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Las lecturas de Don Santiago
LITERATURA

Las lecturas de Don Santiago

Parte de los libros que fueron de Ramón y Cajal se guardan en Trujillo

MERCEDES BARRADO TIMÓN

Domingo, 29 de noviembre 2009, 17:44

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A don Santiago Ramón y Cajal le gustaba leer. Y la lectura estimulaba sus reflexiones que, a su vez, impulsaban la mano que en el margen del libro dejaba observaciones, pensamientos y alguna interrogación de vez en cuando. «Ignoraba el cándido Godoy que Inglaterra tenía más interés, aunque las discordias interiores acabaron con Francia» apuntó don Santiago en la página 71 del primer tomo de las 'Memorias de Godoy', allí donde el extremeño, favorito de Carlos IV, se preguntaba las razones de la soledad política del monarca. Y más adelante, en la página 77, señaló don Santiago que «es curioso el parecido entre este mesianismo universal de la revolución y el de los bolcheviques». Estos apuntes y otros muchos, que nos ilustrarán sobre la forma en que don Santiago Ramón y Cajal se relacionaba con los libros de su propiedad, están al alcance de bibliófilos, estudiosos y fetichistas ahora que una parte muy importante de la biblioteca del sabio español que recibió el Nobel de Medicina en el año 1906 ha pasado a pertenecer a la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.

La Academia, con sede en el Palacio de Lorenzana de Trujillo, es la depositaria de este importante legado que le ha sido hecho llegar por expreso deseo de Encarnación Ramón y Cajal, nieta del famoso científico español, viuda del académico cacereño García Durán Muñoz, fallecida en el año 2008.

Los libros de don Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, 1852-Madrid 1934) constituyen un importante porcentaje de los 7.000 objetos que entre libros, folletos y revistas ha legado a la Academia este matrimonio que no tuvo hijos y que gustaba de recibir a sus amigos en un ambiente de acogedora conversación para consultar algunas de las joyas bibliográficas del Nobel. A la muerte de éste, su abundante biblioteca fue repartida equitativamente entre sus herederos y se desperdigó por el territorio nacional. El profesor Antonio Viudas Camarasa recuerda que Nana, como llamaban familiarmente a Encarnación, contaba que algunas colecciones habían quedado partidas por la mitad. Viudas Camarasa dice que, poco antes de morir, ella misma envió a Zaragoza a sus familiares una parte de 'Los anales de la Corona de Aragón' (1562-1580), de Jerónimo Zurita, que estaban en su poder, a fin de que tuvieran completa esta obra de la que sólo existen cuatro o cinco ejemplares en el mundo.

Todos los libros del legado García Durán-Encarnación Ramón y Cajal están marcados por el ex libris del esposo, un intelectual cacereño fallecido en 1994, que también fue académico y que hace constar de su propia mano en la página de apertura que 'proceden de la biblioteca de Ramón y Cajal' en aquellos que fueron heredados del ilustre científico.

García Durán, «un noble liberal y muy culto», en palabras de Antonio Viudas Camarasa, había trabajado en profundidad la significación de la obra de don Santiago y colaborado en una biografía del Nobel junto a Francisco Alonso Burón. El primer Boletín de la Real Academia de Extremadura publicó en el año 1990 un trabajo suyo titulado 'La decadencia económica española en el pensamiento de Cajal'.

Encarnación donó también a finales de 2007 al Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres un bronce de la mascarilla mortuoria que se hizo de don Santiago.

Pensamiento

Los libros de Ramón y Cajal aún tienen que ser catalogados y estudiados pero, a priori, ofrecen una información importantísima sobre los gustos literarios del Nobel de Medicina y su inclinación a la hora de informarse sobre ensayos y movimientos filosóficos o políticos. Esas son en general las áreas de pensamiento en que se mueven los libros que han sido donados a la Academia extremeña, aparte de algunas joyas bibliográficas destacadas. Hay cantorales en excelente estado de conservación, encuadernados en madera, cuero e hierro; hay un Libro de Salmos de 1554, 'Elucidationes' a todos los salmos, editado en Amberes al parecer por un yerno de Plantino.

Las dedicatorias de otros libros nos ilustran sobre la admiración que por el Nobel profesaban alumnos y conocidos. 'A mi sabio maestro don Santiago Ramón y Cajal', escribe Jerónimo Mejías en 1929 para dedicarle el libro 'La primera vuelta al mundo en el Graf Zeppelin'. 'A don Santiago Ramón y Cajal que es como decir el cerebro de España' apunta el autor de un estudio sobre la obra de Concha Espina.

Tarrida del Mármol, teórico anarquista español le dedica en 1908, su 'Problemas trascendentales', una defensa de las tesis anarquistas desde la ciencia, editado en París.

En el libro 'Por España y contra el Rey', de Vicente Blasco Ibáñez, una nota manuscrita nos advierte que «contra él protestó don Santiago en unas declaraciones hechas en el periódico 'La Monarquía'».

Extremeños

Al académico extremeño, Manuel Pecellín, un somero repaso a estos datos que se desperdigan por las lecturas de don Santiago le sugieren que el Nobel era «un lector atento y cómplice». No sería descartable una línea de estudio que investigue la atención que don Santiago prestó a los autores extremeños de su época. En el legado figura una 'Historia de la matemática de España', de Ricardo Vera, el matemático extremeño, editada en 1933. El libro tiene una nota de García Durán Muñoz que señala que perteneció a Ramón y Cajal y que las notas son de su propia mano y la encuadernación es de Encarnación.

La edición de las 'Memorias de Godoy' a las que se aludía al comienzo del artículo es de 1836 y hay cinco tomos. También puede verse una primera edición crítica de las Cartas de Pedro de Valdivia, de 1929, que «a nombre de mi gobierno y del autor», le dedica el embajador de Chile. Están allí también varios volúmenes de Emilio Castelar.

Otros apuntes nos permiten acercarnos a los libros que no llegó a terminar, caso de 'La ciencia española' de Menéndez Pelayo, en tres tomos. Manuel Pecellín apunta que, tras leer este libro, Unamuno exclamó en su día que «ahora si que estoy convencido de que no hubo científicos españoles». Y también aquí hizo anotaciones don Santiago. La más contundente es sin duda aquella que afirma que «los modernos españoles no han hecho cosa mayor en matemáticas».

En los anaqueles figuran también fotocopias de manuscritos del Nobel con pensamientos a vuela-pluma, apuntes contables e incluso dibujos firmados por Cajal que pueden deberse a la excelente mano para la pintura del científico. Uno de ellos es un autorretrato, otro presenta a dos tipos masculinos y hay otro de dos mujeres. Están hechos en páginas desprendidas de libros. Uno de ellos tiene por detrás un índice. En otro papel figura una receta lacónica que dice así: 'Limonada purgante de citrato de magnesia. 30 gramos de citrato'.

Otra reflexiona sobre el amor: «Amor eterno: es el juramento de los amantes antes del matrimonio. He aquí las ilusiones de la juventud, pero la juventud pasa y ya nos contentaríamos todos con que la pasión por el ídolo se convirtiera en sincera y rara amistad». También hay una copia de carta de la Junta de Ampliación de Estudios, a la que el Nobel perteneció. Es de abril de 1936, cuando él ya había muerto y se interesa por la posibilidad de reeditar algunos títulos de obras de don Santiago.

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