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Corderas de cinco meses que se subastarán en Castuera en la explotación ganadera de La Cocosa. :: pakopí
Las 'superovejas' se crían en Badajoz

Las 'superovejas' se crían en Badajoz

LA FINCA DE LA DIPUTACIÓN DE BADAJOZ SUBASTA EJEMPLARES DE SU GANADERÍA PARA EXPANDIR POR LAS EXPLOTACIONES ANIMALES PUROS DE LA RAZA

A. GILGADO

Lunes, 18 de septiembre 2017

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P arte de las 630 hectáreas de La Cocosa, la finca de la Diputación de Badajoz, se dedican para criar 1.200 ovejas merinas.

La Cocosa se encuentra en el kilómetro catorce de la carretera que va desde Badajoz a Valverde y guarda a los mejores ejemplares de esta raza autóctona de toda España.

Javier Rosa es el ingeniero jefe de la explotación y cuenta que se trabaja con animales de la máxima calidad para mejorar las ganaderías de toda Extremadura.

Los ejemplares se llevan a subasta y los ganaderos con intención de mejorar sus líneas pujan por ellas. Cada año salen para subastas más de setecientas hembras entre las ferias de otoño y primavera. El salón ovino de Castuera y las de Zafra y Trujillo son las próximas salidas. El precio de partida suele estar en 110 euros y la puja llega, habitualmente, hasta los 160 euros.

Las ovejas de La Cocosa gozan de mucha fama entre los ganaderos por la selección de raza tan escrupulosa que se hace en la finca.

A las ferias solo llegan los animales que han superado los controles morfológicos y los test sanitarios. Las ovejas de La Cocosa, por ejemplo, son R1 o R2, tienen riesgo cero de sufrir 'la tembladera', una enfermedad genética que afecta a los ovinos similar a la encefalopatía espongiforme de las vacas locas.

Cada animal tiene un registro que permite conocer a su padre o su madre. La filiación con certificado científico cobra especial relevancia de cara al cierre del libro genealógico del merino puro. El Ministerio de Agricultura, en una operación similar a lo que se ha hecho con el cerdo ibérico, ha decidido acotar esta consideración. No habrá nuevas aportaciones. A partir de ahora, solo se considerarán merinos a los hijos de los que estén en este libro y en La Cocosa hay garantía científica de que todos sus ejemplares tienen un padre y una madre de esta raza.

El cierre se hace para evitar la degradación de la raza y garantizar la pureza. La trazabilidad absoluta que tienen las merinas de La Cocosa se consigue, a día de hoy, en pocos sitios.

El trabajo con los animales en la finca está distribuido para facilitar a cada animal tres partos en dos años. La selección de cada ejemplar para sacarlo fuera se hace teniendo en cuenta las características morfológicas, la lana y la carne. El objetivo es ofrecerles a los ganaderos ejemplares con más resistencia a las enfermedades y más preparadas para criar corderos grandes.

La merina es una oveja totalmente adaptada a la dehesa y para criar tres corderos en dos años necesitan menos recursos que otras razas.

Después de tantos años, las merinas de La Cocosa son famosas por el alto rendimiento en canal de sus corderos. Los ejemplares para matadero alcanzan muy pronto los 24 kilos porque nacen más grandes y cogen peso muy pronto, lo que reduce el coste de producción.

Aunque las merinas se caracterizan precisamente por ser más pequeñas que otras razas, las de La Cocosa sorprenden precisamente por su tamaño. Las orejas pequeñas, los órbitas de los ojos poco prominentes, la lana densa y uniforme y la frente recta son algunos de los criterios que se tienen en cuenta en la selección definitiva.

Otro elemento clave, explica Javier Rosa, es la posición de las patas. No deben ser, explica, ni muy abiertas ni muy cerradas para garantizar un apoyo fiable y que puede criar sin problemas. También se mira la dentadura para comprobar que tiene una mordida fuerte con la que arrancar la hierba del suelo.

El test definitivo se hace también con la asociación nacional de criadores de merino, que envía a sus técnicos periódicamente para que se califique a cada animal. El año pasado, explica Javier Rosa, se descartaron 30 ovejas. Su destino es el matadero porque al estar descalificadas no se pueden inscribir en el libro genealógico. «Aquí solo se lleva a subasta los que se inscriben en el registro». En la última feria de primavera de Zafra se premiaron a dos machos por su pureza. Salen a subasta en lotes individuales y las pujas alcanzan los 250 euros por animal.

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