Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
La mayoría de las cerezas del Jerte se comercializan a través de la Agrupación de Coopertivas del Valle, que cuenta con unas instalaciones de 25.000 metros cuadrados.
Cien millones de euros en cerezas

Cien millones de euros en cerezas

En la campaña cerecera, que ha comenzado con un mes de retraso, la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte espera recoger 14 millones de kilos de este fruto

Álvaro Rubio

Miércoles, 8 de junio 2016, 22:50

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Valle del Jerte está formado por once municipios, 373 kilómetros cuadrados y una población de 11.300 habitantes. De ellos, casi el 90 por ciento vive del fruto por excelencia de esta zona: la cereza. La prueba está en el número de socios que forman parte de la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte. 3.500 integrantes, que se resumen en 3.500 familias. Todas ellas viven pendientes del tiempo; se acuestan y se levantan mirando al cielo y cruzando los dedos para que las condiciones climatológicas sean las óptimas y se dé bien la campaña.

La de este año ha empezado tarde. Concretamente, con un mes de retraso. El primer día que entraron cerezas en la cooperativa fue el pasado 18 de mayo. Y no lo hicieron «muy tocadas» por las últimas lluvias, según el presidente de la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte, Emilio Sánchez. Sin embargo, sí en pequeñas cantidades y escalonadamente.

El primer día tan sólo entraron 100 kilos, una cifra insignificante para unas instalaciones de 25.000 metros cuadrados que en 2015 produjeron 15 millones de kilos de cereza. «Hace dos años batimos el récord de producción con 22 millones. En esta campaña, si todo marcha bien y si no hay inclemencias climatológicas, andaremos en los 14 millones», afirma Miguel Perera, gerente de la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte.

En el Valle se cultivan más de cien variedades de cerezas, pero con Denominación de Origen Protegida sólo hay cinco tipos: Ambrunés, Pico Limón Negro, Pico Negro y Pico Colorado -todas ellas picotas-, y la Navalinda.

Para poder degustar las anteriores habrá que esperar hasta mediados de junio, aunque ya se pueden encontrar en el mercado las primeras cerezas procedentes de esta comarca cacereña, concretamente de las variedades Burlat y Early Lory.

En cuanto a la producción, en temporada alta, al día entran en las instalaciones medio millón de kilos de cereza. Es lo que producen las 16 cooperativas que forman parte de una agrupación que factura 55 millones de euros anuales. Gran parte de esa cantidad se debe exclusivamente a la cereza, que «en toda Extremadura genera unos 100 millones de euros anuales en las empresas que se dedican a esta industria», detalla Perera, quien apunta que realizan el control de todo el proceso de la fruta fresca, desde la recolección, pasando por la entrega en la cooperativa y envío a la agrupación, hasta el calibrado, envasado, almacenamiento y la distribución. Además, hacen un proceso similar con castañas, frambuesas, aceitunas e higos secos. De esos productos, salen cada año de la Agrupación 2.100, 700, 3.000 y 500 toneladas respectivamente.

Detalla que en los últimos años están apostando por diversificar el mercado y fortalecer el sector de los transformados, es decir, todos esos productos que tienen como materia prima la cereza pero que llegan al consumidor en otro formato. Estos ocupan un 30 por ciento de la producción total y los más conocidos son la mermelada, el licor, el aguardiente, los bombones y las picotinas, que son picotas maceradas en aguardiente.

Para la destilería usan una cereza que, por calibre, los mercados no aceptan. Algo parecido sucede con la mermelada, para la que utilizan los frutos más pequeños. «Nosotros nos encargamos de deshuesar la fruta y la congelamos. Luego, es una empresa externa la que elabora la mermelada. En el caso de las bebidas, desrrabamos las que no son picotas, las fermentamos y las dedicamos a licores».

En total, comercializan unos 30.000 tarros de preparado, el nombre con el que denominan a la mermelada, que en este caso no tiene azúcar añadido. «En China hay una gran demanda. Asistimos a ferias para comercializar y crecer en la línea de derivados con diferentes formatos. «El pequeño es el que más está creciendo», detallan desde la cooperativa.

En cuanto a los productos de destilería, utilizan un millón y medio de kilos de cereza, lo que supone un 10 por ciento de la producción. El proceso empieza con la campaña. De hecho, ahora acaban de terminar de destilar todo lo que se hizo durante el año pasado.

En ese sector, por un lado destaca el aguardiente Kirsch, con 42 grados de alcohol, un producto que ha sido considerado en el año 2015 la mejor bebida destilada de España. Sin embargo, no se conoce mucho, ya que el mercado se ha centrado en el ámbito local. «Actualmente queremos venderlo en la región, para luego salir fuera de las fronteras extremeñas a países como Estados Unidos. De hecho, ya estamos negociando con distribuidores del continente americano», asevera el gerente.

Para la elaboración del kirsch se sigue un proceso que dura más de un año. Las cerezas llegan a la destilería a través de unas tuberías, previo paso por una máquina en la que se les ha quitado el rabo, se han lavado y se les ha roto la pulpa. Pero conservan el hueso. Allí se depositan en los 40 tanques de fermentación de 25.000 litros cada uno, con capacidad para un millón de kilos de cerezas. Este paso dura 27 días.

Después de ese tiempo, las picotas que entraron en los tanques salen convertidas en un caldo mediante fermentación espontánea.

Tras ella, llega la destilación, que se realiza en los alambiques. En concreto, en tres de 3.000 litros cada uno.

La destilación lo divide en tres fracciones. «La primera de ellas son las cabezas, que tienen un porcentaje alcohólico del 70 por ciento, la segunda son las holandas, que son las que usamos para elaborar el aguardiente, y la tercera, las solas superiores con una graduación alcohólica entre el 20 y el 25 por ciento», explica Juan Luis Muñoz, responsable de transformados de la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte.

Las holandas pasan a unos tanques de acero inoxidable, donde permanecen durante un año. La mitad de ese tiempo tendrán cerezas macerándose en su interior, lo que ayuda a que coja todo el aroma. El periodo de doce meses sirve para que el aguardiente repose, se asienten los alcoholes y su sabor quede redondo.

Al abandonar los tanques, se le añade agua hasta rebajar su graduación alcohólica al 42 por ciento, y se embotella. En este momento, el kirsch ya está listo para salir al mercado. La cadena de distribución lleva el producto hasta varios países centroeuropeos como Francia, Suiza o Alemania.

La cifra de litros de aguardiente que se produce en la agrupación es difícil de calcular, ya que depende de la campaña cerecera. Lo que sí es siempre igual es que de cada millón de kilos de cerezas se obtienen 60.000 litros de alcohol puro.

Por su parte, la elaboración de licor es diferente, ya que no existe un proceso de destilación, sino de maceración. Además, cuenta con 17 grados de alcohol.

Empleo

En torno a todos esos procesos y productos (fresco y transformado), la cooperativa emplea a 1.100 personas en plena campaña. A ellos se suman los empleos indirectos para labores como el transporte. «Nuestra filosofía es tratar de crear todo el empleo posible en la zona», comenta Miguel, que detalla que el pasado 1 de marzo se abrió el plazo de envío de solicitudes para trabajar en la presente campaña y se prolongó hasta el día 30 de abril. Entre los puestos ofertados, destacaban los de mozos de almacén, clasificadores, auxiliares administrativos, auxiliares de control de calidad y escandalleros. Ninguno de ellos era para trabajar en el campo directamente.

«Los trabajadores están contratados durante tres meses y cuando acaban la cereza empalman con otros productos como la frambuesa, el higo y la ciruela», comenta Miguel, al tiempo que destaca que, como industria, tratan de diversificar el mercado para intentar que la crisis económica no se note. «Por ejemplo, el mercado de la picota está muy centrado en el Reino Unido, donde es una fruta muy reconocida», añade.

Alemania, Italia, Brasil y China son algunos de los países a los que también exportan. En total, el 55 por ciento de la producción sale de las fronteras nacionales. «Este año, por ejemplo, hemos hecho promoción en Dinamarca y Suecia también», concluye.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios