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Viejas recetas en un nuevo entorno
OPINIÓN

Viejas recetas en un nuevo entorno

ROGELIO MENÉNDEZ OTERO

Jueves, 18 de junio 2009, 02:20

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CINCO de enero de 2009. Una furgoneta avanza lentamente entre las cinco millones de motocicletas censadas en Hanoi, Vietnam. Cuando dos de los pasajeros somos identificados como españoles, el guía local nos proporciona inmediatamente un informe detallado del partido disputado la noche anterior entre Real Madrid y Villarreal, retransmitido en directo por la televisión local. No es casualidad: después de Zara, Santander y Mango, el Real Madrid es la marca española más reconocida internacionalmente, según el ranking elaborado por el Foro de Marcas Renombradas Españolas. En países como China incluso la primera.

En la industria del espectáculo deportivo-futbolístico, el Real Madrid es el que ocupa el indiscutible número uno, el mejor club del siglo XX según la FIFA y el de mayor presupuesto (365 millones anuales de ingresos en el ejercicio 2007/8). Y un auténtico campeón en la explotación de la marca a través de la potenciación de los ingresos por 'marketing' y 'merchandising', que alcanzaron en la temporada 2005/6 los 116 millones de euros y supusieron un 40% de los ingresos ordinarios del club: venta de camisetas y demás, visitas a museo y estadio, gestión del palco, escuelas deportivas, canal temático, 'esponsorización', licencias, derechos de imagen... unido a la explotación y venta de derechos audiovisuales, giras y retransmisión de eventos deportivos.

A la consolidación de la marca contribuirá sin duda alguna la espectacular repercusión mediática que están teniendo los fichajes de Kaká y, especialmente, de Cristiano Ronaldo. Fichajes que no hacen sino forjar el destino merengue como referencia futbolística mundial estupendamente representada por la película 'Gol II: viviendo el sueño' de la factoría Disney, en la que un joven mexicano salta a la fama al ser fichado por el Newcastle inglés y en la segunda entrega alcanza el Olimpo de los dioses al llegar al Real Madrid. Este ambiente entusiasta se puede resumir en las palabras de Chubby Chandler, director de la empresa Sports Management, que sostiene que «la figura de Cristiano Ronaldo no tiene límites». El dinero, lamentablemente, sí los tiene.

En un club moderno como el Real Madrid, los dos activos principales son la marca y las propiedades inmobiliarias. Por desgracia éstos son, precisamente, los activos en los que la contabilidad muestra todas sus limitaciones: la utilización del principio contable del precio de adquisición y las alternativas contables que permiten las normas convierten los estados financieros de la entidad en un documento inútil a la hora de tomar decisiones, al menos en su formato original. Así nos encontramos con que la revalorización de las propiedades inmobiliarias no se reflejan según se van produciendo con el transcurso de los años, sino en el momento en el que éstas se realizan.

En el año 2001 se firmó un acuerdo entre el Real Madrid, Ayuntamiento y Comunidad para la recalificación y posterior venta de la Ciudad Deportiva de Plaza de Castilla, con unas plusvalías de 480 millones de euros. Estos ingresos extraordinarios permitieron saldar el elevado endeudamiento bancario que arrastraba el club y reducir el general a un 81% en 2006 (en 2008 bajó hasta un 76%); amortizar anticipadamente el activo inmaterial o lo que es lo mismo, los multimillonarios traspasos de los jugadores; impulsar la cuenta de resultados al eliminar el pago de intereses por una parte y el gasto por amortizaciones por otra (al utilizar recursos valiosos -jugadores- ya amortizados); y disponer de un remanente de tesorería de 100 millones para futuras operaciones.

La anterior operación no fue, sin embargo, del agrado de clubes como el Manchester United o el Bayern de Munich que entendieron que suponía una subvención encubierta al club merengue y presentaron una reclamación ante la Comisión Europea. Estos ingresos extraordinarios, unidos a la multiplicación por cuatro de los ingresos por 'marketing' anteriormente citados, devolvieron al Real Madrid, en el año 2006, a una situación relativamente saneada, en comparación con otros clubes, tanto a nivel de balance como de cuenta de resultados. Y si funcionó razonablemente en el pasado el sistema de ingresos por 'marketing' y especulación urbanística por equipo de estrellas, ¿no puede funcionar el mismo sistema con los fichajes de Kaká y Cristiano Ronaldo?

Desde luego la situación es bastante diferente a la de 2006, cuando Florentino Pérez abandonó el Real Madrid. Los ingresos por 'marketing' funcionan como la máquina bien engrasada que dejó tras su anterior etapa, pero desde luego no son inmunes a la situación de crisis actual, con un mercado publicitario bajo mínimos. Una salida rápida de la crisis podría suponer un alivio, pero no está demasiado claro que esto vaya a ocurrir.

En todo caso, el segundo apoyo, el inmobiliario, que fue crucial para cuadrar económicamente la etapa anterior, no parece que vaya a realizar contribución alguna a corto plazo, más que la de utilizar el Santiago Bernabéu como garantía (a medio plazo ya es otra historia). En ausencia de este apoyo, el endeudamiento del club, que se había moderado hasta un 76%, volverá a incrementarse hasta un 82% como consecuencia de los últimos fichajes. Según los criterios de solvencia habituales, la entidad se estaría aproximando a una situación de quiebra técnica que podría llevar a alguien a preguntarse: ¿Estaría en condiciones el fichaje de Cristiano Ronaldo de comprometer el futuro del club? La respuesta es un rotundo no. Son muchos los clubes españoles en situación mucho más delicada que el Real Madrid, que han gozado del cariño de las Administraciones locales y autonómicas, incapaces de asumir el coste político de permitir su desaparición. El problema es que a algunas de estas administraciones tampoco les salen ya las cuentas y necesitan nuevos ingresos. ¿Llegaremos a pagar en el futuro un céntimo futbolístico al llenar nuestro depósito? Seguramente no con ese nombre.

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