El ganador de los cinco millones es un vecino de La Pesga
Por la mañana se fue a la finca a ver las ovejas y por la tarde jugó la partida como si nada
A.S.O.
Viernes, 27 de enero 2012, 20:09
Máximo, alias 'el maño', celebró los cinco millones que le dejó el sorteo de la Primitiva de ayer, jugando la partida de cartas con toda normalidad con los amigos, como hace cada tarde en un bar de La Pesga, la localidad del norte de Cáceres en donde vive con la familia.
Impertérrito y sin levantar la mirada de las cartas, aseguró con sorna que ya sabe lo que es ser agraciado por la lotería y que el dinero no le va a cambiar la vida.
Prueba de ello es que esta mañana cumplió con su trabajo de siempre. Se fue al campo a matar dos corderos que tenia comprometidos para vender. Porque los compromisos son para cumplirlos, dijo. Después llamó a los amigos y se tomaron unos vinos. Solo la presencia de empleados de los bancos a la busca de la fortuna le hizo quitarse de en medio y buscar refugio en la finca.
Máximo supo que era millonario en euros anoche, en torno a las once. Lo descubrió al consultar el teletexto. Primero creyó que tenía solo cinco aciertos. Relatan los amigos que se dijo 'me habrán tocado cinco o seis millones' (de pesetas), pero luego vio que llevaba seis aciertos y dio un grito, llamó a la mujer y despertaron al hijo que vive con ellos.
"Yo he dormido a medias, he pegado poco ojo", declaró el vástago que llevaba todo el día de fiesta con los amigos en la cochera de la casa. "A mí me pillaron durmiendo, recordó, me despertaron las voces de mi padre. Subió mi madre y me lo dijo, no podía dormir y se me hicieron las tres y pico sin pega ojo, y yo me decía, que no puede ser, que no puede ser". Pero es verdad.
El boleto que rellenaron lo constata. El hijo lo llevó al banco antes de que abriera, cuentan en el pueblo. Y a partir de ahí se extendió la noticia en esta localidad de 1.300 vecinos que es testigo y partícipe de la buena suerte de Máximo. Es la tercera vez que le toca la lotería. Hace 10 o 12 años, fueron 30 millones de pesetas en la Once. Con eso compró un restaurante en Alicante, informan algunos vecinos. Después, un millón de pesetas en la Nacional Y ahora este golpe de suerte supremo.
La normalidad de Máximo mientras juega la partida en el bar con la rutina de cada tarde no delata la larga noche que vivió. Un ahora escasa dice que llegó a dormir. Y que enseguida se le vino el día encima. Cuenta que jugó la Primitiva en Plasencia, porque habían venido su mujer y él al oftalmólogo. "Siempre que voy echo en el mismo sitio, en la calle del Sol, compro el mismo número de lotería nacional para el sorteo del sábado y juego esa combinación, un fijo de ocho apuestas que sigo jugando desde que empezó la Primitiva con los mismos números». El que la sigue la consigue