A vueltas con el veto ruso: vacuno y porcino
También el porcino y el vacuno de carne tienen que hacer frente a cambios coyunturales de cierta relevancia. De ello se están aprovechando Brasil o China, que han ocupado el hueco que han dejado libre los europeos en Rusia
ANÁLISIS AGRARIO JUAN QUINTANA
Lunes, 29 de septiembre 2014, 09:38
EL tema del veto ruso sigue trayendo cola, lo que obliga a continuar con un análisis por capítulos de su impacto. El tema lácteo y el hortofrutícola han sido tratados reiteradamente, sobre todo este último, que ahora ve como la Comisión ha paralizado las medidas aprobadas debido a la detección de anomalías en su gestión, en este caso en Polonia. Nuevos nervios e incertidumbres para productores y exportadores que están atentos al nuevo enfoque y a las consecuencias que pueda traer, pero sobre todo, a que se aplique con efecto retroactivo sin cobertura parte de la producción. En todo caso, las propuestas de España de incluir nuevas frutas de temporada no han sido aprobadas por la Comisión. Aunque se trata de una negativa que ha decepcionado a estos sectores, la posición de Bruselas tiene cierto sentido, ya que prefiere observar cómo les va a afectar, una vez entren en plena producción. Por ahora la decisión rusa no les ha pillado en plena campaña y han tenido tiempo para poder reorientar su producto, algo que no pasó con la fruta de verano
Sobre el sector cárnico, también el porcino y el vacuno de carne tienen que hacer frente a cambios coyunturales de cierta relevancia. De todas estas circunstancias se están aprovechando países como Brasil o China, que han ocupado el hueco que han dejado libre los operadores europeos dentro de Rusia. En ambos casos esto ha supuesto un cierto abandono de clientes habituales, lo que es aprovechado por los comercializadores europeos para redirigir su producto a estos destinos. Un cambio en el flujo de las ventas que también puede ser explotado por algunos exportadores españoles.
En el caso del vacuno de carne, hay que considerar que Rusia fue el principal destino de las exportaciones europeas, representando casi el 23% de las mismas en el primer semestre de 2014, con un aumento del 80% con respecto al mismo periodo de 2013. Es decir, un mercado en crecimiento que ha quedado cercenado en pleno desarrollo. Aunque todavía no se conocen los datos del segundo semestre, es de esperar un importante descenso, ya que el veto les ha afectado directamente, especialmente a países como Alemania o Polonia, entre otros. En España se trata de un mercado menor, que ayudaba a valorizar piezas de peor calidad no aprovechadas por el consumidor nacional. En el caso de España, mucho más importante que el veto ruso son las barreras comerciales que todavía se mantienen en algunos países como consecuencia de la ya extinta enfermedad de las vacas locas. Países asiáticos, grandes importadores de carnes de calidad como la española, todavía mantienen cerradas sus fronteras al producto europeo.
En este sentido y de la misma manera que ha planteado en el caso de otras producciones no de verano, la Comisión sigue estudiando la evolución del mercado de porcino y de carne de vacuno antes de aprobar ninguna medida de crisis. Por el momento las restituciones a las exportaciones no son planteables ante la negativa expresa del comisario, y los esfuerzos están orientados a abrir mercados cuuyas fronteras se encuentran cerradas por motivos sanitarios. El propio mercado ucraniano podría ser uno de estos destinos a partir del 1 de noviembre, una vez ratificado el Acuerdo de Libre Comercio entre este país y la Unión Europea (UE). La entrada de porcino libre aranceles será posible para un contigente de 10.000 toneladas, y otros productos como el vino, aceite y queso estarán libres de cargas. La UE ya abrió en abril las fronteras europeas a los productos alimentarios ucranianos, aunque existe preocupación en el sector por la dificultad de control de la peste porcina en este país y por la aparición de aflatoxinas en su maíz, que puede generar problemas en la fabricación de piensos. Pero no solo es el porcino la preocupación del sector, en general, hay grande dudas sobre la falta de garantías en cuestiones sanitarias animales y vegetales, así como sobre los diferentes estándares de bienestar animal entre la UE y Ucrania.