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Miguel Ángel Nieto | Pedro Fernández
Jueves, 21 de enero 2010, 18:53
Cuatro localidades extremeñas están en pie de guerra por la situación de sus centros educativos. Se trata de Guareña, Trujillo, Campanario y Mengabril, cuatro municipios que se han manifestado para exigir que los desperfectos que existen en sus centros sean subsanados.
Más de 300 alumnos del I.E.S. Eugenio Frutos de Guareña se han manifestado esta mañana para denunciar la mala situación del gimnasio del centro y la falta de material con la que cuentan. Los alumnos han cortado incluso la carretera Ex-105 que une Don Benito con Olivenza y que atraviesa la localidad. Los alumnos aseguran que ha perdido un 30% de clases prácticas entre diciembre y lo que llevamos de enero debido a las lluvias caídas y la cantidad de goteras que reúne el gimnasio.
Los últimos en sumarse han sido los alumnos y profesores del I.E.S. Francisco de Orellana de Trujillo, que durante dos horas han realizado un parón para protestar por las carencias en el Instituto.
Pero las protestas comenzaron el pasado día 14, cuando los padres y alumnos del colegio Nuestra Señora de Piedraescrita de Campanario se concentraron tras derrumbarse una parte del techo de un aula de Infantil y los padres denunciaron el "deterioro" que presentaban las instalaciones. Al menos un 70% de los alumnos secundaron la protesta y no asistieron a las clases, según confirmó a HOY el director del centro, Anastasio Pajuelo. El colegio de Campanario reparte a sus alumnos en tres edificios diferentes, por lo que los padres piden a la Junta la construcción de un nuevo colegio.
Mientras en Mengabril, unos 50 alumnos llevan sin asistir a clase desde el pasado martes como protesta por los desperfectos que presenta el colegio público Santa Margarita y exigen que el compromiso de la Junta de arreglar el centro lo presenten por escrito. Hasta entonces, el medio centenar de alumnos no volverá a pisar el centro como medida de protesta ya que, como aseguran algunos padres, prefieren que sus hijos "pierdan el curso a la vida". Según la presidenta de la Ampa, Ana González, el colegio tiene unos treinta años y durante ese periodo no se ha reformado ni una vez, excepto unas mejoras que hizo el Ayuntamiento en el aula de Infantil el año pasado. Los padres denuncian que el centro presenta ventanas rotas, goteras, deterioro en azulejos y puertas en los cuartos de baño y deficiencias en la instalación eléctrica, lo cual les impide utilizar los ordenadores. "Tenemos ordenadores nuevos, pero no los podemos enchufar porque salta la luz" sentenció uno de los padres.
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