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se desconocía el paradero desde el 2008

Encuentran el sello desaparecido de la Biblioteca de Barcarrota

La Junta confirma que el símbolo estaba guardado en una caja fuerte de la Consejería de Cultura

J. JOAQUÍN RODRÍGUEZ LARA

Viernes, 11 de febrero 2011, 15:07

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Horas después de que el Diario HOY publicara la noticia de la desaparición de la nómina de la Biblioteca de Barcarrota, un amuleto hecho en Roma en el siglo XVI que fue del portugués Fernão Bradão, la Junta ha localizado la pieza. Confirma que el símbolo estaba guardado en una caja fuerte de la propia Consejería de Cultura. Esta tarde estará a disposición de los medios de comunicación que quieran verlo y tomar imágenes.

Con independencia de cuando se perdiera, la Junta no detectó la desaparición de la nómina-amuleto de la Biblioteca de Barcarrota hasta mediados de 2008, cuando la pieza fue requerida para una exposición. Así lo aseguró ayer la Consejería de Cultura en un comunicado remitido a HOY. Añade que desde ese momento iniciaron "múltiples gestiones para localizar el documento. Entre otras acciones, se está analizando toda la documentación disponible y se está buscando de manera exhaustiva en todas las dependencias donde pudiera encontrarse.

La propia Consejería de Cultura emitía un comunicado esta mañana diciendo que "en la actualidad se está cerrando ese proceso a través de un procedimiento de investigación interna". Proceso que ha tenido un rápido resultado.

Hasta hoy se desconocía dónde estaba la nómina, una de las piezas más significativas de la conocida como Biblioteca de Barcarrota. Llevaba perdida muchos años, pero la Administración regional extremeña no sabía de su paradero hasta esta mañana. Es una pieza que, por su singularidad y por su grafismo, ha sido utilizada como símbolo del conjunto de textos que se descubrieron emparedados en las tapias de una vivienda de Barcarrota. Uno de esos textos es una edición, impresa en Medina del Campo (Valladolid) en 1554 y completamente desconocida hasta entonces, de La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades. Una joya bibliográfica de precio incalculable.

Al descubrirse, en agosto de 1992 y de forma casual, este conjunto bibliográfico y documental de enorme valor, tanto cultural como histórico y material en cuya salvación tuvieron un papel destacado el alcalde Barcarrota, Santiago Cuadrado, y el historiador Fernando Serrano Mangas los ojos de los expertos se volvieron hacia Barcarrota y su biblioteca secreta, integrada por diez textos impresos, otro texto manuscrito y un amuleto, también conocido como nómina. El Lazarillo de Barcarrota se convirtió en el centro de atención de los máximos especialistas en la literatura española del Siglo de Oro, pero en la Biblioteca de Barcarrota había también otras obras de enorme importancia para el conocimiento de lo que fue Extremadura durante los siglos XVI y XVII. Una de esas valiosas piezas es la desaparecida. La nómina es un amuleto que se hizo en Roma, el día 23 de abril de 1551, y perteneció al portugués Fernão Brandão. Debería estar, con todas las demás en la Biblioteca de Extremadura, en Badajoz, pero al parecer nunca fue depositada en sus instalaciones.

El texto de la pieza, en latín, es el siguiente: «Dichoso tú que has creído en mí, sin haberme visto. Porque de mí está escrito que los que me han visto no creerán en mí y que aquellos que no me han visto creerán y tendrán vida. Mas acerca de lo que me escribes de llegarme hasta ti es necesario que yo cumpla aquí por entero mi misión y que, después de haberla consumado, suba de nuevo al que me envió. Cuando haya subido, te mandaré alguno de mis discípulos que sanará tu dolencia y os dará vida a ti y a los tuyos».

El nombre del discípulo sanador propuesto por el médico romano aparece en la orla exterior de la nómina barcarroteña: FERNAOM BRAMDAOM PORTVGES DEVRA SIGNOR DE SAOM M(ARC)OS INGENIORVM CACVMEN. Es decir, el portador de esta nómina es el aventajado alumno que se envía desde Roma.

A la nómina se le perdió la pista el año 1999. Los libros, descubiertos por el albañil Antonio Pérez Ramos cuando realizaba una obra en el doblao (desván) de la casa de Antonia Saavedra, en Barcarrota, fueron comprados por la Junta de Extremadura, que pagó 15 millones de pesetas por la biblioteca, aunque solo El Lazarillo podría valer entonces diez veces más. Ante la importancia del hallazgo, el propio Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que entonces era presidente de la Junta, lo presentó a la opinión pública. Inmediatamente comenzó el estudio de los diferentes textos y su reproducción en ediciones facsímiles, para poner al alcance del público copias idénticas a los originales. La Junta guardó la Biblioteca de Barcarrota en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), en Badajoz, pero la nómina estuvo depositada, al parecer, en una caja fuerte de Caja de Extremadura en Mérida, de donde fue retirada por el entonces director de la Editora Regional, Fernando Tomás Pérez González, ya fallecido, según consta en un autógrafo depositado en la propia caja.

A la pieza desaparecida se le perdió la pista años antes de que empezara a funcionar la Biblioteca de Extremadura. Su director, Justo Vila, no ha querido hacer comentarios sobre lo que, a todas luces, parece ser una mala gestión en la custodia de un bien de titularidad pública que ha derivado en la desaparición de una pieza importante del patrimonio histórico y cultural extremeño. Justo Vila se limita a decir que el amuleto desaparecido jamás ha estado en la Biblioteca de Extremadura a pesar de lo cual está en la web del centro que Vila dirige y remite, para cualquier otra aclaración, al gabinete de prensa del Gobierno extremeño. Ni siquiera accede a explicar Vila qué tipo de medidas se han tomado y se continúa tomando para hallar la pieza desaparecida, desde que se supo que la había retirado de la caja fuerte la persona que fue director de la Editora Regional.

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