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El cerdo alentejano es ibérico español

El cerdo alentejano es ibérico español

El guarro portugués entra en la norma de calidad del ibérico, lo que supone más ventajas que inconvenientes

Celestino J. Vinagre

Martes, 14 de junio 2016, 08:39

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La Raya ya no es frontera para el ibérico. El porco alentejano, de la vecina región portuguesa, se asimila legalmente al cerdo ibérico español. Entra, con sus derechos y también deberes, a formar parte de la norma de calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo ibérico y, por tanto, se podrá comercializar bajo sus etiquetas. Lo ha decidido el Gobierno y ha sido anunciado en el Boletín Oficial del Estado, tras quince años de acuerdos de comercialización con Portugal. A efectos prácticos, la entrada en la norma de calidad de animales lusos abre nuevas expectativas de negocio más que posibles perjuicios, subrayan desde el sector porcino en Extremadura.

El cerdo alentejano y el ibérico asentado mayoritariamente en Extremadura comparten el mismo tronco. Son primos hermanos, indica Elena Diéguez, secretaria técnica de Aeceriber, entidad que gestiona el libro genealógico del ibérico.

«El tronco ibérico abarca genéticamente al cerdo alentejano y al cerdo ibérico, lo que garantiza una similitud muy elevada en la materia prima. No existe inconveniente en la aceptación de los animales alentejanos y sus cruces con animales de raza duroc destinados exclusivamente al sacrificio y transformación», se explica en la resolución del Ministerio de Agricultura.

La resolución dice expresamente que los animales de raza alentejana inscritos en el libro genealógico reconocido para esta raza por las autoridades lusas serán equivalentes a los animales de raza ibérica inscritos también en su libro, «aplicándoles los mismos requisitos que a estos».

Sus productos podrán utilizar las designaciones por tipo racial en las mismas condiciones que los procedentes de animales ibéricos.

Se refiere a que, para que sea considerado 100% ibérico deben proceder de animales con un 100% de pureza genética de la raza ibérica, cuyos progenitores tengan asimismo un 100% de pureza racial ibérica y estén inscritos en el libro genealógico. Y serán simplemente ibéricos cuando se trate de productos procedentes de animales con al menos el 50% de su porcentaje genético correspondiente a la raza ibérica.

«Si me preguntas si nos entusiasma que el porco alentejano forme parte de la norma de calidad te diré que no. Ahora bien, no hay excesivos problemas por calidad y por tipo de producción que entren en ella y, además, mucho mejor que esos animales entren de cara que por la puerta de atrás», enfatiza Diéguez.

Desde la asociación que engloba a los ganaderos de ibérico puro se recuerda que desde 2001 se vienen desarrollando acuerdos de producción, elaboración, comercialización y control entre los dos países. Y echando la mirada atrás se recuerda que cuando Extremadura fue asolada por la peste porcina en la década de 1980 buena parte de la cabaña porcina que se reintrodujo llegó a través de porcos alentejanos.

Desde Aeceriber se incide en que ese guarro portugués no va a distorsionar el mercado español. En el Alentejo hay 7.000 madres reproductoras, una cantidad más que asumible. «Solo representan el 2,5% de la producción ibérica en la Península», subraya su secretaria técnica.

Del mismo modo, Elena Diéguez apunta a que el productor español tiene más que ganar con la aceptación del porco en la norma de calidad. «Compramos nosotros mucho más allí que ellos aquí y eso facilitará las cosas. Para la industria española es una buena medida», añade.

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