HACIA UNA EXTERNALIZACIÓN DEL MERCADO DE PIENSOS
El sector produce anualmente en España en torno a 30 millones de toneladas. En Extremadura son 1,3 millones, con una facturación estimada de 273 millones de euros
ANÁLISIS AGRARIO JUAN QUINTANA
Lunes, 7 de julio 2014, 13:53
El sector de los piensos compuestos produce anualmente en España en torno a 30 millones de toneladas, con un valor económico que ronda los 6.700 millones de euros. En Extremadura son 1,3 millones de toneladas, con una facturación estimada de 273 millones de euros. Lidera Badajoz con un total de 226 millones de euros, siendo el resto producido en Cáceres.
Las mayores producciones se concentran en Cataluña, Castilla y León, Galicia y Aragón. Por sectores, el porcino es con diferencia el que demanda las mayores producciones, con casi la mitad del total, seguido a bastante distancia del pienso para bovino y para aves.
De acuerdo con las estimaciones de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac), se espera una buena campaña de suministro de cereal a pesar de la sequía que está afectando a varias zonas del país. El mercado de las materias primas para piensos es global y se surte en muchos focos de producción, por lo que las caídas de cereal en determinadas regiones españolas, aunque sean grandes productoras nacionales, no tienen un gran impacto. Las actuales previsiones de precios para el cereal en España son estables, salvo en el caso del trigo duro, cuya reducción de superficie de cultivo lleva a un repunte en su cotización.
En la actualidad y de acuerdo con las perspectivas del Consejo Internacional de Cereales, la cosecha mundial para la campaña 2014/2015 ascenderá a 1.949 millones de toneladas, una cifra todavía inferior al récord de la anterior. Con estas producciones, frente a las menos de 19 millones de toneladas previstas para España, se entiende la poca influencia global que tiene la cosecha nacional.
Además de los cereales, las proteaginosas también van a tener un buen balance, con una campaña récord de soja en EEUU y Brasil, lo que llevará a superar los 300 millones de toneladas, más que en el periodo anterior. Este es un buen dato, ya que la experiencia demuestra que el mercado de Chicago tiene una relación directa con lo que sucede en Estados Unidos, y no tanto con las grandes cosechas del hemisferio sur.
Tradicionalmente, el mercado de los piensos es local, existiendo pocas importaciones y exportaciones. Situación muy diferente es el movimiento de materia prima para piensos, fundamentalmente cereales y proteaginosas, donde existe un mercado global de commodities que conlleva un importante comercio transnacional. Las corrientes actuales apuestan por los mercados internacionales para los piensos, tal como ha defendido el especialista Dr. Yubero en su último análisis del Marco Estratégico de la Industria de los Piensos Compuestos.
Una buena noticia para este sector es la autorización por parte de la Comisión del uso de proteína animal, aunque solo para los no rumiantes (cerdos y aves). Hay que recordar que en junio de 2013 ya fueron autorizadas para la elaboración de piensos para peces. Curiosamente, esta propuesta se enmarca dentro de la estrategia de reducción del desperdicio alimentario en la que lleva tiempo trabajando la Comisión. En cualquier caso y al margen del escenario en el que se haya querido enmarcar, es un paso para el sector que, aunque seguirá dependiendo en gran medida de la soja, le permitirá tener otras alternativas. Otra limitación de la norma va a estar orientada a evitar el llamado canibalismo, o consumo intra especies. Este aspecto va a obligar a establecer sistemas de control que detecten la aparición de ADN en los lotes.
La Comisión también está estudiando la autorización de determinados productos alimentarios que hay que sacar fuera de la cadena, como potencial materia prima para piensos; es el caso del pan o de las galletas rotas. A priori y aunque este último enfoque es coherente con el modelo de economía circular de reducción del desperdicio, habrá que valorar despacio el coste de los procesos de recuperación y transformación de este tipo de alimentos, fuera del canal habitual de los proveedores, con unos volúmenes no estimados y con una heterogeneidad en su composición mucho mayor que la del cereal convencional.