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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Jornaleros cosechan uva de la variedad crimson en una finca de Guareña que explota la empresa Moyca Grapes, la principal exportadora de uva de mesa de España. BRÍGIDO

La uva de mesa trata de hacerse hueco en los viñedos extremeños

Expectativas. Aunque la superficie de vides no ha crecido, la implantación de dos grandes grupos y la labor de una empresa de Los Santos hace pensar que ganará peso dentro del sector

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Viernes, 4 de septiembre 2020, 09:20

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La imagen impacta. Es llamativa por no ser normal en el campo extremeño. A pesar de que existen pocos territorios como Extremadura que muestren tal diversidad de cultivos agrarios y ganaderías, ver desde una pequeña loma una parcela de 40 hectáreas en las que mallas –o telones, como se prefieran– cubren vides que pueden alcanzar los dos metros de altura salta la vista. Es lo que se ve en Guareña, en las fértiles tierras de las Vegas del Guadiana, donde se concentra buena parte de la producción de uva de mesa que se genera en la región, escasa si se compara con la que se destina para vinificación, inmensamente mayoritaria.

El de la uva de mesa es un subsector del viñedo muy técnico, costoso, pero rentable a la vez, poco implantado y con una virtud evidente: genera mucha mano de obra, un aspecto nada desdeñable cuando la mecanización se está imponiendo en el mundo agrario desde hace años.

Los parrales, bien guiados, bien cuidados, atraen a un número muy elevado de jornaleros durante su recolección, que puede empezar en la región en junio y acabar en septiembre –en otras zonas del país llega hasta noviembre– en función de las variedades.

Un viticultor santeño y dos empresas son los principales productores

Del total de 79.000 hectáreas de viñedo , solo 159 son para uva de mesa

El viñedo destinado para uva de mesa en Extremadura, según que aporta la Consejería de Agricultura, ocupa 159 hectáreas cultivadas. Se trata de una cifra sin grandes variaciones apenas en los últimos años aunque hace dos ejercicios se superaron la barrera de las 200 hectáreas y todo apunta a un crecimiento a corto plazo. El conjunto del viñedo regional ocupa 79.000 hectáreas.

Una empresa murciana es el principal exportador de uva de mesa de España, y líder del sector en Europa. Y tiene presencia en Extremadura. Saca cada año unos dos millones de kilos este producto (sin semilla) desde la finca que tiene arrendada en Guareña. Se trata del grupo Moyca Grapes.

Su sede está en Totana, localidad de 32.000 vecinos hermanada con Mérida, enclavada en la comarca del Bajo Guadalentín, en la zona del río del mismo nombre. Un entorno óptimo para la uva, con o sin pepita aunque esta última opción es la que se está imponiendo en el mercado.

Extremadura se ha convertido en otra zona interesante para Moyca, reconoce la empresa con parcelas también en Alicante, que cada año produce 60 millones de kilos de uva de mesa, casi toda con destino a los mercados exteriores.

Otra empresa agroalimentaria asentada en el territorio regional, HaciendasBio, gestiona 80 hectáreas repartidas entre otra finca en Guareña y dos en el término municipal de Badajoz. También hablamos de uva sin pepita.

Por último, el tercer núcleo de uva de mesa extremeña se sitúa en Los Santos de Maimona. Uva extraída de la variedad blanca eva, autóctona de la localidad y con pepita. La sociedad limitada Evabeba Gestión SL, cuyo administrador es el viticultor santeño Ángel Lavado Montaño, tiene con 30 hectáreas en producción, todas en el término municipal de Los Santos.

Lavado las distribuye por toda España, siendo uno de los proveedores de El Corte Inglés. Cada campaña comercializa entre 250.000 y 300.000 kilos exclusivamente de su parcela, aunque aspira a corto plazo a comprar uva de otros agricultores. Comenzará a vendimiar su eva blanca en esta primera semana de septiembre. Lo habitual es que hubiera empezado a mitad de agosto pero este año el fruto no estaba maduro.

Demanda

«Llevamos en la región desde hace una década más o menos. Estamos muy contentos por los resultados, por la climatología, por la abundancia de agua y por la fertilidad de la tierra», explica Josefina Mena del Pueyo. Es la directora general de Moyca Grapes y es extremeña, natural de Don Benito.

En la finca guareñesa, dos técnicos de la empresa analizaban en la tercera semana de agosto los racimos de uva que sobresalían a casi dos metros de altura. Son de la variedad crimson, sin pepita. Miden su azúcar, su calibre. Un trabajo milimétrico para poder cosechar en el momento adecuado.

«Es un trabajo detallado, que requiere su tiempo. La uva tiene que estar en su grado óptimo para ser cosechada y corre sus riesgos climatológicos ante oleadas de calor o tormentas, que es lo peor», cuentan Paco y Alfonso, de Moyca Grapes, a HOY, antes de dar su visto bueno a que se coseche una hilera de parrales, colacados en forma de espaldera alta.

Vienen de Totana, en un trayecto de ida y vuelta frecuente hacia Extremadura durante los meses de cada verano.

Parrales cubiertos para protegerlos del granizo en Guareña.
Parrales cubiertos para protegerlos del granizo en Guareña. BRÍGIDO

La Región de Murcia concentra 6.364 hectáreas del total de 13.903 que hay en el conjunto del país, según el Anuario de Estadística del Ministerio de Agricultura. Esto supondría el 46% de la producción nacional, por delante de la Comunidad Valenciana (sobre todo en la provincia de Alicante, con Vinalopó como estandarte del cultivo), Andalucía y, como se ha indicado, Extremadura con mucho menor peso.

Murcia ya representa el 68% de las exportaciones del total nacional, con un incremento productivo desde 2010 del 75% y del 30% desde 2014 en los envíos al exterior. Y cultiva el 90% de las uvas sin semillas de España.

«El consumidor demanda ese tipo de producto, que está muy asentado en algunos países como Reino Unido», reconoce Francisco Casallo, cofundador y director general de HaciendasBio, primera productora de fruta y verdura ecológica en España.

Técnica

La empresa tiene 80 hectáreas de uva de mesa entre tres parcelas, dos en Badajoz (Rincón de Caya y Cantillana, en la pedanía de Valdebótoa) y una en Guareña. Además, dispone en Mérida de una nueva planta de envasado y manipulación de productos dentro de un parque ecológico en el que invirtió 18 millones.

«Nuestra estrategia se basa en diversificar cultivos. Y este de la uva de mesa tiene varias ventajas. Uno que hay demanda, demanda internacional que ha ido creciendo y un aumento de la producción, que ha hecho posible cubrir esa demanda. La segunda es que tiene un calendario amplio de comercialización. No es de dos semana o un mes sino tres meses y medio por las diversas variedades. Complementa lo existente», explica Casallo.

Para Ángel Lavado, la calidad es lo que distingue a este tipo de uva. «Evidentemente es diferente porque el producto final requiere un proceso previo diferente si se trata de uva para vinificación. Más técnico, más cuidado. La poda es diferente. El abonado es diferente. Y siempre pendiente, más que nunca, del tiempo porque la uva de mesa especialmente sensible a las condiciones meteorológicas de cada año», resume el viticultor de Los Santos. Dispone más o menos siempre dos meses o dos meses y medio de vendimia asegurada cada año. Hasta noviembre. Una realidad que –incide– obliga a tener asegurada la mano de obra necesaria en el momento justo. En su caso, buena parte son jornaleras.

El sector añade en que las temperaturas altas a comienzo de la primavera, seguidas repentinamente de semanas de frío, propician un crecimiento desigual en las vides. Eso implica al final una mayor necesidad de jornaleros porque la cosecha se debe llevar a cabo con más frecuencia y la clasificación de la uva para comercializarla precisa más atención.

«Se trata de un cultivo en el que las expectativas de rentabilidad son altas», admite a este periódico el director general de HaciendaBio, aunque matiza al instante. «También es un cultivo costoso porque es muy técnico, necesita de una especialización y en Extremadura no existe todavía para preparar una parcela muy grande dirigida a grandes mercados. Sí existe para la recolección. Se necesitan alrededor de 1.500 horas de trabajo por hombre por cada hectárea, 1.800 horas en los momentos con más carga de trabajo», especifica Francisco Casallo.

Mercados

En el caso de Ángel Lavado, el consumidor es nacional. En el caso de Moyca y HaciendasBio, fundamentalmente extranjero. En este caso, los exportadores españoles de uva de mesa esperan una fuerte competencia de Egipto, además del tradicional de Italia o Francia, países donde el viñedo está más asentado junto a España.

En cuanto a destinos, la Unión Europea (ya fuera Reino Unido de ella), es el principal de la uva de mesa que se cultiva en territorio nacional. Pero España puede exportar también uvas a Vietnam y China y está trabajando ahora en la apertura de mercados en Tailandia y Taiwán. Asia, de nuevo, como una oportunidad inmensa de consumidores.

Es el mercado nacional el que tira del carro en el tramo final de la campaña, que arranca por el mes de mayo y junio para las variedades más tempranas, y que en diciembre comercializa –no en Extremadura sino en la zona mediterránea– variedades más tradicionales con pepita como dominga, aledo o italia. Las que se producen en la alicantina Vinalopó están dos de cada tres uvas de mesa que se consumen en Nochevieja en España.

Dos técnicos de Moyca comprueban el azúcar de la uva.
Dos técnicos de Moyca comprueban el azúcar de la uva. BRÍGIDO

«La demanda existe, a la misma vez que los competidores. Por eso es importante saber diferenciarse por la calidad», indica Josefina Mena, de Moyca, una empresa agrícola familiar fundada en 1995 y dedicada exclusivamente a la producción, manipulación y comercialización de uva de mesa sin semilla.

Mientras, Ángel Lavado se dedica de forma más intensa al subsector de la uva de mesa desde 2007 en una localidad donde había tradición en este tipo de cultivo. «No es fácil centrarse en la uva de mesa y por eso ahora no hay más viticultores que la cultiven, eso está claro. Necesita una dedicación especial y luego poder vender bien tu producto con una obligada calidad porque aquí la clave es la calidad», recalca el agricultor santeño.

El kilo de uva de mesa para el consumidor nacional abarca una amplia franja de precios, también en función de la variedad. De forma muy general puede situarse entre los 3 y los 4 euros/kilo.

«El trabajo cada año por conseguir calidad, uniformidad del producto, graduación... es extraordinario. Y las dificultades son máximas. El consumidor lo debe saber valorar», finaliza Lavado.

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