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Olivar superintensivo versus olivar en seto: ¿Qué plantación es más rentable?

Olivar superintensivo versus olivar en seto: ¿Qué plantación es más rentable?

La empresa Todolivo explica las diferencias entre ambos sistemas de plantación y compara sus producciones

inma lopera

Sevilla

Lunes, 12 de abril 2021, 10:17

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El olivar superintensivo y el olivar en seto no son lo mismo. De hecho, la empresa cordobesa Todolivo ha hecho un estudio comparativo de ambos sistemas productivos basados en sus ensayos de densidades realizados tanto en secano como en regadío a lo largo de las dos últimas décadas.

Las conclusiones señalan que el olivar en seto permite al agricultor producir una mayor cantidad de kilos de aceite de oliva virgen extra por hectárea, y hacerlo de un modo mucho más sostenible, eficiente y, sobre todo, rentable.

Por ello, hoy en día «Todolivo recomienda al cien por cien el olivar en seto. De hecho, el único olivar superintensivo que ya plantamos es por la demanda de algún agricultor particular que nos lo pida, pero intentamos transmitir a los agricultores lo que el campo nos ha demostrado en nuestras 250 hectáreas de ensayos», declara Felipe Oliva, director técnico de Todolivo.

La empresa comenzó en el año 97-98 con plantaciones superintensivas y cuenta todavía hoy con importantes fincas olivareras bajo este sistema. No obstante, «cuanto más avanzábamos en nuestros ensayos en campo nos fuimos dando cuenta de que con menos plantas por hectárea podíamos llegar al mismo fin productivo. Así fue como nació el olivar en seto», aclara el directivo.

Distintos marcos

Aunque a veces «superintensivo» y «en seto» se usan como sinónimos para hablar del olivar moderno, hay diferencias notables entre un sistema de plantación y otro, sobre todo, en lo que respecta a la distribución de las plantas en la parcela y a la formación de las copas de los olivos.

Así, el olivar superintensivo contempla una densidad de plantación mayor, superior a las 1.200 plantas por hectárea, pudiendo llegar incluso a las 3.000 plantas por hectárea. En cambio, en el olivar en seto el número de plantas es inferior, pues oscila sobre los 400 árboles por hectárea en secano hasta unos 1.160 en regadío, dispuestas en calles más amplias, que posibilita a cada olivo tener un mayor tamaño y un volumen de copa más iluminado por el sol, lo que a su vez permite producir una cantidad de aceite más elevada.

En cuanto a las similitudes, tanto el superintensivo como el seto comparten que se recolectan de forma mecánica y en continuo, por lo que la aceituna no toca en ningún momento el suelo, sino que va directamente del árbol al molino.

Todolivo ha comparado fincas de olivar superintensivo y de olivar en seto que gestiona en distintas provincias como Córdoba o Cáceres. De este estudio destaca, en primer lugar, un aspecto «esencial» que aportan las plantaciones de olivar en seto.

Se trata de «la mejor distribución de la masa foliar en la línea para captar la luz». «Los árboles disponen del espacio necesario para desarrollarse adecuadamente, quedando iluminados en todos sus puntos cardinales; posibilitando, además, que se le pueda practicar una poda natural inspirada en la de los olivos tradicionales que permite que éstos puedan captar de una forma más eficaz la radiación solar, logrando así que todos los años los agricultores puedan alcanzar en sus explotaciones rendimientos y producciones más elevadas».

Resultados en las fincas

El estudio muestra que, mientras que la finca El cercado de San Luis, en Villarubia (Córdoba), plantada con olivar superintensivo (2.000 plantas por hectárea) obtiene una producción media de 8.734 kilos de aceituna por hectárea y de 1.663 kilos de aceite de oliva virgen extra (AOVE) por hectárea; la finca Logrosán, en Cáceres, de olivar en seto (950 plantas por hectárea) obtiene una producción media superior, de 10.615 kilos de aceituna por hectárea y de 1.736 kilos de AOVE.

Otro aspecto fundamental del olivar en seto es «la reducción de costes», ya que «estamos poniendo la mitad de plantas que en el sistema superintensivo, tratando con fitosanitarios la mitad de plantas y podando la mitad de plantas, lo que se traduce en un importante ahorro para el agricultor», destaca Felipe Oliva. Igualmente, con el sistema en seto, «tenemos un 30-40% de ahorro hídrico, lo que supone menos coste en la factura del agua y de la energía».

El director técnico de Todolivo subraya que «el campo nos está diciendo que con 1.000 plantas por hectárea podemos llegar a producir 1.800-1.900 kilos de aceite de oliva de la máxima calidad, la misma cantidad que con 2.000 plantas por hectárea, pero reduciendo los costes tanto económicos al tener la mitad de plantas, como ambientales, por el menor uso de tratamientos fitosanitarios y de agua».

Además, la vecería típica del olivar, «se acentúa mucho más en el sistema superintensivo». En este sentido, el directivo explica que «el superintensivo tiene un crecimiento exponencial muy rápido y llega al tope productivo, pero permanece muy poco tiempo en ese tope y empieza con altibajos a partir de la sexta o séptima cosecha, cuando los costes se disparan y producir un kilo de aceite ya sobrepasa 1,60 euros el kilo».

En cambio, «en el olivar en seto el crecimiento es menos vertiginoso, llega al tope productivo y ese tope se mantiene más en el tiempo. Por ello, el coste de producir un kilo de aceite a partir de la sexta-séptima cosecha difícilmente sobrepasa 1,30 euros».

Por ello, el agricultor olivarero profesional «cada vez apuesta más por el sistema en seto». No obstante, muchos fondos de inversión siguen optando por el olivar superintensivo, pues «no piensan en dar vida a la plantación más allá de diez años», apunta Oliva.

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