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El regadío, la palanca de cambio que activará la 'nueva agricultura'

El regadío, la palanca de cambio que activará la 'nueva agricultura'

Fenacore analiza en una publicación los efectos positivos que el riego tiene incluso fuera del sector agrario, así como los retos a los que se enfrenta en la próxima década

Natalia Ortiz

Sevilla

Jueves, 11 de marzo 2021, 10:57

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Regar no es solo producir alimentos, sino que el regadío tiene numerosos efectos positivos para la sociedad y el entorno. Esa es la razón de ser de la publicación «Externalidades positivas del regadío», editada por Fenacore (Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España) y coordinada por el catedrático de la Universidad de Córdoba Julio Berbel.

A pesar de que se trata de una obra muy extensa, que cuenta con la colaboración de destacados autores, sí es posible extraer de ella varias conclusiones que llevan por un solo camino: el regadío debe ser uno de los actores principales del gran cambio del paradigma agroalimentario, encaminado a cumplir las previsiones de la FAO, que dicen que será necesario aumentar la producción de alimentos un 55% antes de 2050.

«Para conseguirlo es necesario un regadío eficiente y tecnificado», asegura la publicación de Fenacore. Por suerte, se detalla, el regadío español, en el que se centra el estudio, va por buen camino: aproximadamente un 75% está modernizado y, en muchos casos, actúa como motor económico de comarcas enteras.

El regadío español, un ejemplo

«El esfuerzo que se ha llevado a cabo por el regadío español mediante la modernización, y las consecuencias positivas de estas inversiones (ahorro de agua, mejora de la calidad de las masas de agua, mejora de la productividad) ha sido enorme», subraya la publicación.

Como contrapartida a esto, destaca el aumento del consumo de energía debido a los nuevos sistemas de riego. Esto lleva, se asegura, a la necesidad de darle a las energías renovables un papel complementario a la producción agraria propiamente dicha. Porque, lo que está claro según los autores, es que «la modernización es condición necesaria para la entrada de nuevas tecnologías que llevan a una agricultura cada vez más inteligentes y unos agricultores cada vez más preparados».

«Vamos a entrar en un tiempo donde las positividades del regadío, entre las que destacan la producción de alimentos, el mantenimiento de la biodiversidad o su papel como soporte de la vida rural, van a ser valorados por la sociedad», se destaca. Para ello, «hay que seguir investigando métodos que permitan una agricultura menos agresiva con el medio ambiente y que, a su vez, continúen produciendo alimentos de calidad a un coste competitivo».

En cuanto al uso del agua, el riego es el principal consumidor hídrico del mundo, una realidad indudable que, sin embargo, en España va aparejada a datos positivos en los últimos años: se ha reducido un 15% el consumo por hectárea en la última década, y el 53% de la superficie irrigada se lleva a cabo mediante riego localizado. «España se ha convertido en el país, junto con Israel (cuya superficie regada es el 5% de la española) que usa el agua de riego de manera más eficiente», se detalla en la obra de Fenacore.

El uso de las aguas residuales, campo que aún permite muchos avances, y la educación social necesaria para que fuera del sector se vea al regadío como lo que es, uno de los grandes motores agrarios y económicos para gran parte del país, son otros de los temas que se tocan en el libro, que puede leerse al completo aquí.

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