La inquietud sanitaria y los precios bajos marcan el inicio de la vendimia

«No hay precios establecidos y los viticultores venden la uva 'a ciegas'. Es muy triste», lamenta Catalina García, responsable del sector del vino de UPA-UCE. Como es costumbre, se sigue mirando como referencia lo que se prevé de precio en la vecina Castilla-La Mancha, la primera productora del país.

Allí, pese a las buenas expectativas tanto en calidad como en cantidad (entre 23 y 25 millones de hectolitros se espera producir; en Extremadura serán unos 2,8 millones), los primeros precios que figuran en tablillas reflejan un descenso de entre el 25 y el 30% respecto a los de la pasada campaña. «Estamos muy preocupados», añade García.

Mientras, Juan Metidieri, presidente de Apag Asaja, avanza que hay precios que están claramente por debajo de los costes de producción. Eso es insostenible y condena a la ruina a las explotaciones, sentencia el dirigente agrario.

La industria bodeguera señala que hay mucha existencia de vino debido al desplome de las exportaciones por la pandemia de la covid-19 como un argumento de peso para pagar bastante menos.

Tampoco ha dado una alegría al sector el programa de ayudas de vendimia en verde desarrollado por la Junta y otras comunidades. Consistía en la eliminación o destrucción de los racimos de uvas cuando aún estaban inmaduros, de tal forma que se redujera totalmente el rendimiento de la parcela de viñedo. Los beneficiarios debían ser viticultores inscritos en una denominación de origen. Por hectárea se podía recibir hasta 1.200 euros en Extremadura, donde se primaba a los viñedos grandes.

Según datos de la Consejería de Agricultura, se presentaron 131 solicitudes susceptibles de recibir ayudas al programa de vendimia en verde, con 669 hectáreas. Al final las solicitudes resueltas favorablemente han sido 27, con una superficie total de 287,60 hectáreas. El montante total de las ayudas ha ascendido a 294.191 euros.