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La ingrata tarea de poner adoquines bajo una capucha
BADAJOZ

La ingrata tarea de poner adoquines bajo una capucha

La lluvia continua que está cayendo retrasa las obras en plena calle y tiene desesperados a cientos de albañiles «La lluvia es lo peor, preferimos el calor del verano»

J. LÓPEZ-LAGO

Jueves, 31 de diciembre 2009, 02:15

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Como un ejército en combate o un equipo de fútbol en pleno partido, los obreros de la construcción llevan toda la semana replegándose a cubierto y volviendo a salir hacia adelante a los pocos minutos. Todo por culpa de la lluvia.

Cuenta Manuel Cabeza, encargado de la constructora Vaysaca que está realizando la obra de la calle Obispo, que hacía tiempo que no llovía tanto ni tan seguido, razón por la que esta obra, igual que tantas otras, se estén retrasando en los plazos marcados. «Con tanta agua que cae lo que pasa es que el trabajo que hacemos por la mañana se lo lleva la lluvia por la tarde. Ponemos las juntas entre los adoquines y el agua las barre hacia abajo, así que tenemos que volver sobre lo mismo una y otra vez».

En general, los obreros prefieren el invierno al verano para trabajar, pero si los meses fríos vienen con lluvia la opinión cambia, «entonces es mejor el calor porque con el traje de agua no se puede trabajar bien. No te puedes mover, sudas muchísimo porque el plástico no transpira y al maniobrar para coger cosas de peso se suelen rajar las mangas y los pantalones, aunque la verdad es que cuando el agua que cae es fina algo te quita y es mejor tenerlo puesto para no acabar calado», declaraba ayer José Luis Carretero un oficial de segunda que vive en Mérida y que está cansado de que en las últimas semanas no haya ni un día de tregua.

«Sólo de venir en el coche temprano lloviendo ya te imaginas lo que te espera el resto del día», dice mientras se pone, otra vez, las botas de goma en la caseta-contenedor que hay en la Plaza de España y que visitan varias veces durante la mañana para cambiarse.

En la Plaza de la Soledad ha sido la lluvia la que también ha retrasado el plazo de entrega, por lo que habrá que pedir prórroga al gobierno central, que financia esta obra con cargo al Plan E. «Por suerte ya sólo nos queda la solería (pavimento) y esto se puede hacer mientras llueve. Si llega a llover tanto cuando teníamos abiertas las zanjas para poner las instalaciones de cables y conducciones hubiera sido todo más complicado. Ahora llevamos un mes con agua y hay veces que no sabes qué hacer porque de repente llueve y al rato hay un claro así que no puedes parar el trabajo y mandarlos para casa», explica Juan Cerro, con catorce empleados a su cargo como responsable de la obra que está teniendo lugar en la Plaza de la Soledad.

Blas Viñuela es uno de ellos y decía ayer que el traje de agua es muy incómodo porque sudas dentro de él. «Habría que inventar el casco con paraguas incorporado», bromea.

A pocos metros sigue colocando adoquines Jesús Piñero, obrero de Montijo que prefiere no quitarse el chubasquero porque no hay más que mirar al cielo para saber que dentro de un rato se lo tendrá que poner otra vez. «Llevo trabajando en la construcción desde los 14 años y tengo 40. Te aseguro que con lluvia es como peor se pasa porque siempre seguimos un poco mientras chispea hasta que ya no se aguanta. Por suerte, al trabajo que estoy haciendo ahora no le afecta al agua porque el adoquín se sigue pegando al cemento».

En la Plaza Chica los albañiles de Joca lo tienen un poco mejor mientras siguen rehabilitando el antiguo mercado de Santa Ana, aunque hay que cubrir los sacos de cemento con un plástico varias veces al día. La arena de igual, se le echa luego un poco menos de agua para hacer la mezcla y no hay problema, explica Tomás Pérez, cacereño con más de 30 años de experiencia. «La ventaja -dice- es que aquí tenemos mucha tarea bajo techo. Precisamente por si aparece la lluvia todas las obras empiezan por la cubierta. Yo prefiero el calor a la lluvia, que además suele retrasar el trabajo. Pero antes era peor porque llovía igual o más que ahora y no había ni botas ni guantes ni trajes de agua. Imagínate».

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