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En una sala de la cooperativa Regadhigos manipulando higos.
El higo extremeño viaja a Estados Unidos, América Latina y Sudáfrica

El higo extremeño viaja a Estados Unidos, América Latina y Sudáfrica

Los productores de Extremadura, primera comunidad autónoma española en extensión y producción de este fruto, llevan tres años poniendo el foco en el mercado exterior

Álvaro Rubio

Miércoles, 25 de enero 2017, 23:34

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A 50 kilómetros de Cáceres, flanqueado por el curso del río Búrdalo, afluente directo del Guadiana, y con la Sierra de Montánchez al fondo, nace Almoharín, un pueblo de 2.000 habitantes en el que gran parte de sus familias se dedican al fruto por excelencia de la zona: el higo. Es el caso de Antonia Pallero Díaz. Su marido trabaja en el campo y se encarga de la recolección. Ella lo hace en la fábrica de la cooperativa Regadhigos desde hace 14 años. «En una mañana puedo llegar a manipular hasta 120 kilos. Antes trabajábamos dos meses y ahora ha aumentado a cinco debido a la buena aceptación de este producto en el mercado. Es un cultivo que da dinero y nosotros vivimos exclusivamente de él», confiesa Pallero.

No es para menos teniendo en cuenta que Almoharín es reconocido a nivel mundial por su producción de higo. De hecho, es el principal culpable de que Extremadura pueda presumir de ser la primera comunidad autónoma española en extensión y producción, con 11.791 hectáreas de higueras, más de la mitad del total nacional, según los datos de la Encuesta de Superficies y Rendimientos de Cultivos del Ministerio de Agricultura.

En producción, eso supone unas 10.000 toneladas anuales que se reparten en tres zonas de la región principalmente. En la provincia pacense destacan los términos municipales de Salvaleón, Barcarrota e Higuera de Vargas. Por su parte, en el norte de Cáceres, sobresale la comarca de La Vera y del Jerte, aunque la principal zona cacereña de producción de higos secos tiene su epicentro en Almoharín, a través de Regadhigos, una cooperativa que produce unos 800.000 kilos de higos anuales.

Desde allí salen cada año cientos de cajas con destino al mercado exterior. La mayoría de la producción es para consumo nacional, pero fue en 2013 cuando empezaron a poner el foco en diferentes rincones del mundo. Hoy, los higos extremeños llegan a toda Europa, a América Latina, a Estados Unidos, a Canadá y a Sudáfrica.

A ello se suman los derivados de este producto. El más conocido es el bombón. Sus fabricantes han dado con una receta que ha conquistado el paladar de más de 20 países. Entre ellos, Japón, Rusia y China.

«Hace poco tiempo que se han hecho nuevas plantaciones en la zona de Almoharín que pueden rondar las 150 hectáreas. En otras localidades como Arroyomolinos de Montánchez y alguna cercana a las Vegas del Guadiana también se están plantando cientos de hectáreas de higueras. En tres años veremos los frutos. Nuestro objetivo es aumentar el porcentaje de exportación, que ahora mismo se sitúa en el diez por ciento», explica Manuel Collado Fernández, gerente de Regadhigos, una sociedad que se fundó en 1987 y que cuenta con 400 socios.

Todos ellos saben muy bien a qué se refieren cuando escuchan la palabra calabacita. Es la variedad que se cultiva en Almoharín y se caracteriza por ser un fruto de pequeño calibre, delicada piel y un sabor muy dulce.

Esta variedad comienza a llegar a las instalaciones de Regadhigos a finales de julio, mes en el que empiezan a entrar cientos de kilos cada día. Así hasta noviembre, que es cuando se inicia la temporada alta en fábrica, un proceso que se alarga hasta mayo. Durante ese tiempo trabajan en la planta una 60 personas. Ellas se encargan de todo el proceso.

Lo primero es la esterilización mediante gases inertes. A continuación se procede a su limpieza y primera clasificación en cribas automáticas. Luego, los higos se transportan hasta las lavadoras de agua caliente y seguidamente pasan por el túnel de secado y enfriado hasta la clasificación definitiva por categorías.

De aquí, y en función de su tamaño y variedad, se distribuyen a la nave de fabricación de pasta o a la de envasado. En el primer caso, se procede a su trituración y refinado, para después en una máquina de inyección darle la forma adecuada a su formato de envase. En el segundo, el higo puede ser envasado natural, o harinado cuando se pasa por un recipiente cilíndrico, antes de ser pesado y envasado automáticamente.

En concreto, la cooperativa Regadhigos elabora sacos de 25 kilos, cajas de diez y de cinco, y bolsas de medio kilo. «Actualmente se consume todo lo que se produce. De hecho, nos quedamos cortos de cosecha para la demanda que hay», apunta Manuel , quien asegura que «el consumo de este fruto en los últimos años ha aumentado un 40 por ciento».

Y todo pese a que las campañas de los últimos años no han sido excelentes. «El verano, con altas temperaturas, ha provocado que se produzca un 20 por ciento menos. También ha bajado la calidad», confiesa el gerente.

Él matiza que al menos están ante un producto que, aunque como todos dependen mucho de la climatología, las campañas suelen ser muy similares. «Lo que peor le viene a este cultivo son los veranos con temperaturas muy elevadas y aires cálidos», asevera Manuel, que se conforma con que no se vuelva a repetir la campaña de 1997, la más fatídica que recuerda. «Llegaron muy pocos higos, la mayoría quemados por el sol».

20 millones de euros

El higo en Extremadura mueve más de 20 millones de euros. En esa cantidad se incluyen los empleos directos e indirectos que genera, así como el beneficio que se obtiene por la producción que este año se está pagando a 1,50 euros el kilo.

Sólo la Sociedad Cooperativa Regadhigos ha alcanzado durante 2016 más de un millón de euros con la venta de higos secos y frescos. Es uno de los ejemplos de que el cultivo se mantiene e incluso va en aumento, algo que sólo ocurre en la región extremeña. Según los datos del Anuario de Estadística Agraria del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, a partir de 2005 se produjo un lento declive de este fruto, con la excepción de Extremadura.

Pese a ello, dentro de Europa continental, España, junto con Grecia y Portugal, sigue manteniéndose como uno de los mayores productores de higo seco.

A nivel mundial, ese ranking lo lidera Turquía, que ha conseguido dominar comercialmente el mercado de consumo humano debido a su precio y al tamaño de sus higos de la variedad Sari-lop y Smirna. Con más de 7,5 millones de higueras produce anualmente más de 220.000 toneladas de higos secos.

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