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Un empleado del centro de recría de porcino de Iberpex en Trujillanos echa pienso a cerdos duroc. BRÍGIDO

Duroc, el socio necesario del ibérico

Demanda. Los cerdos de esta raza no tiene la fama de sus primos, pero son básicos para producir los jamones de cebo y el cebo de campo

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Viernes, 5 de junio 2020, 17:58

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No tiene el lustre, ni la imagen de calidad que se asocia históricamente el cerdo ibérico, pero el guarro duroc tiene un peso fundamental en el sector del porcino extremeño. Tan relevante al menos como su pariente ibérico, a la vez que es muy valorado por una serie de características por ganaderos e industriales. De hecho, la carne de duroc está presente en la mayoría de jamones, embutidos y lomos consumidos, no solo en España sino en el mundo.

Sin verracos de esa raza no se podría entender gran parte de la cabaña porcina de Extremadura, porque es el macho que se cruza con las reproductoras ibéricas para conseguir esos animales ibéricos al 50% que recoge la Norma de Calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo.

Es la única raza no ibérica autorizada para producir ibérico. Pero no es un duroc cualquiera, sino que debe tener 'papeles', una carta de calidad: ha de estar inscrito en el Libro Genealógico de la raza, que exige cumplir con una serie de parámetros de pureza genética.

Como se recordará, con la Norma de Calidad para los productos del cerdo ibérico es obligatorio que los machos utilizados para criar lechones cruzados estén inscritos en el Libro Genealógico de la raza duroc. La Asociación Nacional de Porcino Selecto (ANPS) es la encargada de gestionarlo. Esta tiene acreditadas a tres ganaderías para producir verracos del Libro. Una es pública, el Censyra (Centro Selección y Reproducción Animal, dependiente de la Junta), y dos privadas (Grupo Solano y Joselito).

Para esa obligatoriedad hay una excepción que beneficia a una parte significativa de los ganaderos extremeños. Los duroc tradicionales, denominados coloquialmente 'los del Censyra' por ser de donde surgieron, también pueden ser usados para ibéricos acogidos a la norma, aunque no formen parte del Libro de la raza.

«Ha sido una petición expresa de Extremadura al Ministerio de Agricultura y estamos ya en la tercera moratoria que nos permite seguir usando los duroc del Censyra hasta que dejen de ser fértiles», explica Antonio Prieto, presidente de la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici). Calcula Prieto que no son pocos: un 40% aproximadamente del censo de machos que existe en la comunidad autónoma son del prototipo racial (los 'del Censyra') y el resto, los 'nuevos' del Libro.

«Está muy adaptado a la región, proporciona más infiltración de grasa, mejor rendimiento cárnico y es más rentable»

Javier Solano | Ganadero y empresario

«El duroc, por su rusticidad y aclimatación a la región, es muy apreciado. Es perfecto para hacer un buen cerdo cruzado con el ibérico. Es la base de lo que tenemos mayoritariamente», sentencia Prieto.

En Extremadura, las últimas estadísticas señalan que el sector del porcino ibérico mueve anualmente unos 400 millones de euros, el 35% de la renta ganadera y el 17% de la renta agraria total. En esos sobresalientes números tiene que ver el duroc.

Características

Es el reproductor que vienen usando históricamente los ganaderos que crían cochinos cruzados de cebo –criados solo con piensos y básicamente en instalaciones cerradas, de rejilla– y de cebo de campo –en la libertad del campo o en la dehesa, alimentados con piensos y cereales, pero también con las hierbas y los frutos silvestres–.

Desde un punto morfológico, el guarro duroc es de tamaño y longitud media, con pelo largo y de color retinto-marrón. Sus extremidades son largas, medianamente finas y derechas con pezuñas fuertes de color negro.

Son muy pocos los ganaderos extremeños que no tienen ejemplares en sus explotaciones. Sirva como ejemplo de esta evidencia un dato revelador. En el último año, unos 1,1 millones de cerdos ibéricos salieron de Extremadura al mercado certificados por la norma de calidad. De ellos, alrededor de 800.000 fueron de 50% de ibérico (la mayoría) y en menor medida del 75%. El resto, unos 300.000, eran ibéricos puros.

Originario de Estados Unidos, el duroc está asentado en España desde hace décadas. En Extremadura se tienen noticias de su implantación desde la década de 1950 en las instalaciones del Censyra, en Badajoz, entonces en manos del Ministerio de Agricultura, ahora en las de la Consejería de Agricultura.

La introducción de la raza duroc para el cruce con ibérico se produjo fundamentalmente para hacer crecer más rápido a los descendientes de las cerdas ibéricas, y que además de menos grasa tuvieran más rendimiento (es decir, más carne).

Los animales que compró el Censyra fueron los primeros que se importaron en España. «Se hizo la prueba para ver cómo funcionaba su cruce con el ibérico y fue muy buena. Por eso se implantaron aquí», recuerda Andrés Domingo, actual director del centro de selección dependiente de la Junta.

¿Por qué la raza duroc es tan demandada y usada en estos momentos? Hay varios motivos. De un lado, económicos. Es muy rentable para los ganaderos porque gana mucho peso en poco tiempo. Crece antes, lo que genera menos gastos en alimentación.

Su caso es muy distinto a lo que por ejemplo pasa con el ibérico puro, que necesita una considerable cantidad de kilos de bellota, piensos y pastos para engordar lo suficiente antes de acabar la montanera y ser sacrificado.

Al mismo tiempo, el duroc destaca por su excelente índice de conversión. Con este término se conoce la facilidad que tiene un animal de transformar lo que come en carne una vez que es sacrificado. «Genera un mejor rendimiento en piezas nobles como lomos, paletas y jamones. Y eso hace más rentable la inversión para el industrial y el ganadero», sentencia el veterinario, ganadero y empresario Javier Solano, asentado en Mérida.

El duroc, originario de EE UU, está en España desde 1950.
El duroc, originario de EE UU, está en España desde 1950. Brígido

De otra parte, es apreciable por las características de su carne. «Proporciona más infiltración de grasa en los productos de sus cruces con los ibéricos. Hacen una carne más sabrosa», remarca. «Está muy adaptados a nuestra región desde hace más de sesenta años. No se trata por tanto de una raza nueva, ni mucho menos exótica. Todo lo contrario. Es clave para entender el sector», incide.

Solano es ganadero de extensivo, tanto de ibérico puro como cruzado, es el presidente de la Asociación de Productores del Cerdo Ibérico de Extremadura, y un empresario vinculado a varias sociedades de selección genética y reproducción de cochinos.

Es el administrador único de Grupo Solano, en el que se incluyen empresas como Ibéricos Puros de Extremadura SL (Iberpex), especializada en la selección de ibéricos puros y cerdos duroc incluidos dentro del Libro Genealógico.

Diversificación

Este grupo extremeño firmó el pasado febrero una alianza con la multinacional holandesa-noruega Topigs Norsvin para la producción y comercialización en España de machos duroc. Iberpex, con instalaciones en las localidades de Trujillanos y Guareña, vende reproductores genéticamente seleccionados y produce 10.000 lechones ibéricos al año.

En Guareña cuenta con un núcleo de 200 madres duroc y 750 ibéricas puras. Allí se sitúa su centro de reproductoras de ambas razas.

Mientras, en una parcela de Trujillanos se sitúa el centro de recría, donde se realizan los distintos testajes con ejemplares que van de los 23-25 kilos a los 120 aproximadamente. De los 800 machos de los que dispone, 574 son duroc y 226 cochinos de la raza ibérica.

Por último, en Arroyo de San Serván, Javier Solano dirige un centro de inseminación (Tecnogenext) tanto de ibérico como duroc. «Se trata de diversificar todo el proceso de producción, siguiendo unos parámetros de mejora genética y calidad», afirma el ganadero y empresario.

«Se está trabajando bien en Extremadura en los últimos tiempos para conseguir que el duroc del Libro Genealógico se aproxime lo más posible al tradicional del Censyra», expresa Prieto.

«A Extremadura, al ganadero de la región le conviene un duroc más campeado, y que no esté exclusivamente en rejilla, más pequeño. No nos interesa el que pretenden introducir en exclusivas algunas empresas, básicamente de Cataluña, que promueven ejemplares de granjas, más adaptados a su cruce con el cochino blanco que con el ibérico», remarca.

Recuerda el también responsable de ganadería de UPA-UCE que, en el caso de los machos clásicos del Libro Genealógicos, los que no son de prototipo racional ganan peso con muchísima facilidad y son animales «demasiado grandes» cuando alcanzan la edad para reproducir.

«Las cubriciones con hembras ibéricas, de mucho menor tamaño, son complicadas para estas. Por eso es de valorar que empresas de aquí, con su selección genética y su trabajo de mejora de la raza, hagan duroc incluido en el Libro Genealógico pero más similar al tradicional que ha existido en Extremadura, que pisa campo, que al que se hace para granjas de intensivo», refrenda.

Según la información del Ministerio de Agricultura almacenada en el programa Arca, el sistema nacional de información de razas ganaderas, en la región había 1.379 cerdos duroc dentro del Libro Genealógico al acabar 2019. De ellos, 782 eran machos.

Mientras, los verracos tradicionales que no se encuentran en ese registro pueden ascender al millar de cabezas.

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