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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
El guarda de la finca municipal con Alqueva de fondo y la tubería que sale hasta Villanueva. : J.m.Romero
Aguas portuguesas para cultivar manzanas extremeñas

Aguas portuguesas para cultivar manzanas extremeñas

Villanueva del Fresno explotará un regadío transfronterizo gracias a la presa de Alqueva y a su finca municipal

Antonio Gilgado

Badajoz

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Lunes, 19 de febrero 2018, 08:37

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Al repasar la hemeroteca de la Cumbre Hispanolusa de Évora -en el año 2005- todos los titulares se los lleva el AVE, la lucha conjunta contra incendios o el mercado ibérico de la electricidad.

Grandes temas de Estado que trataron en la mesa de trabajo los expresidentes Sócrates y Zapatero. Pero en aquella agenda oficial había un asunto que pasó desapercibido para muchos: el regadío de Villanueva del Fresno.

Se dio luz verde a lo que puede llamarse el primer proyecto hídrico transfronterizo de la región. Portugal, a través de Alqueva, ponía el agua y España, a través de la finca pública del Ayuntamiento de Villanueva, la tierra.

Las empresas preguntan si hay mano de obra suficiente para el trabajo que requieren

Desde entonces, este pueblo rayano de 3.500 habitantes tiene garantizados tres hectómetros cúbicos anuales de la presa más grande de Europa. Echaron cuentas, a seis mil metros cúbicos por hectárea, se puede reconvertir 500 hectáreas de secano en regadío.

Con el agua garantizada, el resto del guión era fácil adivinarlo: Invertir en canalizaciones, atraer empresas frutícolas que exploten las parcelas y generar mano de obra en el pueblo.

Trece años después de Évora, parece que por fin, la ecuación se resuelve. Hasta ahora había sido el Ayuntamiento quien por su propia cuenta había reconvertido en regadío algo más de doscientas hectáreas. Una especie de ensayo para extrapolarlo doblar después y llegar a las quinientas. El resultado, cuenta el alcalde Ramón Díaz, no deja muchas dudas.

Se genera empleo y hay empresas interesados. Por eso se da ahora el último empujón. Para completarlo necesitan el apoyo de la Junta, que ya ha declarado la finca zona regable singular y se ha comprometido con los primeros 600.000 euros.

El olivar superintensivo se rechazó porque está totalmente mecanizado y no genera empleo

Para aumentar la capacidad de superficie regable también hay que ensanchar la toma en Alqueva. Una tubería de 500 milímetros de PVC saldrá de la cola de agua, recorrerá por el subsuelo ocho kilómetros hasta las balsas reguladoras y cinco bombas alimentaran la red agrícola.

También han limpiado de fango y reforzado la seguridad en El Cunco, la única charca que tiene la finca comunal hasta ahora.

Los noventa mil metros cúbicos de fango que se sacaron del fondo se han expandido como abono orgánico por el campo. Con El Cunco preparado para llenarse y regular lo que entre desde Portugal y los operarios instalando las cinco bombas de suministro, solo falta la nueva canalización. En el Ayuntamiento esperan que la Junta la saque a licitación en los próximos meses.

En dos años

Los plazos que maneja el alcalde es que en un par de años el acuerdo de Évora sea completamente efectivo y las quinientas hectáreas de regadío empiecen a producir en su pueblo.

De momento, para entender cómo a una finca municipal de 4.500 hectáreas donde pastan cerdos y ovejas, se cultiva cereal y anidan avutardas se le da un mordisco para conviertirla en el principal yacimiento de empleo de la comarca hay que revisar las carpetas que enseña el alcalde Ramón Díaz en el capó de su coche.

En paralelo a las obras y a la canalización, el Ayuntamiento se ha enfrascado en la adjudicación de las parcelas para que las exploten grandes empresas frutícolas con músculo financiero para asumir la inversión inicial y con miras en el largo plazo.

Hay muchos interesados, alerta el alcalde de Villanueva, «pero debemos elegir bien».

En un principio se propuso el olivar superintensivo (un olivo pequeño plantado cada metro regado por goteo para dar muchos kilos de aceitunas en poco tiempo). No es ninguna sorpresa porque el olivar superintensivo parece copar las preferencias de los inversores agrícolas. A pesar de que los términos de muchos pueblos se están llenando de olivares tan modernizados, en Villanueva lo han descartado.

También han rechazado los frutos secos como pistachos, nueces o almendras. El alcalde argumenta este reparo. Tanto la aceituna superintensiva como la almendra o el pistacho, explica, son cultivos muy mecanizados, que apenas generan mano de obra. «Nosotros no perseguimos esto. Hay además una burbuja preocupante y rehuimos de esta opción porque buscamos una apuesta a largo plazo. Nuestra, prioridad en la concesión es que se genere empleo».

Cuadrilla de jornaleros podando y preparando los árboles para la primavera
Cuadrilla de jornaleros podando y preparando los árboles para la primavera J.M. ROMERO

Se han decantado por variedades como la manzana, la pera o la granada. Hay estudios que avalan la adaptación al clima, al regadío y al tipo de tierra de la zona.

Otra prioridad son las plantaciones hortofrutícolas como los espárragos, tomates y pimientos ecológicos.

La hortofruticultura requiere un tejido social detrás y mucho más si se dirige al mercado ecológico. «Nosotros queremos que las empresas ganen dinero, al poder ser mucho dinero, porque esos les permitirá asumir las inversiones en sus canalizaciones y contratar caudrillas en la recolección», apunta el alcalde.

  • 4.600 hectáreas es la extensión de la finca municipal de Villanueva del Fresno. Al ser comunal, todo lo que genera se reparte entre los vecinos

  • 500 hectáreas pasarán de secano a regadío. Ya se han plantado frutales y nogales y pronto se adjudicarán más parcelas para manzanas y variedades hortofrutícolas

  • 3 hectómetros cúbicos de agua de Alqueva es el derecho de asignación permanente que tienen en el pueblo para regar

  • 600.000 euros se invertirán este año para mejorar la captación desde la presa portuguesa. Hay que enterrar en el subsuelo una tubería más grande que recorra los ocho kilómetros que separan la cola de la presa de las parcelas agrícolas que se preparan

A cambio de esa preferencia por los cultivos más laboriosos, el Ayuntamiento fijará en las adjudicaciones de parcela a treinta años una renta inferior a la del secano. La concesiones se pueden prorrogar otros treinta más. Los primeros cinco no se paga nada. Cero euros por hectárea (es el periodo de mayor inversión del adjudicatario). Los cinco siguientes pagan cincuenta euros por hectárea y los veinte restantes 150.

En el próximo mes, augura el alcalde, se irán conociendo las primeras empresas. En esta oferta pública de regadío, también se tiene en cuenta las campañas de recolección.

Diversificar

Ya tienen frutales y nogales, ahora toca diversificar para que no coincidan en el tiempo y los contratados puedan saltar de una cosecha a otra y alargar de esta forma las temporadas de trabajo en el campo. Con el modelo actual tienen garantizado la primavera y el verano en los frutales. Los nogales que se plantaron hace dos años empezarán a reclamar gente en otoño y en otras dos parcelas habrá productos hortofrutícolas que necesitan igualmente un mantenimiento durante todo el año. El criterio para diversificar se basa en no solapar picos de actividad en el campo.

La reconversión incluye parcelas para agricultores locales que trabajen como pequeños productores en sus tierras y pueden ampliar el negocio con la aportación desde el regadío público. Saldrán terrenos de entre diez a cuarenta hectáreas.

En total, los planos de explotación que maneja el alcalde supone doblar las 240 hectáreas actuales y crecer sin parar hasta llegar a las quinientas en tres años.

La primera fase de este proyecto terminó con las noventa hectáreas de nogales que se sembraron en 2015. En ese momento, la infraestructura montada por el Ayuntamiento llegó al límite y se planteó a la Junta de Extremadura participar para sacarle rendimiento a todo el agua que pueden sacar de la presa portuguesa.

En los programas de nuevos regadíos para Extremadura siempre se hablaba de Monterrubio o Tierra de Barros y no fue hasta ese año cuando se empezó a tener en cuenta también pro el ejecutivo regional el de Villanueva del Fresno.

Con el calendario acordado a finales de 2018 deberían haber aumentado en noventa hectárea más su superficie regable. «Es evidente que la fruta es lo que más empleo genera, tanto en la tierra como en las plantas. Pero tenemos que ir con los tiempos, puede que a medio plazo ya no sea tan rentable, decaen las contrataciones y se van las inversiones». De ahí, por ejemplo, la decisión de no aumentar más la fruta de hueso, con la que ya se ganan la vida muchos vecinos del pueblo en la primera fase, tras el acuerdo de Évora.

La inquietud más común entre las empresas concurrentes tiene que ver precisamente con el volumen de empleo. «Nos preguntan si realmente aquí van a encontrar gente suficiente para trabajar», explica el alcalde.

Las compañías candidatas gestionan explotaciones similares a las de Villanueva en Andalucía y el Levante y acostumbran a salvar sus campañas con las contrataciones en países extranjeros.

En Huelva, por ejemplo, los freseros han llegado a un acuerdo con la Agencia Nacional de Empleo de Marruecos (ANAPEC), a través de la mediación del gobierno español, para traer en las próximas semanas a 18.000 trabajadoras temporeras marroquíes porque no encuentran jornaleras locales.

Villanueva del Fresno tiene en este momento un 5% de tasa desempleo. Con este porcentaje se puede hablar de pleno empleo, gracias, en parte, a estas cien hectáreas de frutales que se plantaron en el año 2005.

La gestiona una empresa sevillana y el 90% de los trabajadores del pueblo pasa en algún momento del año por estas tierras. Aunque el repunte se genera en verano para recoger melocotones y nectarinas, en invierno reclaman a podadores y jornaleros para preparar los árboles de cara a la primavera. El frío, junto a las plagas, es el enemigo a combatir y cada pocos días tienenque prender calentadores que se colocan entre las hileras para subir la temperatura.

Sustento

En Villanueva del Fresno creen que cuando las cien hectáreas actuales se conviertan en quinientas vendrán también trabajadores de los pueblos vecinos. «El apoyo de la Junta viene precisamente por eso, porque no se trata solo de algo que beneficie a un pueblo, adquiere una dimensión comarcal». En un radio de veinte kilómetros, y solo teniendo en cuenta el lado español, se extiende la zona que hasta no hace mucho tiempo tenían en la factoría de Alfonso Gallardo su principal sustento laboral. «La bolsa de desempleo que se ha generado por la reducción de la factoría en estos años, puede absorberse aquí», según ha podido constatar el alcalde por las reuniones que mantiene con otros regidores el entorno.

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