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EFE
MÉRIDA.
Lunes, 23 de julio 2018, 08:14
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Más de un millar de ganaderos de toda la zona del ibérico -de Extremadura y de las zonas de influencia de Jabugo (Andalucía) y Guijuelo (Castilla y León)- se han reunido en Zafra para denunciar que algunos aspectos de la norma de calidad son imposibles de cumplir.
El presidente de la cooperativa San Isidro de Monesterio, Francis Megías, explica que la cita se produjo en la tarde del pasado viernes en el pabellón Banesto del recinto ferial de Zafra y se organizó de forma espontánea, mediante el boca a boca o grupos de WhatsApp ante el difícil momento que viven por la falta de certificadoras.
En ese sentido, ha explicado que aunque la norma de calidad del cerdo ibérico se aprobó en 2014, con algunas modificaciones en 2016, recientemente ha salido un decreto que «está apretando las tuercas a las certificadoras», que hasta ahora habían dejado pasar algunas cuestiones de la norma imposibles de cumplir por parte de los ganaderos. Según Megías, es contradictorio que se esté avanzando en genética para que los animales produzcan más y mejores carnes, mientras que por otro lado se exige que los cochinos tengan que ser cada vez más viejos y con menos peso para venderlos, lo que le lleva a preguntarse con ironía si «hay que tenerlos en el campo entretenidos» y sin que engorden.
El presidente de la cooperativa San Isidro destaca también que los ganaderos de este sector se oponen a que, para los cruces de los animales, se les exija que sean de un libro genealógico que solo tienen dos o tres granjas en España, «un monopolio» al que te obligan a «entrar por el aro».
Tras precisar que no quieren «etiquetas» ni ir con siglas des sindicatos u organizaciones agrarias, Megías ha indicado que lo más urgente es conseguir solucionar el problema de las certificadoras, tras las sanciones impuestas a Certicalidad y 'Certibérico Charro. Así, mientras la primera no se reactivará hasta casi final de agosto, la segunda se ha suspendido ahora, una situación que llevará a que en más de un mes no se pueda vender ningún animal, desde Salamanca hasta el norte de Andalucía, «porque no hay nadie que certifique», lo que causa un grave problema en el intensivo.
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