Los vecinos piden ayuda para salvar las palmeras de la plaza Conquistadores

La situación del parking Conquistadores está parada desde hace cuatro años. En 2011 se suspendieron las obras y la situación sigue bloqueada. La última novedad se produjo días antes de las elecciones, cuando Liberbank, el banco que ejecutó la hipoteca del aparcamiento, anunció que estaba dispuesto a quedarse con el contrato para terminar la construcción del subterráneo y finalmente explotarlo y conservarlo durante 40 años.

Liberbank estimó que puede terminar la edificación en unos nueve meses e inmediatamente después abrir el parking, y con él, la plaza. Las obras, sin embargo, no han comenzado, lo que supone que este parque no será restaurado en los próximos meses.

Eso supone que faltan al menos unos meses, quizá un año, para que la plaza abra al público. Los vecinos temen que en este tiempo, sin riego, las palmeras se sequen definitivamente.

El movimiento vecinal para salvar este parque surgió en junio del año pasado. Varios residentes de la zona se lamentaron en las redes sociales del estado de la arboleda y bautizaron el recinto como 'La plaza de la vergüenza'. Poco después decidieron quedar para regar ellos mismos a modo de protesta. El primer acto simbólico se convirtió en una costumbre. Durante meses acudieron cada jueves para regar las palmeras. Así mismo desbrozaron las zonas ajardinadas, que estaban llenas de maleza, e incluso colocaron plantas para mejorar la zona.

El aspecto de la Plaza Conquistadores mejoró y los voluntarios dejaron de acudir porque detectaron que un operario había comenzado a regar regularmente. Pensaron que la ausencia de mantenimiento se había subsanado.

Nuevas quejas

Hace unas semanas, sin embargo, las protestas se reavivaron. Las palmeras vuelven a secarse. Carmelo Sayago, uno de los voluntarios que ha estado trabajando en el parque, asegura que los árboles están mucho peor que hace un año, la primera vez que intervinieron.

Ante esta situación, los vecinos volvieron a citarse en la plaza el jueves 21 de mayo para retomar las labores de riego, pero no pudieron. La toma de agua que usaban para enganchar una manguera está desconectada. «Estamos estudiando qué hacer. Traer el agua desde las casas o desde un bar en cubos es muy complicado porque hacen falta muchos litros. Son 70 palmeras», se lamenta Carmelo Sayago. A pesar de la dificultad, los voluntarios no renuncian a seguir trabajando en el parque. Esperan encontrar una solución y piden ayuda a las instituciones para encontrar una salida.

Lo más sencillo, según los interesados, sería que los responsables municipales asumiesen el mantenimiento de la zona. Si no es así, al menos piden que conecten el agua para poder regar las palmeras, ya que temen que las altas temperaturas de las próximas semanas las sequen de forma definitiva. «Es una zona por donde pasa mucha gente y yo, cada vez que lo hago, se me cae el alma a los pies al comprobar cómo está», concluye Carmelo Sayago.