosis lleva sin ascensor desde hace un mes

Yolanda Gálvez camina con mucha dificultad. Por la calle se desplaza en silla de ruedas, y con ayuda. Le diagnosticaron esclerosis múltiple con 18 años, pero su vida ha seguido adelante. Con 34 tiene dos hijos y está embarazada de siete meses y medio. Ahora se enfrenta a un obstáculo complicado: los escalones que separan su casa de la calle. ¿La razón? El ascensor de su edificio lleva averiado un mes.

Ella es una de las vecinas de Las Moreras afectadas por una inundación que tuvo lugar el pasado 20 de abril. Una tubería de gran tamaño se rompió junto al número 2 de la plaza Nuestra Señora del Carmen, el agua se filtró por los respiraderos del garaje y subió hasta dos metros. Una de las paredes del subterráneo se vino abajo y el cuadro eléctrico y el ascensor quedaron averiados.

José Vázquez Córdova es el presidente de esta comunidad de inquilinos, ya que el edificio pertenece a la Junta de Extremadura. Se trata de un bloque de viviendas sociales con alquileres baratos. Asegura que el problema eléctrico se arregló rápidamente, pero que Aqualia quedó en enviar un perito para revisar el ascensor que nunca llegó. Tampoco han reparado el resto de daños que sufrió el garaje, incluida la pared que cedió.

El portavoz de esta comunidad de vecinos considera que la responsabilidad de la reparación recae sobre la empresa concesionaria del servicio de aguas, ya que la inundación se produjo por una avería en la red. El pasado 3 de mayo, Vázquez Córdova acudió a la sede de Aqualia para pedir una solución, rellenó una solicitud, «y volvieron a decirme que mandarían a alguien, pero no ha venido nadie».

Desde Aqualia indican que «la solicitud está en trámite, siguiendo su curso ordinario, y sin incidencias». Los vecinos, sin embargo, exigen una solución rápida tras más de un mes de espera. El presidente de la comunidad añade que también ha escrito a la Junta como propietaria del edificio para que interceda con Aqualia o arregle el ascensor por su cuenta.

Los vecinos han consultado con la empresa que se ocupa del mantenimiento del elevador, que ha tasado la reparación en unos 12.000 euros. Para los residentes, aseguran, es imposible asumir este coste.

Yolanda Gálvez es la que está sufriendo más de cerca las consecuencias. Solo vive en el primero, pero para ella los dos tramos de escaleras son un suplicio. «Me canso mucho y no tengo buen equilibrio», explica. A esto se suma que en menos de dos meses tendrá un bebé y que necesita poder subir en el ascensor con el cochecito.

Vecinas recién operadas

En el segundo piso también hay dos vecinas que esperan con muchas ganas que se arregle el elevador. Ambas acaban de someterse a cirugía y la avería les ha dejado prácticamente encerradas. Una de ellas es María Isabel Fabita que, simplemente, no sale a la calle. Tiene 73 años y un gran sentido del humor, pero la han sometido a una operación importante recientemente. «Solo salgo al médico y porque no hay más remedio», se lamenta.

Francisca Santos es su vecina del otro lado del rellano. Tiene 53 años y ha pasado, en dos meses, por tres operaciones por una hernia que se complicó. Volvió a casa a la vez que tuvo lugar la avería y se ha visto obligada a bajar los dos pisos de escaleras cada dos días para acudir a las curas. Al volver se le hace eterno subir.

En el tercer y último piso el caso más difícil es el de Manuela Solís, que sufre artrosis, y su marido, que tiene problemas de pulmón. «Nuestros pies y nuestras manos son el ascensor», se queja esta pacense mientras explica que debe contar con sus hijos para la compra y los recados porque no pueden arreglarse solos en esta situación.

Para los afectados la prioridad es que den una solución a su ascensor, pero la inundación dejó otros daños relevantes. El garaje está lleno de humedad y temen que la pared que se derrumbó ponga en peligro la estructura del edificio. En general, se lamentan de que no hay un buen mantenimiento en este bloque de viviendas sociales. Llevan años, por ejemplo, intentando que cambien los canalones porque están deteriorados y se atascan.