«Intentamos ganarnos la vida, pero no abusar de los precios»
La sastrería Velázquez cumple sesenta años confeccionando trajes a medida para hombres
ANA CARRANZA
Lunes, 14 de julio 2014, 08:15
La edad del negocio y la competencia en el sector podrían invitar a la jubilación, pero su dueño se resiste a abandonar el hilo y la aguja. Felipe Velázquez lleva veinte años al frente de la empresa que fundó su padre en 1954. Se trata de la sastrería Velázquez, uno de los negocios más conocidos de Badajoz.
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«Mi padre empezó de la nada, sin los recursos económicos que yo he podido tener, con todo establecido», cuenta el hijo. Posteriormente, el fundador fue incorporando personal a su equipo, que llegó a estar formado por más de 20 personas.
El actual responsable del negocio explica que antes era bastante habitual que la gente se hiciera trajes a medida, y aunque la competencia era mayor había clientes para todos. Las mujeres también eran asiduas a este taller, pero la feroz competencia de las franquicias y el vaivén de las tendencias provocaron que su padre decidiera centrarse en el armario del hombre.
Ahora, Velázquez sufre la crisis como cualquier otro negocio, aunque ha tratado de renovarse. «Las ventas han bajado, pero es algo normal en el tiempo en el que vivimos. Sin embargo, nuestros clientes son fieles». En la época de su padre, Felipe rememora que «los clientes se hacían los trajes completos y para eventos concretos. Ahora la mentalidad ha cambiado, la gente joven es más funcional y práctica», afirma. Por eso ahora venden prendas sueltas y ofrecen servicios impensables hace treinta años, como el alquiler de chaqués.
La sastrería Velázquez es una de las pocas que quedan todavía en la provincia pacense, y no tira la toalla en su afán por continuar con la tradición de hacer trajes a medida. Esta empresa fue la primera en explotar las posibilidades comerciales de la calle Santo Domingo (su emplazamiento de siempre) y desde entonces, otras tiendas han dado vida a esta vía. «El entorno ha ido a mejor en este tiempo» comenta Velázquez. Hace catorce años, sin embargo, se expandieron también a la calle Menacho abriendo un segundo establecimiento.
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A pesar de que el negocio sigue vivo, de momento no hay una tercera generación de Velázquez interesada en seguir con la empresa familiar pese a los deseos de su actual responsable, que prefiere que todo quede en casa: «Me gustaría que algunos de mis sobrinos siguieran con la tradición. Pero si no, no pasa nada». Además, Felipe Velázquez no pierde la ilusión. «Este trabajo me gusta y mientras los clientes sigan viniendo, seguiremos adelante». De hecho, Velázquez comenta que vestir hasta a tres generaciones de una familia es una de las mayores satisfacciones que le da el negocio.
Diversificar
Hacer trajes a medida ya no es la única fuente de ingresos de Velázquez. La producción propia ha dejado hueco a marcas conocidas como una forma de adaptarse a los tiempos y a las necesidades de la clientela. Las nuevas tecnologías también han ayudado en este proceso evolutivo, en el que se hacía necesario aumentar la producción. «Hemos sacrificado el tema artesanal para atender una mayor demanda», comenta. Sin embargo, añade que hay costumbres que permanecen, como tomar manualmente las medidas del cliente.
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En estos sesenta años, la moda masculina tampoco ha experimentado grandes cambios. «La prenda estrella del novio sigue siendo el chaqué» indica el sastre. Las tendencias en estos últimos años consisten en que la variedad de colores es más amplia y las prendas son más ajustadas al cuerpo.
Justifica los 550 euros que cuesta un traje a medida como mínimo por la calidad de los tejidos, los acabados y los detalles. También por la personalización, ya que todo queda a elección del cliente. El dueño de sastrería Velázquez añade que el trato personal con el cliente es otra de las cosas que les diferencian de las grandes franquicias textiles. «Esto no es un negocio elitista, está abierto a todo el mundo, intentamos ganarnos la vida pero no abusar de los precios», dice. Por ejemplo, si a un cliente le sienta bien un traje de confección, «no es nuestra política intentarles vender algo a medida, que es más caro. Lo que queremos es que el cliente se vaya conforme».
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Para ello sigue cumpliendo las premisas que le inculcó su padre: cumplir con los plazos de entrega y ser serios, comenta Felipe. Un traje a medida tarda en confeccionarse como un mes, pero en la temporada de primavera y verano los encargos se multiplican y la tarea se complica. Aún así el responsable de Velázquez admite «es difícil que a un cliente le digamos que no por dos cosas: por dar un buen servicio y por el propio negocio».
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