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Laboratorio. Los trabajos se realizan en laboratorios de cultivo in vitro. E. DOMEQUE
Frutos rojos con ADN extremeño

Frutos rojos con ADN extremeño

Proyecto de mejora genética. En Don Benito trabajan para conseguir nueva variedades con mejor sabor y una mayor postcosecha

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Viernes, 5 de junio 2020, 18:06

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Las 'berries' es el nuevo anglicismo que se ha colado en las Vegas Altas del Guadiana. Para los no duchos en el idioma anglosajón las 'berries' serán más reconocibles como esas frutas jugosas y de colores vivos que llamamos frutos rojos. Arándanos, moras o fresas que llegan a Don Benito para salir de su zona de confort y ponerse a prueba en las Vegas Altas del Guadiana como Berries del Oeste.

Un proyecto aún incipiente, aunque con varios años ya de trabajo, que comienza cuando una compañía anglo-española plantea la necesidad de mejora de estas frutas y busca una zona que sea dura para los frutos rojos. Entonces, se sale del espacio de producción de una planta de Huelva, de un clima muy benévolo en invierno, para irse a una situación dura, en Don Benito. «Con esto se consigue hacer la selección y filtrar que sean resistentes al frío, la humedad, los suelos pesados. Esto es, condiciones duras tanto climáticas como de suelo para elegir variedades que agronómicamente sean resistentes y que tengan sabor», explica Tom Rogers, director de este programa de mejora.

De este modo, Extremadura se convierte en el epicentro de los trabajos de hibridaciones y selección inicial con un doble objetivo: aumentar la postcosecha y mejorar el sabor. «Gracias a este proyecto recuperan sabor en el mundo de las fresas con una productividad mayor que las variedades más productivas de las que hay actualmente en el mercado que se han visto envueltas en un bucle tóxico de aumentar rendimiento y bajar sabor para tener una postcosecha mucho más grande y llegar al cliente final», afirma Rogers. El concepto es, por tanto, aumentar el sabor vía azúcares que, además son conservadores: «Esto lleva a una postcosecha tan larga o incluso más que los productos que se hacían hasta ahora y, al mismo tiempo, llegan al cliente final con más sabor que esa fresa antigua».

Un proceso que aún tiene distancia por recorrer, al menos, durante los próximos dos años. Y es que, de las hibridaciones que empezaron a traer variedades en el 2014, actualmente son ya cinco variedades protegidas y que inician este año la producción en vivero, por lo que ahora tiene que recorrer dos años de producción de 'madres' para luego salir de forma masiva al mercado.

Así, en las fresas el proyecto acumula unos 14 años y tienen ya productos que suman un lustro de ensayos, que entran en producción comercial. En el caso de los arándanos el proceso lleva ocho años, al igual que en la mora sin espinas. Este camino les llevará después fuera de Extremadura, ya que desde aquí viajan a Huelva y Marruecos, donde se ensayan y se definen los materiales finales para comercializar.

Sin embargo, conservarán el ADN extremeño en el futuro. Ejemplo de ello es esa citada mora sin espinas que lleva genética del río Ortigas gracias al trabajo científico que se realiza en Don Benito. «En el entorno del río existe mucha mora con espinas y se han seleccionado aquellas zarzamoras extremeñas con el sabor más aromático y dulce para utilizar el polen en el cruzamiento y seleccionar para quitarle las espinas», expone Rogers, «al final, se obtiene una mata de moras, que da un fruto muy grande de entre 10 y 18 gramos, con una buena conservación y con un sabor muy azucarado y aromático al que se le rebaja la acidez».

Un largo camino que persigue devolver a estos frutos el sabor de antaño para, al final, no exportar frutos rojos sólo con presencia y conservación, sino también con sabor. Esto redunda en una producción y exportación de la agricultura del conocimiento. Para Rogers, los cambios que se están dando en la comarca suponen un desarrollo tecnológico, incrementando el nivel laboral en el campo hacia la venta de conocimiento, «porque vamos a dejar de vender el arroz y el tomate para vender el conocimiento que tenemos de esos cultivos».

Al mismo tiempo, entiende que este proyecto va a generar más agroindustria porque está atrayendo hacia aquí a la producción viverística de estos frutos y muchos viveros se plantean hacer sus instalaciones en la comarca para producir la planta prebase que luego se destina a la producción del vivero final en su clima.

«Cuando tú vendes tu conocimiento lo vendes al mundo y esto es un concepto para ello», argumenta Tom, que ha visto crecer a empresas a través de numerosos proyectos de mejora, gracias al I+D, al igual que lo ha hecho el tejido empresarial extremeño «que se ha tecnificado y, en agricultura, Extremadura es una potencia mundial que está exportando al mundo entero su conocimiento».

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