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La cosechadora Claas de Juan Blázquez sale de la cochera para la próxima campaña. E. DOMEQUE
Cosechar 40 hectáreas por día

Cosechar 40 hectáreas por día

Maquinistas. Los operadores de las cosechadoras inician la campaña en pocas semanas con la cebada y con las miras puestas en sumar muchos días de campaña hasta cerrar la tardía de Castilla y León

Antonio Gilgado

Badajoz

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Viernes, 1 de mayo 2020, 11:49

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Juan Blázquez lleva cuarenta años cosechando. Debutó con una Claas de segunda mano que compró su padre. Entonces hacían 15 hectáreas al día. Hoy tiene tres y la que menos corta cuarenta diarias. Tecnología, gran inversión y muchas horas en cabina para sacarles rendimiento.

A finales de mayo enfilan hacia el cereal por la comarca de las Vegas Altas. Después suben hasta el tardío de Salamanca, Valladolid y Palencia, que les mantiene ocupados hasta agosto. En septiembre vuelven a Don Benito, cambian los equipos de corte y se ponen con el maíz y el arroz hasta finales de octubre. El cronograma no se repite de un año a otro. El inicio y el final de cada ciclo lo marcan siempre las lluvias de primavera y las tormentas de verano. «Tú quieres avanzar, pero al final, cuando trabajas en el campo te pones ante variables que no controlas y tienes que asumir parones».

Hasta que guarden las cosechadoras en noviembre tiene previsto trillar tres mil hectáreas de cereal, novecientas de arroz y seiscientas de maíz. En cebada, explica, se avanza rápido. Las máquinas la maneja bien, con el trigo hay que vigilar las variedades de cáscara blanda para que no se parta el grano y se generen impurezas.

«No puedes dejar en manos de cualquiera una inversión de 400.000 euros»

Por experiencia sabe que un maquinista se curte a base de acumular campañas. Se adapta a la orografía de la parcela y a la floración del cultivo que engulle bajo la cabina. «Hay que regular continuamente, ni en una misma parcela se corta igual».

El rendimiento se mejora con la tecnología. Hace tiempo que incorporan dispositivos como cámaras, sensores y medidores para poder ser más precisos en el terreno. El maquinista tiene más opciones, pero también más variables. No se trata de conducir, aclara, sino de atajar los cultivos sin dejar restos en el terreno.

Habitualmente lleva un auxiliar que le ayuda en la cosecha para la puesta a punto y para desplazase. Aguantar tantas horas seguidas sin parar requiere un control exhaustivo antes de ponerse a cortar .

A veces hay que salir a carretera para acceder a las fincas, lo que implica montar y desmontar el mecanismo delantero de cortado. «Cuando tenemos mucha carretera vamos en góndolas, a poco más de treinta kilómetros se hace muy pesado».

Revisando el motor de la cortadora.
Revisando el motor de la cortadora. E. D.

Por zonas, prefiere la comarca de Tierra de Campos de Palencia. El laboreo del cereal se trabaja distinto al de Extremadura.

Allí preparan el suelo hasta dejarlo plano, sin baches, con las piedras incrustadas por los rulos que pasan después de sembrar. En la cosecha hay que esquivar a toda costa las piedras y los salientes porque los impactos provocan averías y rompen las cuchillas, por eso agradecen suelos limpios y sin desniveles pronunciados que compliquen los giros.

Cualquier rotura que implique repuesto puede dar al traste con la rentabilidad de la campaña. «Nuestro trabajo depende de las horas que estemos operativos y si se tiene que parar se complica todo. No haces una inversión tan grande para eso».

«El arroz es lo más complicado, poca gente corta bien a ras de suelo en barro y con charcos»

Con la tecnología que cargan hoy las marcas, una cosechadora puede salir por más de 400.000 euros. Los años de amortización se acortan según las hectáreas que se corten. De ahí la importancia de prolongar al máximo los ciclos de cada cultivo y el radio de acción. Cuanto más horas al día y más días de trabajo, más fácil cuadrar los números. «Nosotros nos movemos a donde haga falta y aguantamos al máximo en cada sitio».

En alguna campaña han llegado a jornadas de 22 horas. Solo paraban para repostar y revisar. Se adaptan a los horarios del agricultor que recoge el grano en su remolque y a veces incluso a las recomendaciones de los ganaderos que compran la paja de la singladura. Para las ovejas prefieren la que se genera por la noche o por la mañana porque no se deshace y se empaqueta mejor.

También les afecta la competencia desleal de agricultores con cosechadoras que no se limitan solo a sus parcelas y cobran a otros compañeros por los trabajos. Pueden poner tarifas sin IVA porque no se han dado de alta como empresa de servicios. «Habría que regular de alguna manera porque nos hace mucho daño».

Según Blázquez, solo se sale airoso de la inversión, de las dificultades técnicas y de la competencia desleal si compites como empresa familiar. En su caso va por la tercera generación. Empezó su padre, luego siguió él y ahora le acompañan sus hijos. «Este tipo de trabajo tan específico, solo lo puede hacer rentable alguien que lo conoce bien, la adaptación es muy larga».

Evaluando los neumáticos y la suspensión.
Evaluando los neumáticos y la suspensión. E. D.

Una decisión clave, por ejemplo, pasa por acertar en el modelo con el que vas a salir al campo. Firmas como John Deere, Claas o New Holland actualizan cada poco tiempo su catálogo, por eso conviene comparar la resistencia, la protección, el tipo de cultivo o los cambios en piezas internas. Juan, por ejemplo, pone como prueba el comportamiento en el arroz. No todos los equipos responden con garantías al trabajar en verde, con parcelas de barro y agua. Y mucho menos si el arroz se ha tumbado.

Los cortes siempre van ras de suelo y en fincas encharcadas cuesta mucho calcularlo con precisión. En la inversión también hay que tener en cuenta la seguridad. En estos cuarenta años Blázquez no ha sufrido ningún incendio, a pesar de que ha cosechado durante muchas olas de calor.

Hay que buscar, recomienda, equipos con rodamientos que incorporen materiales resistentes a las altas temperaturas. Aunque a veces los incendios vienen por la chispa en la paja al golpear la máquina con una piedra. «Es injusto que siempre se culpe a los maquinistas, nadie va a llevar más cuidado que el que ha invertido cuatrocientos mil euros».

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