Secciones
Servicios
Destacamos
A. G.
Lunes, 19 de febrero 2018, 08:37
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
El agua de Portugal llega a Villanueva del Fresno desde 2008. En cuanto recibieron el visto bueno de las autoridades portuguesas y españolas empezaron las obras.
Según Ramón Díaz fue realmente complicado. Había varios elementos en contra que no invitaban al optimismo. Con el paso del tiempo, agradece el apoyo que en su día le prestó Juan Antonio Millán, el alcalde de Cartaya. Le asesoró tras su experiencia en la negociación con la Unión Europea y Portugal para ampliar el cultivo de fresas en la comarca.
Todo arranca cuando la presa de Alqueva inunda parte del término muncipal de Villanueva, el estrecho hilo del Guadiana se convirtió en una amplia balsa de agua junto al término municipal. El Ayuntamiento recibió por esta inundación una compensación económica, pero pidió renunciar a ese dinero a cambio de una captación de agua. Pusieron sobre la mesa los dos millones de euros del justiprecio de la expropiación. Le trasladaron esa propuesta a la Junta de Extremadura y a los gobiernos de España y Portugal. De entrada, recuerda el alcalde, todos le dicen que es inviable. La construcción de la presa de Alqueva obliga a renegociar las tomas de agua que hay en el Guadiana por la margen izquierda desde el azud de Badajoz.
Portugal insiste en que esas tomas deben reducirse y España apuesta por mantenerlas. En ese contexto, por tanto, sumar a la negociación una nueva toma como pretendían en Villanueva del Fresno se veía una causa perdida. «Nuestra propuesta era muy clara. Queremos agua, no queremos dinero».
Finalmente consiguieron que les escucharan en la Comisión para la Aplicación y Desarrollo del Convenio de Albufeira, un organismo en el que España y Portugal tratan continuamente las cuencas comunes.
La comisión la forman los ministros de Medio Ambiente y los embajadores de ambos países y es la que decide, por ejemplo, el volumen de agua que desde Extremadura tiene que pasar a Portugal por Caya.
El regadío se trató en dos comisiones, una en Lisboa y otra en Madrid. Recibieron el visto bueno y pasaron a la mesa de trabajo de la Cumbre de Évora. Sin necesidad ademas de devolver los dos millones de euros del justiprecio, que finalmente emplearon en los primeros regadíos.
El otro escollo fue la protección ambiental. Tampoco había mucha esperanzas. La finca se encuentra dentro de la Zepa de Jerez, en la Red Natura 2000. «Si teníamos 4.500 hectáreas entendimos que había sitio para todo». Hablaron con Medio Ambiente y se plegaron a las condiciones de los técnicos para reducir al mínimo el impacto sobre las aves. Han dedicado años ha aumentar el número de charcas y mantienen sobre El Cunco tres hojas de tierras bien diferenciadas. Una se dedica al pasto y dos a cultivos. La hojas van rotando de uso cada año, de tal forma que siempre hay el mismo terreno para anidar. Tras varios primaveras con este sistema, consiguieron aumentar la población de aves y los humedales. Una explotación hotelera en la orilla de Alqueva por el lado español oferta precisamente a los visitantes observación de especies. «Demostramos que la presión sobre las aves es insignificante a lo cultivos», afirma.
Menos suerte han tenido en cambio en Cheles. También se podría beneficiar de la Cumbre de Évora porque el regadío transfronterizo cede medio hectómetro cúbico cada año por los terrenos que inundó Alqueva. El problema es que la finca comunal de Cheles es una dehesa y no hay cultivo de regadío compatible con la dehesa.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.