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Prado Gómez en la puerta de su vivienda, que sufre una plaga desde hace dos meses
Una familia de Las Vaguadas sufre una plaga de mosca jorobada que invade su casa

Una familia de Las Vaguadas sufre una plaga de mosca jorobada que invade su casa

Han tenido que fumigar la vivienda y el insecto ha anidado en el pelo de tres personas, que deben seguir un tratamiento médico

Natalia Reigadas

Miércoles, 6 de enero 2016, 00:07

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Prado Gómez Nieves lleva dos meses viviendo una pesadilla. Está muy desmejorada. «No duermo. Tengo pesadillas. No me atrevo a ducharme sola porque me caen los insectos por la espalda. Estoy aterrada. Es superior a mis fuerzas», confiesa esta vecina de Las Vaguadas. Su problema es que su casa está plagada por moscas jorobadas, una especie poco habitual que además ha anidado en el pelo de esta mujer, su marido y su hijo y no son capaces de eliminar la infección. Desesperados, piden ayuda para localizar el foco de la plaga y eliminarla.

El 14 de diciembre esta familia presentó una denuncia ante la Policía Local. También han hecho llegar su problema a los servicios de Medio Ambiente y Sanidad, pero no logran una solución. Piden que la intervención sea urgente porque llevan dos meses viviendo una situación insostenible.

Su casa es un unifamiliar adosado en la calle Pantano de Piedra Aguda, en Las Vaguadas. El problema comenzó con un picor en el pelo. Prado Gómez, extrañada, pensó que serían piojos, ya que localizó unos pequeños insectos en su cabeza. También afectó a su marido y a su hijo. Tras varios tratamientos de farmacia, decidieron acudir al médico, ya que el problema no desaparecía.

«Entonces empezó el calvario», se lamenta esta vecina. El proceso ha sido largo. Han pasado por varios especialistas que no eran capaces de identificar el problema. La solución llegó gracias a los veterinarios, ya que hay varios en esta familia. Llevaron los ejemplares a especialistas e identificaron a la mosca jorobada.

A pesar de ser una mosca, es mucho más pequeña que las habituales. Su aspecto se asemeja más al de un mosquito y es muy poco habitual que infecte a los humanos, por lo que para esta familia ha sido muy complicado hallar un tratamiento.

Tuvieron que marcharse cuatro días para fumigar su vivienda. En los últimos días han probado una nueva medicación, que incluye antibióticos, y que esperan que acabe con la invasión en su pelo.

Sin embargo temen que el problema se repita mientras el foco permanezca activo. «Si no sabemos de dónde viene y le ponemos solución, volverán a salir».

Temen que se extienda

«En esta zona hay muchos niños, bebés incluso y hoy me ha tocado a mí, pero mañana puede ser otro», añade la vecina afectada. Para evitarlo el 14 de diciembre presentaron una denuncia ante la Policía Local. «Cuando estábamos allí nos saltaron los insectos a la mesa y pudieron verlos». Los agentes se desplazaron para analizar la situación, pero no ha habido más novedades.

Han elevado sus quejas al Ayuntamiento y a los servicios de Medio Ambiente y Sanidad, pero no obtienen respuesta. Piden que se investigue el foco de la infección para acabar «con la pesadilla».

Prado Gómez apunta a dos posibles causas. Frente a la vivienda hay un solar que no tiene un mantenimiento adecuado, según se queja. «Es un terreno municipal, pero no lo arreglan. En verano hay garrapatas e insectos. Las hierbas superan la altura de los vecinos. Llevamos 20 años aquí y no le dan solución», asegura.

Otra posibilidad es que la plaga proceda de otra vivienda, quizá por la contaminación de aguas residuales. La falta de limpieza puede ser la causa de esta plaga. Ante todo, esta familia quiere que el proceso burocrático entre el Consistorio y Sanidad se acelere para terminar con esta grave situación que viven.

El día a día es complicado. Además del tratamiento médico deben tener mucho cuidado para mantener la plaga controlada. Prado detalla que pone varias lavadoras cada día con agua caliente para eliminar unos insectos que ponen muchos huevos, por lo que se reproducen con mucha facilidad.

Constantemente, además, friega con lejía, pasa el aspirador y vigila que no aparezcan nuevos bichos.

Lo peor, sin embargo, es el estado anímico, «el sufrimiento que estamos pasando». Esta Navidad, por ejemplo, no han podido ir a visitar a sus nietos por miedo a extender la infección. «Estamos desesperados», asegura.

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