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Un jornalero cosecha aceituna de mesa en un olivar de Aldea de Cortegana, pedanía de Solana de los Barros. Brígido

El precio alivia una escasa cosecha de aceituna de mesa

Va a ser una campaña muy corta, con dificultades añadidas por la poca mano deobra y el coronavirus, aunque se pagará más que hace un año

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Viernes, 2 de octubre 2020, 08:54

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Este año no dura la campaña ni diez días. Y muchos olivos ni se van a coger porque no tienen nada». Eusebio Pérez, de 48 años, es agricultor de Aldea de Cortegana, pedanía de Solana de los Barros. Se encuentra con su cuadrilla en la finca Caleño Las Indias. Hace unos días empezó a verdear, esto es, coger la aceituna de mesa. «Es la mejor que tengo, por eso ves los olivos tan bonitos, pero lo normal no es esto este año», remata. En el propio término municipal de Solana, Miguel Monterrey, de la vecina Arroyo de San Serván, tiene un olivar que este otoño no piensa cosechar. «No hay ni una (aceituna). Esta va a ser una campaña muy corta», agrega el también presidente de la cooperativa Nuestra Señora de Perales.

Es la cara negativa de la aceituna de mesa, que tiene un peso apreciable en Extremadura aunque sin llegar a alcanzar el de la destinada a almazara. Somos la segunda productora de España, con dos variedades propias: la manzanilla y la cacereña.

La cara positiva, en cambio, tiene que ver con la evidencia de que los frutos que han logrado cuajar presentan «una calidad excepcional y un buen calibre y eso está aquí en Extremadura», agrega Pérez, quien estima que, de forma general, habrá como poco un 30% menos de aceituna que la pasada campaña.

«El industrial que quiera comprar este año aceituna de calidad tiene que comprarla aquí. Eso lo van a hacer muchos andaluces porque allí, aunque hay más, está en peores condiciones, más arrugada, de menor calibre por lo general», culmina el responsable de la sectorial de aceituna de mesa de Cooperativas Agro-alimentarias de Extremadura.

Al mismo tiempo, el precio tiende al alza, aunque sin gran variación respecto al de la campaña pasada. Se aduce que las situaciones generales del mercado y, con la pandemia a cuestas, el consumo ha caído en uno de sus tradicionales focos de venta: bares y restaurantes.

11% de hectáreas del país

El olivar extremeño está tocado. Tras la abundante cosecha de la campaña pasada, hubo falta de lluvias antes de la floración, y a eso se sumó también la vecería. Esto es, que a un año cargado de fruto le sucede otro con poco o casi nada. Esto implica que los olivos, básicamente los de secano, mayoritario todavía en Extremadura, tienen muy poca carga de aceitunas. Ni siquiera la abundante lluvia de abril y mayo lo arregló. Al contrario.

«Fue mucha y en plena floración. Lo que hizo fue cargarse a la aceituna que estaba saliendo. Eso es lo malo. Lo bueno es que la que ha salido tiene muy buen calibre y una alta calidad», explica Monterrey.

«Estamos hablando de un aforo (previsión) de cosecha unos 18.000 toneladas en la manzanilla, un descenso muy grande comparado con el año pasado, y en la cacereña 16.000 toneladas. También es un descenso considerable», especifica Manuel Zambrano, responsable de la sección de aderezo del grupo Viñaoliva. Sus 26 cooperativas socias recolectan una media por campaña de 15 a 20 millones de kilos de aceituna para aderezo.

Extremadura tiene el 11% del olivar destinado a aceituna de mesa del país y produce el 25% del total nacional

En el contexto nacional se prevé cosecha muy alta en las zonas productoras de Andalucía, aunque el déficit hídrico también afecta a la calidad del fruto y se empiezan a ver parcelas agostadas, arrugadas y con frutos pequeños. Aún así se espera producciones superiores a la media de los últimos años en la variedad manzanilla y similar a la media en la variedad hojiblanca, explica Medina.

España era hasta la campaña pasada el principal productor y exportador de aceituna de mesa del mundo. Lo era hasta que Egipto la superó. Este subsector del olivar genera un comercio valorado en 1.700 millones.

La superficie dedicada en nuestro país al cultivo de la aceituna de mesa es de casi 190.000 hectáreas, concentradas en Andalucía –Sevilla, Córdoba y Málaga–, y Extremadura. Sevilla es la principal productora: allí se recolecta el 60% de toda la producción española de aceituna de mesa.

Según la encuesta sobre superficies y de rendimientos de cultivos de 2019, España cuenta con 2,7 millones de hectáreas de olivar, de las que casi 190.000 se dedican a la aceituna de mesa. Se acumulan en Andalucía y Extremadura. La vecina región andaluza acapara un 86% y Extremadura, un 11%.

Las cooperativas, como la de Aldea de Retamar, ya están recibiendo el producto recolectado. La cosecha del verdeo es corta esta campaña y estará terminada en pocos días. Fruto en la cooperativa Corazón de Jesús de Aldea de Retamar. Brígido
Imagen principal - Las cooperativas, como la de Aldea de Retamar, ya están recibiendo el producto recolectado. La cosecha del verdeo es corta esta campaña y estará terminada en pocos días. Fruto en la cooperativa Corazón de Jesús de Aldea de Retamar.
Imagen secundaria 1 - Las cooperativas, como la de Aldea de Retamar, ya están recibiendo el producto recolectado. La cosecha del verdeo es corta esta campaña y estará terminada en pocos días. Fruto en la cooperativa Corazón de Jesús de Aldea de Retamar.
Imagen secundaria 2 - Las cooperativas, como la de Aldea de Retamar, ya están recibiendo el producto recolectado. La cosecha del verdeo es corta esta campaña y estará terminada en pocos días. Fruto en la cooperativa Corazón de Jesús de Aldea de Retamar.

Si nos centramos en producciones, la Agencia de Información y Control Agrarios (AICA) indica que en la última campaña se alcanzaron las 458.000 toneladas en España, un 22,3% menos que la anterior: 346.400 en Andalucía y 111.600 en Extremadura, cerca de una cuarta parte (24,3%) del total nacional. Se cosecharon 62.255 toneladas en la provincia de Badajoz y 49.345 en la de Cáceres. Extremadura exportó 61.200 de esas toneladas (17% del total nacional).

«Andalucía es el referente, claro, pero la aceituna de mesa es muy importante para zonas como esta de Tierra de Barros y las del norte de la provincia de Cáceres. Existe un riesgo real de que cada año vaya desapareciendo el olivar tradicional, de secano o con apoyo de riego, pero no el de regadío, y eso no lo podemos permitir», advierte Eusebio Pérez, que pertenece a la cooperativa Corazón de Jesús, de Aldea de Retamar, la otra pedanía de Solana. Tiene unos 250 socios.

Peligros

Otro de los peligros tiene que ver este año con la falta de mano de obra y la covid-19. «La mano de obra extremeña escasea y la foránea que hay prefiere irse a Andalucía, a otras zonas con mayor producción. Esto sumado también a la posible repercusión de la covid-19 nos hace afrontar una campaña aún peor en ese sentido. Muchos agricultores están tirando de la familia o de gente de sus pueblos, si es que los encuentran, para recoger lo que haya», dice Pérez mientras transporta su remolque lleno de aceitunas a la cooperativa Corazón de Jesús, a apenas dos kilómetros de su parcela.

La sección de aderezo de la sociedad cooperativa de Retamar es capaz de gestionar hasta 4,5 millones de kilos de aceituna por campaña. Es una de las más grandes de Extremadura en aceituna de mesa. Las dificultades de los oleicultores extremeños aumentan en este año debido a una bajada del consumo. La degustación de la aceituna de mesa en los hogares supone el 75% del total, según indica el Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura.

«En los primeros meses de la pandemia el consumo en las familias de aceitunas no se notó, al contrario, pudo subir, como sucedió con otros alimentos. Sin embargo al final ha caído por el descenso en el llamado canal horeca (hoteles, restaurantes y catering) debido a la covid-19. La situación de bares y restaurantes, que son grandes destinos de la aceituna de mesa, ha afectado muy seriamente al consumo nacional», especifica Zambrano.

El consumo en los hogares españoles descendió entre 2009 y 2011, se incrementó a partir de 2012 y desde entonces se ha mostrado en fase de estabilización, aunque en ligero descenso.

«La clave está en saber vender un producto de mayor calidad, no tanto en producir más, y en ampliar lo más posible los mercados porque con el palo de Estados Unidos se está sufriendo mucho», reseña Pérez. «Las complicaciones son muchas pero nuestra aceituna es excelente», finaliza Monterrey.

Esportones llenos de aceitunas. Brígido

España pierde la mitad de cuota de mercado por los aranceles de Trump

La decisión del presidente de EE UU, Donald Trump, de imponer un arancel a la aceituna de mesa española se confirma como uno de los golpes más importantes que ha sufrido el campo español en los últimos tiempos. Singularmente al subsector de la aceituna de mesa, tanto verde como negra. Los productores andaluces, que copan gran parte del mercado español, son los más afectados pero los segundos son los oleicultores de Extremadura. Estados Unidos era el primer importador de aceituna de mesa de España.

Trump tiene fijados dos tipos de aranceles. Desde 2017 (entró en vigor al año siguiente) impuso unos que alcanzaban un 34% de penalización a la aceituna negra. Desde 2019 agregó los impuestos a la aceituna verde (25%).

Según la estimación de Viñaoliva, con sede en Almendralejo, si hablamos de la aceituna negra la imposición de esas cargas ha supuesto un descenso de más de un 50% de las exportaciones españoles, provocando que industrias españolas hayan tenido que buscar otros mercados e incluso irse a otros países libres de esas cargas arancelarias.

En cuanto a las verdes, desde el año pasado las exportaciones a EE UU también han bajado considerablemente. Ese descenso se puede cuantificar en una pérdida de cuota de mercado también cercana al 40% de la que había en años sin arancel.

Eliminación

La consecuencia directa de esos aranceles es palpable. «Ha habido un crecimiento exponencial de otros países que han ido ocupando ese nicho de mercado de aceituna de mesa. Portugal, Grecia y principalmente Egipto, que ya el año pasado superó a España en primer país productor del mundo», recuerda Manuel Zambrano, responsable de aderezo de Viñaoliva.

La esperanza de recuperar el mercado americano pasa por la eliminación de esos elevados aranceles. «Para ello estamos trabajando. Ya ha habido un resolución de un tribunal americano que rebaja los aranceles a las aceitunas negras –baja ahora del 35 al 20%– y la Organización Mundial del Comercio se reunirá para imponer aranceles a EE UU por la ayudas a Boeing (empresa aeronáutica)», indica Zambrano a HOY.

«Esperemos que se decida compensar y eso conlleve la eliminación de esos aranceles a la aceituna verde», agrega el responsable de la sección de aderezo del grupo cooperativo.

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