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Una década conviviendo con migrantes en Almendralejo

Una década conviviendo con migrantes en Almendralejo

Los temporeros extranjeros llegaron para las tareas agrícolas y ya han creado hogares

GLORIA CASARES

ALMENDRALEJO.

Sábado, 13 de octubre 2018, 09:39

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Los flujos migratorios que se viven en toda Europa han generado la llegada a Almendralejo de miles de migrantes desde hace una década, en su gran mayoría procedentes de Rumanía para trabajar en las tareas agrícolas.

La población local vio desde su inicio con escepticismo la llegada de miles de temporeros en época de vendimia, que en cuestión de semanas desembarcaban en autobuses desde Rumanía o en vehículos particulares desde otras zonas de España donde también trabajaban en recolecciones.

Pasados los años, muchos de esos ciudadanos se han asentado en la ciudad, han encontrado trabajo estable y formado familias y la relación con los vecinos de Almendralejo es de integración social. Los hijos de esas familias ya han nacido en Extremadura y están integrados en las pandillas de chicos y en los centros escolares.

Hay otro sector más reducido de temporeros que vive de forma estable en la ciudad durante el año, pero cuya integración aún no es real. «Son rumanos de etnia gitana, con los que hay una fuerte barrera, no solo con el idioma, sino también cultural», apunta Patricia Jara, técnico de Médicos del Mundo. La oenegé reconoce que los migrantes «viven segregados y que no hay contacto con la población local».

El asentamiento de esa población, principalmente en la barriada de San José, es lo que ha hecho que la asociación Médicos del Mundo haya decidido actuar para mediar e intentar buscar una integración y una normalización en la zona.

Es el primer proyecto de envergadura de esta oenegé en Extremadura. Su llegada se debe a la existencia de «una población migrante importante» de temporeros, que a falta de un censo oficial estiman en 3.000 personas, en su gran mayoría de nacionalidad rumana, apuntan.

En primavera la asociación comenzó a trabajar con ellos a través de un programa de mediación cultural, financiado por la Junta de Extremadura. Ahora la asociación da un paso más y pondrá en marcha un nuevo proyecto, esta vez financiado por la Obra Social de La Caixa, para trabajar el aspecto sociosanitario de esta población. Y es que hasta ahora no había ningún programa ni ninguna asociación que trabajara para su integración.

A través de este proyecto, la técnico de Médicos del Mundo, con la mediadora Carmen Foltutiu, han llevado a cabo entre 53 y 56 visitas a domicilios donde han realizado encuestas.

Necesidades sociosanitarias

En ellas se ha detectado que esta población migrante tiene «necesidades sociosanitarias importantes», según apuntó la técnica de Médicos del Mundo. «Como se están moviendo continuamente no entendían lo del seguimiento, sobre todo de las vacunas», apunta Jara. También tienen otros problemas como el absentismo escolar de los menores, reconoce la técnica.

Médicos del Mundo reconoce que los rumanos de etnia gitana «son nómadas, una circunstancia que afecta a la integración real».

Los programas buscan que mejore la convivencia con la población local de los barrios donde están asentados y que haya una integración real una vez que los técnicos se marchen. «Es un proyecto a medio, largo plazo», explica.

Para ello ya han comenzado a colaborar con la Asociación de Vecinos de San José, donde se les ha prestado la sede.

Se han llevado a cabo charlas con líderes de la comunidad extranjera, visitas a los que están empadronados y se van a realizar talleres. También cuentan con ayuda de Cáritas y de la Fundación Ruy López.

Un asunto que preocupa a los vecinos de la barriada de San José son los 'pisos patera'. «Hemos denunciado muchas veces que hay 'pisos patera', pero no hacen nada».

Las reticencias de la población local a alquilar pisos a temporeros hace que en ocasiones se instalen muchos hombres jóvenes en viviendas que no cumplen condiciones dignas de habitabilidad. «Eso provoca que sea habitual verlos por las tardes en la calle y hay jaleo un día sí y otro también», denuncia la presidenta de la barriada, Faustina Reyes.

Por ello, los vecinos piden más presencia policial y lamentan que la oficina de la Policía Local que se puso en la zona esté pocas veces abierta.

Desde el Ayuntamiento se ha contratado a una trabajadora social que trabaja también en mediación, pero sobre todo en la lucha contra el absentismo escolar. Ella también visita las naves agrícolas que acogen temporeros, aunque este año solo se ha recibido una solicitud. Sin embargo, reconocen la existencia naves ilegales.

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