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Una niña recibe un caramelo durante la cabalgata. :: g. c.
Un caramelo casi le cuesta la vida a un niño en la cabalgata

Un caramelo casi le cuesta la vida a un niño en la cabalgata

La ayuda de policías locales y un militar permitió al crío echar el caramelo y dejar de asfixiarse

G. CASARES

Domingo, 11 de enero 2015, 09:14

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El pasado día 5 de enero, la cabalgata de los Reyes Magos repartió en las calles de Almendralejo unos 1.800 kilos de caramelos entre el público que acudió a verla. Y la fatalidad quiso que uno de ellos casi costara la vida a un niño, de 8 años de edad, al quedarle el caramelo atascado en la tráquea en el momento en el que las carrozas hacían su recorrido, llenando de alegría a la gente.

Por suerte, y también por la voluntad y la decisión de varias personas, el niño logró echar el caramelo, incluso antes de que la ambulancia llegara al lugar, que podría haber sido tarde, dada la gravedad del suceso.

Los hechos se produjeron cuando la cabalgata con las 27 carrozas estaba ya entrando casi en su recta final, a punto de coger la calle Ortega Muñoz para terminar en el Palacio del Vino. Fue, en concreto, en la confluencia entre la carretera de Santa Marta y la calle Primero de Mayo, sobre las ocho de la tarde.

En ese lugar, justo al lado de una conocida gestoría, se encontraba la familia del pequeño, que HOY no ha podido localizar. Había una gran cantidad de gente en ese lugar, muchos ciudadanos que se estremecieron al oír los gritos pidiendo auxilio de la madre del pequeño, cuando vio que el niño se estaba atragantando.

Gritos de auxilio

En ese momento pasó una pareja de la Policía Local en motos, uno de los cuales se percató de los gritos y paró. El agente en cuestión le hizo la maniobra de Heimlich al niño, consistente en apretarle por detrás una zona del pecho, aunque el caramelo no salió. Fue entonces cuando, ante la gravedad del momento, decidió llamar a los servicios de emergencias por la emisora de la Policía Local.

Mientras él alertaba, llegó el segundo agente motorizado, que también se bajó e intentó ayudar al niño.

Y en ese momento de tensión y nervios, un ciudadano que presenció la escena, no dudó en ir a ayudar al niño, haciendo de nuevo la maniobra en cuestión. Viendo que tampoco salía el caramelo y el niño cada vez estaba más nervioso, decidió darle un golpe seco en la espalda, entre los homoplatos, y fue entonces cuando el caramelo saltó, despejando su garganta.

Al final, entre todos ellos le salvaron la vida al niño, en un suceso que podría haber acabado siendo una verdadera tragedia.

«Mi mayor satisfacción es que ese niño el día 6 puedo disfrutar de su regalo de Reyes», así resumía su sentir José Antonio Manchón, un cabo del Ejército de Tierra, de 31 años, de Almendralejo.

Un sentir que también tenían los dos policías locales que ayudaron al niño y que pudieron ver cómo se salvaba y podía seguir disfrutando de la noche más mágica del año.

El resto, polémicas sobre la autoría del que logró el milagro, si fue el segundo policía el que le dió el golpe certero al crío, que permitió que dejara de asfixiarse, o fue este militar, quedan ya en un segundo plano. Los tres merecen este homenaje, porque todos contribuyeron a salvar la vida a un niño.

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